CAPÍTULO. 2

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Decepción. Sentimiento que se removía en su interior, todo gracias a lo sucedido en aquel apartamento que quedo hecho un total desastre. Decepción por no haber encarado a todos y cada uno de aquellos sujetos, por no haber peleado hasta acabar con ellos, por tan solo haber ido por el pez gordo de la misión sin esforzarse por arriesgar más de lo que se exigía. Decepción era lo único que sentía hacia ella misma.

"Recuerda siempre, Raquel, que todo lo que inicies sea fácil o difícil, debes terminarlo con determinación y decisión. No importa que tanto tiempo te lleve, no importa que tanta gente te juzgue o te critique, solo sigue a tu corazón y siempre termina lo que empiezas".

En ese momento, acostada en su cama rodeada de sus lindos y tiernos cachorros, recordó las palabras de su padre. Palabras que le había dicho una noche cuando, sentada en su regazo, le explicó que siempre era importante terminar las cosas, que siempre era importante ser responsable, puntual, organizado, disciplinado, ordenado, y elegante ante todo. Esas palabras que ahora inundaban su mente haciendo que se arrepintiera por su "cobarde" acto al escapar de aquel lugar, al escapar de todos aquellos hombres cómplices de su —ahora muerto— líder.

Suspiró. Se movió quedando de medio lado,apoyando la cabeza en su brazo ahora flexionado teniendo el cuidado necesario para no lastimar a alguno se sus dos cachorros quienes dormían plácidamente de lado a lado.

—si tan sólo fuera como tú, papá— Musitó en un suave, y casi inaudible, tono de voz con ese elegante y fluido acento sobre sus palabras. Con su mano tomó el diseño de la cadena que colgaba de su cuello, sintiendo el material del mismo sobre la yema de sus dedos.

Con cansancio, cerró los ojos dejando que la total oscuridad de la habitación acompañara la pesadez que sentía sobre su propio cuerpo. No tardo mucho en tomar sueño y quedar dormida, se sumergió en un profundo silencio y allí quedó, viéndose vulnerable al dormir.

***

La mañana es oscura, aún no salen los rayos del sol, el frío madrugador de la brisa le acaricia el rostro apartando de su cara el flequillo de su cabello en diferentes direcciones. Su respiración es un poco agitada, su cuerpo libera el agua que acumula en él dejándolo salir en sudor, ese que hace que gotas transparentes deslicen de su frente a su mejilla o que de su cuello desciendan a su pecho, sus oídos se encuentran apresados por un par de audífonos, conectados al celular que descansa sobre su cadera al estar sostenido por la lycra de color negro con una franja en los laterales de un color rojo intenso, en conjunto con un sport bra del mismo color. Inhala y exhala, mientras sus pies se mueven en un trote continuo mientras que estiraba los brazos para calentar su cuerpo.

Pasado unos cuantos minutos —Quizás horas— después de hacer cardio, ya era tiempo de volver y de entrenar completamente el cuerpo —Cosa que hizo a penas atravesó la entrada de un mini gimnasio que tenía en su casa— con ejercicios aún mas fuertes para definir, fortalecer y tonificar aun mas sus marcados músculos corporales.

Entró, bebió un poco de agua, se llenó las manos de talco y se las vendó para luego dirigirse al sacó de boxeo que tenia y empezar su rutina.

Golpe tras golpe. Golpes que estremecían con cada uno de ellos aquel saco de boxeo, parecía descargar en él toda frustración, todo enojo, toda ira, todo odio, todo sentimiento negativo que reprimiera dentro de sí misma y con cada golpe, los músculos de sus brazos se tensaban.

Absorta en sus pensamientos, perdida totalmente en ellos, sus manos empuñadas parecían moverse solas, y su cuerpo quien también se movía en conjunto de cada golpe también aparentaba lo mismo. Cada golpe era mas fuerte que el anterior.

Hubo un momento en donde su puño quedo dentro del agujero que le había hecho al sacó que ahora se encontraba roto. Volviendo a la realidad se encontró con la arena cayendo al suelo y observó con desconcierto por unos cuantos segundos la mano empuñada que estaba dentro del saco hasta que entendió lo que había sucedido. Había roto el saco de boxeo por tantos golpes, si se hubiese tratado de una persona, con esa fuerza en cada puñetazo, nunca hubiese sobrevivido, de echo, es imposible que alguien continúe vivo luego de golpes así.

Aquello la dejó anonadada, ¿como había hecho aquello? ¿Con cuanta fuerza había golpeado el saco de boxeo?. Las dudas llegaron a su cabeza mientras retiró la mano extendida e incrustada en el objeto, en cuanto lo hizo, aquel saco calló al suelo como si ella lo estuviese sosteniendo al tener su puño allí y al sacarlo aquel hubiese perdido estabilidad.

El tono del teléfono de la casa sonó y la sacó de lo que sea que estuviese pensando.
Tras soltar un pesado suspiro, aplaudió un par de veces dejando en el aire partículas blancas del talco que cubría sus manos y de la tierra que tenían las Guatas en sus manos.

Saliendo de aquel compartimiento de la casa se dirigió con paso rápido a contestar el teléfono.

Atendió  y al pronunciar un "¿Bueno?" apartó abruptamente la corneta del aparato de su oído, un grito la había aturdido. Ella miró con desconcierto a aquello que tenía en la mano como si pudiera ver a aquella persona a través del teléfono. Rodó los ojos en hastío y se aclaró la garganta para volver a hablar.

—oye...—. Trató de decir para calmar a quien estuviese al otro lado —Oye... oye...—.  tomó el puente de su nariz en frustración y gruñó para ella murmurando algunas cosas en francés —¡Elena!— alzó la voz y la mencionada calló en seguida —Ugh, Elena no es necesario que me grites— habló al haber notado el silencio en la voz de la fémina al otro lado— ahora si, puedes decirme que querías.

—¿Me gritaste? Me gritaste, Raquel— Lo dijo en un tono... Un poco.... ¿Melancólico?. Si estuviese frente a ella podría haber notado su dramática cara de dolida por haberle gritado su nombre. —¿Por que me gritaste? ¿Por qué gritaste asi?— sollozó y conociéndola podría jurar que aquella a quien consideraba su hermana, quien no era biológica, había hecho un puchero, si, un puchero como una niña pequeña.

—Lo siento, tu me gritaste primero y además no me prestabas atención a lo que te decía. Dejando eso de lado,— Habló tras retomar la compostura.— Dime por favor el propósito de tu llamada.

Silencio.

Entre ellas hubo un silencio por unos cuantos segundos. Raquel frunció el ceño en desconcierto sin saber porque Elena había quedado en aquel silencio funebre y espelunante.

— Ele...— Su voz se calló otra vez al escuchar al otro lado de la llamada un fuerte sonido que la hizo imaginar había sido un disparo. Preocupación pintó su rostro enseguida y empuñando la mano que tenia libre volvió a hablar esta vez en un tono mucho mas serio. —Elena....Elena contesta me, ¡Elena!—. Estaba preocupada en su postura, en su rostro y hasta en su tono de voz se podía ver —¿Elena?.

Quedó desconcertada, aun más de lo que ya lo estaba, al escuchar una segunda voz, imagino podía ser alguien peligroso y rogó por que no lo fuera, pero no se escuchaba muy clara, era mas como un murmullo y no se le entendía bien lo que decía y mucho menos quien era.

Para Raquel, ellos eran lo mas importante que tenía, y estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para protegerlos y que estuviesen a salvo.

Claro,era mas que obvio que se arriesgaría para poder salvarlos a ellos y no le importaba, no le importaba si pudiese morir o no con tan solo lograr el objetivo.

—señorita Surryieet, que gusto volver a escucharla.

Una voz masculina, aguda, varonil, con un tono de entusiasmo y a la vez que de agrado dejó a la chica de ojos grises desconcertada. Ahora fue ella quien no respondió. Quedo perpleja, trataba de descifrar a quien pertenecía esa voz que en otras cirscunstancias le habría resultado atractiva.
Boquiabierta, daba la impresión de que hurgaba entre los archivos de su memoria para encontrar la respuesta a su duda, aún con el teléfono a la oreja.

—¿Que? ¿Te comieron la lengua los ratones?—. Emitió una risilla divertida a la vez que un tanto burlona esperando aún alguna palabra o algún sonido que viniera de parte de la fémina.

Por otro lado, la chica aun seguía anonadada, no se esperaba que alguien mas le mencionara el apellido. El apellido que ella había ocultado, apellido que no usaba.

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⏰ Última actualización: Jul 03, 2021 ⏰

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