Un novio para papá ꒱Banghino/ChanHo♡

VII ✫

La campana anuncia el fin de clases, sacando así al profesor de su asiento, para hacer la fila del tren que llevará a sus pequeños alumnos a la salida, HyeWon como todos los día, ha llegado antes hasta el profesor Lee para poder sujetar su mano en el tren.

—Muy bien niños, manitas arriba—. Lee alza las manos, sus alumnos imitan y comienzan a acomodar la fila. —Manitas al frente, y-

—Disculpe, Profesor—. Lisa toca la puerta, abierta, llamando la atención del docente quien todavía mantiene los brazos al frente. —Esta aquí la abuela de una alumna, solicita hablar con usted urgentemente.

Minho asiente, bajando ambas manos a sus costados. —Lisa va a llevarlos afuera, por favor sean amables.

El profesor se despide con un venia de sus alumnos, agradeciendo también a la asistente al pasar a su lado rumbo a la salida. Rumbo a la sala de espera, fuera de la dirección, revisa su teléfono y nota que faltan treinta minutos para las dos de la tarde, y no ha recibido ningún mensaje, ninguna llamada. No puede evitar sentirse angustiado, incluso un poco decepcionado aunque su corazón le dicte que no son mas que imaginaciones suyas solamente, porque Chan no es como todos los idiotas que ha conocido antes, esos que prometen llamar, que obtienen uno o dos besos y después se va decepcionados de no sacar nada más de esa cita.

Al llegar a la sala de espera, una señora de edad madura, definitivamente menos de cincuenta años, con el cabello rubio oscuro que ya pinta algunos mechones plateados espera en el asiento del medio.

—Buenas tardes, Lee Minho a sus ordenes—. El profesor se inclina y después, frece su mano derecha a la mujer que imita su gesto y a toma.

—Profesor, dígame Yeri.

Minho asiente, educado, mientras termina de atar los cabos en su mente y de paso sintiéndose bastante tonto por el incidente del pasado.

—Señora Yeri, por favor dígame en qué puedo ayudarla.

Yeri le regala una sonrisa dulce. —He venido a recoger a mi nieta, Bang HyeWon, profesor.

—Por supuesto, puede llevársela—. Minho corresponde esa sonrisa, indicando con una mano el camino hacia donde la pequeña será entregada. —Por aquí, por favor...

El incómodo malestar en su estómago no se acaba, incluso incrementa al recibir a la madre de Chan por primera vez recogiendo a HyeWon. Minho trata de mantener la calma, la compostura, pero siente que va a salir corriendo a buscar a Bang a la primera oportunidad y el largo pasillo hasta la salida no ayuda en nada.

Lisa entrega a la pequeña con su abuela y el profesor las despide con una dulce sonrisa, sacudiendo su mano al igual que HyeWon, quien se marcha de la mano de Yeri.

—Dime por favor que no lo asustaste y ahora no quiere verte—. Discretamente, Lisa le susurra entre dientes, una vez todos los niños se ha ido.

—Espero que no...

La puerta se cierra al salir el último alumno, dejando ahí el eco de sus risas y sus pasitos perdiéndose en la calle, un poco también las esperanzas de Minho. Toma camino dentro del jardín de niños, dispuesto a tomar su mochila e irse a casa, pero el sonido de un claxon lo hace girar por inercia.

Y ah... Todo miedo parece desaparecer, sus hombros se sienten livianos cuando lo ve, ese Poniac negro que jamás estuvo más feliz de ver antes, Chan sale del auto, tan fresco como galante y le saluda desde lejos.

Minho corresponde el saludo con una gran sonrisa cuadrada, le hace señas a Chan para que espere mientras busca su mochila y entra corriendo al salón a tomarla. Cuando regresa, segundos después, esa sonrisa sigue ahí, brillante y sincera.