Prefacio

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Apretó fuerte ambos puños al borde de mi blusa tratando de disipar toda la ansiedad que se concentra en mi vientre, los dedos de mis pies se contraen al escuchar el timbre del consultorio sonar por enecima vez y la puerta abrirse.

—Buenas tardes señoritas, en un momento comienzo a pasar consulta—informa en tono afable la doctora mientras sus pasos se pierden al final del corredor.

Muerdo el interior de mi mejilla al recordar mi último encuentro con dicha "persona", su rechazo y sus palabras atacando filosas en mi dirección. Furiosa rebuscó en mi bolsa mi bastón para así poder marcharme rumbo a él baño. Doy un par de saludos mientras me dirijo al lugar sintiendo varias miradas curiosas posarse en mi dirección al cruzar por la puerta.

—Al fin—suspiro aliviada de poder liberar mi esfinter y no estar rodeada de lastima a mi alrededor; logro relajarme mientras acomodo mi pantalón y salgo del cubículo. Un recuerdo atraviesa mi mente sintiendo nuevamente esa opresión en mi pecho.

Horas atras en el instituto

Recorro los pasillos del instituto en búsqueda de la coordinación de profesores para poder informar sobre mi ausencia a las próximas horas, doy vuelta en la esquina al sentir el barandal de las escaleras chocar contra mi codo, detengo el paso al percatarme de un leve bufido a mis espaldas.

—¿Que necesitas?—indago aún inmobil en el primer peldaño sosteniendo mi bastón. Sin previo aviso unos brazos me acorralan contra la pared haciendo cercana su respiración a la mía. No digo nada, solo trato de averiguar ¿Quien me sostiene de esta forma? Y ¿Por qué? Hasta que dice aquello...

—¿Por qué apareces ahora?, ¿Acaso lo haces para confundirme?, ¿O, me estás provocando por qué sabes que me inquietas?—hablaba impaciente un joven mientras mi mente trataba de buscarle dueño a la voz de mi acusador—no comprendo que me ocurre contigo—brama frustrado—quiero ignorarte y tú sigues haciendo que me encapriche más contigo, ya me aborrece el mirarte y convivir contigo, ¿No es más que suficiente haberme rechazado todos estos años?-culmina resignado, siendo suficiente para descubrir de dónde le conocía «es Lui» tenía años sin saber de el , pero los rumores siempre coincidían en que sentía algo por mi, cosa que nunca me creí, pero al parecer los rumores si eran ciertos.

—lo lamento—murmuro sin saber que más decir; años sin saber de él y justo ahora quiere interponerse en mi vida—si quieres que hablemos del tema, tendrá que ser en otro momento—le informo empujando levemente su pecho para poder seguir mi camino.

—yo necesito que sea ahora—demanda acortando la distancia entre nosotros. Insegura sobre lo que podría hacer, me limitó a fruncir los labios en caso de estos fueran su objetivo, pero, el suave contacto de una de sus manos en mi pómulo me toma desprevenida.—seran solo unos minutos por favor—suplica acariciando mi mejilla con su pulgar. Un nudo se instala en mi estómago al sentir la necesidad de escuchar su explicación a todos esos desplantes y rodeos de todos estos años, pero, mi prioridad ahora, es otra.

—debo irme, por favor—suplico apoyando ambas manos en su pecho; este por el contrario se mantiene firme en su posición. Su respiración se vuelve entrecortada al contacto de mis manos, intento dispersar cualquier pensamiento que este gesto provoqué en mi recordando que debo irme.

—no vas a quedarte por mucho que te lo impida ¿Cierto?—pregunta deteniendo las caricias en mi mejilla. Hago un leve asentimiento a su pregunta logrando que mis manos pierdan contacto con su cuerpo.

—fui un idiota al fijarme en alguien como tú. Aunque, no puedo negar que me consume no saber el por qué de mis sentimientos, ahora solo deseo nunca haberte encontrado—culmina mientras sus pasos se pierden entre el eco del lugar. Mis músculos siguen inmóviles mientras el escozor en mis párpados anuncia gruesas gotas empapando mis mejillas.

Dulce SuspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora