CAPÍTULO. 1

5 0 0
                                    


Las risas son características que me forman como la persona que soy. Reflejo de una "excelente" persona,"modelo a seguir" y dedicada a su "trabajo". Todos creen eso de mí, no me doy el lujo de demostrar mi verdadero yo, a nadie le importa eso y no soy de esas que le toma confianza a cualquier a penas llegan. De la casa a mi trabajo y de mi trabajo a la casa, no me gustan las fiestas, no me gusta interactuar con mucha gente, no me gusta revelar información personal. De ningún tipo.

—¡Raquel...!

Si esa soy yo, una chica de contextura delgada y en forma, entreno mucho, me ayuda a mantener la mente despejada.

—¡Eh! ¡Raquel!—. Su voz suena a la distancia y yo me volteo para encontrarle. Le sonrío al mirar y aguardo para escucharlo. —Lo siento, no quise detenerte pero... Quería saber si podías acompañarnos a cenar ésta noche, queremos invitarte desde hace una semana pero siempre sales y te vas a tu casa muy rápido—. Su voz es entrecortada, agitada, tal vez venía corriendo o en algún paso presuroso.

—Tom...— Hablé con serenidad sin dejar de mirarle después de interrumpir su explicación —Gracias por la invitación pero... No, no suelo pasear de noche además tengo asuntos que atender y trabajo que terminar—. Volví a sonreír y me gire de nuevo para continuar mi camino hacia mi coche.

—lo se, lo se, es solo que... queremos que hoy sea diferente—. Ya se escuchaba un poco mas calmado aunque aun se veía un tanto agitado —Solamente hoy, ¿Si? si no te...

—"Si no te agrada no te molestaremos mas". — finalice sus palabras y el se quedó en silencio estando a mi lado mientras Caminábamos hasta llegar a mi auto —Ya te lo dije, agradezco esto de verdad pero no, no quiero, y tengo trabajo Tom.

Se lo pensó agachando la cabeza por ciertos segundos antes de volver hablar sin rendirse con su invitación. —¿Y éste fin de semana? Podría ser este fin de semana —Volvió a mirarme esperando una aprobación de mi parte.

—Me lo pensaré—. No dude ni un solo segundo en responder, era como una respuesta automática lo cual me sorprendió hasta a mi misma. —Debo marcharme— Le indiqué abriendo la puerta del auto —Te avisaré en cuanto decida la respuesta—. Él me miró abriendo su boca ligeramente, como si fuera a decir algo más, pero la cerro de nuevo y se limitó a asentir con la cabeza,con un amago de sonrisa apenas visible en los labios, luego se despidió.

—Cuidate mucho Raquel, que descanses—. Fncendí el vehículo y él cerro mi puerta en lo que yo me coloqué el cinturón antes de avanzar a la salida del parking.

...

Los rastros de vidrio partido se visualizan en el suelo, todo el lugar era un completo desastre, estaba totalmente echo un caos. Con la calibre-23 en su mano, arma a la cual le retira el seguro tratando de no hacer ni un solo sonido, la pared le ayuda a ocultarse de la vista de los hombres armados en el lugar, el silencio reina por unos minutos, su respiración agitada provoca que su pecho suba y baje. Reposa la cabeza sobre la pared cerrando los ojos soltando una bocanada de aire, comienza a moverse con sigilo por el extenso pasillo y muy cerca de allí se escucha un disparo que enciende todas las alarmas en su cabeza. Ya su paso no es lento ahora es rápido, corre con la cabeza agachada y el cuerpo erguido como si eso pudiera evitar que alguna bala la tocara y en el momento menos esperado es embestida haciendo que el arma en su mano caiga al suelo.

—Te encontré gatita—. Sus dientes se muestran en una sonrisa mientras que su brazo derecho presiona su cuerpo contra la pared y su mano izquierda aprieta su cuello con fuerza y firmeza —Valla que eres escurridiza, pero no todo dura para siempre ¿no es así?—. ríe por debajito y detallando algún rastro de expresión en la cara de la fémina aprieta cada vez más el agarre en su cuello —Que triste que tenga que matarte, es una verdadera lástima.

Se mantiene neutral, no demuestra miedo, no demuestra enojo, no demuestra ni siquiera una pizca de desespero teniendo en cuenta la situación en la que se encuentra. Para ella la tentación de morir es su pan de cada día, no es algo a lo que se tenga que acostumbrar, sin embargo, no quiere decir que se deje vencer fácilmente, aunque en este momento pareciera que si, la verdad es que dará hasta el último aliento de vida para vencer porque ella solo tiene una regla: "vencer al oponente o morir con honor".

Su mandíbula se aprieta y entonces golpea 3 veces seguidas el abdomen del contrincante manteniendo la fuerza del cuerpo en su mano empuñada, rápidamente toma con su otra mano el brazo del masculino para zafarse de su agarre doblándolo lateralmente para luego llevarlo hacia atrás doblando simultáneamente la mano del mismo, aquel hombre yace de rodillas en el suelo retorciéndose por el dolor y tratando de liberarse, la fémina en un movimiento totalmente rápido coloca su pie izquierdo en la espalda del adversario y hala el brazo bruscamente del mismo dislocándole el hueso de su posición base en el hombro. Los gritos de éste alertan a los demás quienes no tardan en aparecer con sus armas en mano apuntando hacia el frente.

—No todo dura para siempre, tú lo has dicho. Dile adiós a tu miserable vida—. Ante las balas ésta levantó al presente y se pegó a la pared colocándolo frente a ella como escudo humano.

Las balas no dudaron en atravesar diversos sitios de su cuerpo entre ellos la cabeza, y para cuando cesaron los disparos apartó ágilmente el cuerpo inerte del hombre dejándolo caer como basura al suelo, echando a correr por todo el pasillo evitando salir herida de allí pero no sin antes haber tomado su arma.

La salida estaba en la planta baja de aquella residencia, mas su prioridad principal era salir ilesa de ese lugar.

La luz no funciona, solo un par de bombillos que titulando a cada minuto alumbran el compartimiento. Los nervios se reflejan en su piel cuando una bala roza su mejilla dejándole un rasguño que casi instantáneamente libera de ella un hilo de sangre que ahora decora su cara.

—¡Merdê!— Pronuncio en un suave tono adoptando aquel idioma nato de ella para si misma notando la gravedad del asunto.

No tenia escapatoria, la única solución era las ventanas y si no se apresuraba a pensar en algo... Ese seria su ultimo día.

—Midnight...— Escucho pronunciar a lo lejos pero no se inmutó a quedarse allí para saber quien era. —Todo lo que dicen de ti es completamente cierto—. Los tacones hacían eco contra el mármol en cada paso que daba, se aproximaba con lentitud y seguridad además de tener un aire amenazador en su tono grave y sereno —Sera para mí todo un placer poder enfrentar a la grandiosa Midnight, se dice que eres hermosa, que eres ágil, que eres elegante, y que no caeras sin antes haber dado todo del todo. Ahora veo que todo lo que dicen es cierto.

Sus ojos buscaban una escapatoria a todo ese gran lío, estaba muerta si no encontraba manera de escabullirse y salir de ese lugar. Abrió la puerta de lo que parecía ser el baño y la cerro silenciosamente pasándole el seguro a la manija; guardó el arma en la funda que estaba en su muslo izquierdo y abrió la ventana rodándola a un lado, sacó la cabeza y observo la altura, pero más decidida que nunca se apoyó y salió sosteniéndose del marco de esta misma. Tomó entonces impulso y valentía para caminar de cuclillas por el borde del edificio que dividía cada habitación residencial y cuando pensó que nunca podría escapar, ladeó minuciosamente la cabeza y encontró otra ventana abierta, ventana que no dudó en utilizar como su escapatoria.

Después de haber entrado se desplomó contra la pared cerrando los ojos dejando escapar un pesado suspiro, no podía creer que había salido viva de todo aquel infierno. El sudor se mezclaba con la sangre que aun brotaba de su mejilla su fleco se pegaba a su cara húmeda, su cuerpo entumecido por las horas de forcejeo y el cansancio de cada pelea que empezaban a pasar factura, pero lo mas importante para ella era haber salido de allí luego de cumplir su misión.

Danger KILLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora