¿Pantalón o pantalones? Esa es la cuestión.

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Llego a mi casa, y me estaciono enfrente, pensando en mi (triste) existencia. 

-Oye, bobosa -Me llama mi hermano Zack, que está afuera de la casa.

"Bobosa" es una estúpida palabra que inventó cuando tenía siete años, y que no ha dejado de usar; una combinación entre "boba" y "babosa".  Me avergüenza decir que es una de mis palabras favoritas.

-¿Qué quieres? -Respondo, saliendo de mi trance. 

-Te vi llegar hace media hora, ¿por qué no entraste? 

-Estaba pensando. Cosa que eres incapaz de hacer -Digo, graciosa. 

Su cara es una mezcla de enojo y ganas de reír, cosa a la que no sucumbe. Abre la puerta, y se lleva mi mochila a su hombro. 

-Bien, ya entra. 

Me deshago de mis dudas sobre mi existencia, y bajo del auto. Caminamos hacia la entrada, y nada más cerrar la puerta detrás de nosotros, tomo mi mochila de su hombro y me dirijo escaleras arriba, encerrándome en mi cuarto.

Empiezo a hacer mi tarea, y cuando termino ya son cuarto para las cuatro.

-¡OYE ASHLEY! -Zack me grita- ¡Saldré; llegaré a eso de las once! ¡No me esperes despierta!

Escucho el sonido de la puerta cerrándose, haciendo eco por toda la casa.

Claro que no lo voy a esperar. Zack había terminado la universidad hace ya dos semanas, y se está quedando en casa en lo que busca trabajo. Sale de fiesta siempre que puede, y nunca vuelve antes de las once o después. Una vez llegó a las seis... de la tarde del siguiente día.

Una vez que termino la tarea, me doy cuenta de que tengo bastante tiempo libre, y entonces me acuerdo. Daniel me invitó a una fiesta, y yo acepté ir con él. Genial, Ashley, tan idiota como siempre.

No debería ir; voy a llamarlo. 

Al decidir esto, me siento en mi cama y tomo mi celular, que había dejado en el buró. Miro mi pantalla de bloqueo, en la que se encuentra una fotografía de Matt Smith. Ahí namás, mirándome. Tienes razón, Matt. Si lo llamo diciéndole eso, se dará cuenta de que hubo la mínima sugestión de que yo pensé en él en más que un enemigo mortal. Tendré que aguantarme. 

Debería llamar a alguien. 

Busco en mis contactos, topándome con Caroline. ¿Debería decirle? Nope. Dirá alguna sandez sobre mi "atracción" hacia Daniel. Paso de su número.

No tengo muchos de los que la gente llama "amigos", pero el pensamiento sale de mi cabeza y salta por la ventana cuando me encuentro el número de Jake, y oprimo "llamar".

Sí, Jake Summers. Sí, el novio de Stephanie. Nadie en la escuela sabe esto realmente, pero Jake y yo somos cercanos: él solía ser mi mejor amigo en Oakland, pero se mudó (a un lugar del que yo no supe hasta ahora) en cuarto grado, dejándome ahí sola. Estaba tremendamente feliz de poder encontrármelo de nuevo, pero él insistió que lo guardáramos en secreto por un tiempo. No malentiendan, a Jake no le importa su estatus social, pero sí le importa su novia. Stephanie es increíblemente celosa y a Jake en serio le gusta. ¿Mi opinión? Stephanie puede ir a joder un dinosaurio. 

Y sí, esa es una frase totalmente normal.

Después de tres tonos, contesta:

-¿Ashley? -Suena la agradable voz de Jake a través del celular.

-Hola, Jake- Lo saludo. 

-¿Qué pasa?

-¿Recuerdas que te conté de Daniel O'Hara; mi enemigo mortal? 

-Claro. El chico que conociste en Oakland, junio, lluvia. ¿Se pasó a nuestra escuela, verdad?

-Desafortunadamente. Me retó a ir a la fiesta de esta noche con él.

-¿Y qué le dijiste? -Jake sabe perfectamente la respuesta.

-Que sí. ¿Soy estúpida, o qué? 

-No es que seas estúpida. Es que eres... orgullosa. Es un reto después de todo; sólo eso.

Tiene razón. Amo a Jake.

-Tienes razón -Gracias a Jesús que parece estar de mi lado (lo cual identifico como que está planeando algo), no le digo "Te amo, Jake" o "Eres un puto genio". 

-Ah, y ¿Ashley?

-¿Sí?

-Usa algo bonito. Después de todo, es una fiesta. 

Sonrío, y sé que Jake lo escucha. Cuelgo. 

Después de varias horas de pensar cuán increíblemente absurda mi existencia es, tomo una ducha y me visto. 

Son las 8:45, y exactamente diez minutos después el timbre resuena en toda la casa.

Bajo las escaleras vagamente, deseando que sea el chico de la pizza que me trajo una sorpresa por ser tan buena clienta, y abro la puerta. 

Diablos, no es el chico de la pizza. 

-Hola, Ash -Me saluda un muy alegre Daniel. Está usando una camiseta negra con letras blancas que pone "Sé karate, y como otras dos palabras japonesas" e intento no reírme. Usa unos pantalones -¿o pantalón?- grises y unos Vans negros.

¿Pantalón o pantalones? Esa es la cuestión. 

-No me llames Ash, Daniel -Le digo, mientras salgo de la casa y cierro la puerta. 

-Llámame Dan -Dice él, ignorando mi comentario.

-¿Pantalón o pantalones? -Le suelto de repente.

No me mira y sigue caminando, pero responde: 

-Pantalones. 

-¿Cómo estás tan seguro? -Le interrogo, mirándolo. 

-Porque, "lindos pantalones" -Me dice, como si eso contara como explicación. 

-¿Y qué hay con "par de pantalones"? 

-Eso es cuando tienes dos. 

-Pero si tienes dos, ¿no sería como: un pantalón más un pantalón igual a dos pantalones? ¿No "pantalones" es el plural de "pantalón"? 

-Pero entonces, ¿qué hay con las dos piernas? 

-¿Qué? -Le miro incrédula, a lo que asiente con la cabeza- Pues, igual es sólo una prenda. "Lindo pantalón". 

-Es como las piernas -Me dice-. Tú dices "lindas piernas", no "linda pierna". Si no, eres un rarito. 

-¿Hablamos de cómo decirlo correctamente o cómo decirlo ante la sociedad? 

-En la sociedad -Dice, firmemente-. Vamos a una fiesta -agrega-, tú sólo di "lindos pantalones". 

-Ése no era el punto. 

-Bueno, pero fue una linda discusión -Dice, y veo que llegamos a la fiesta (esta gente vive cerca de mi casa, eh). Hay adolescentes borrachos por todas partes, chicos desmayados en el pasto, y chicas parloteando tan fuerte que siento que soy parte de la conversación: "Al parecer, Daisy va a cortar con Sean esta noche, ¿puedes creerlo? Ese bombón estará libre" Me pregunto quién será Sean y por qué será un "bombón".

Entramos, y simplemente nos sentamos, analizando a todos. 

-¿Quieres empezar? 

-¿Qué? ¿Empezar qué? -Le pregunto.

-Te reté a venir a la fiesta. Ahora te reto a realizar todos los clichés de fiesta que se te puedan ocurrir. 

-¿Disculpa?

¿Me estás coqueteando, imbécil? (EN CONSTRUCCIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora