Capitulo 1

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🍃«las memorias son un lienzo incapaz de marcharse por mas que las lágrimas traten de teñirlo»☄️

Eva...

...

•Alizée Tessa Mayorie Fricman

•17 años

•Menor con presbicia severa sin tratamiento aleatorio de recuperación.

• Diagnóstico de hace unos seis meses:

Mejorias—nula—tratamiento viable

[Operación de rutina]

Este es el informe que escucho leer año tras año en mi consulta anual por la doctora. Exámenes médicos, estudios, análisis y avances en tratamientos aún no logran dar con la mejoría a mi problema. Desde los 5 años padezco de esta enfermedad, en un principio era sólo una pequeña molestia dificultando mi visión en pequeñas cantidades, pero luego de unos meses se incrementaron, dejando sólo las siluetas o contornos de los objetos en una sombra gris o de tenues colores. Divagar en mis pensamientos suele ser el único modo en que logro desprenderme del crudo diagnóstico que obtengo en respuesta, luego de meses sometiendo mi cuerpo a distintas pruebas ofreciendo a mis padres falsas esperanzas.

—Tessa, necesitamos hacerte una intervención ambulatoria, el quirófano ya está listo y tus padres dieron la autorización, solo hace falta que tú te decidas—preguntaba la doctora dando pequeños golpecitos con su bolígrafo en la carpeta de metal—entonces, ¿Estás lista?

—Si, ¿Puedo quedarme a solas para cambiarme?—el silencio en el consultorio dejaba muy en claro sus dudas al tener que salir de la habitación—prometo no huir, solo quiero cambiarme sin ayuda—al parecer logré convencerlos ya que comenzaron a salir del lugar dejándome a solas.


Trato de ponerme de pie apoyando ambas manos en el escritorio consiguiendo el rechinar estruendoso de la silla de metal a mis espaldas. Recorro el borde del mismo con las yemas de mis dedos encontrando pequeñas esquinas filosas en el. Muevo uno de mis pies al frente en búsqueda de la estruendosa silla de hace unos segundos, encontrandole al primer movimiento. Al acercarla busco en ella mi bastón—a estás alturas prefiero usarlo para no estampar mi rostro en el suelo— he venido muchas veces a este consultorio, pero siempre que estoy segura de que no voy a tropezar, me llevo una silla por el estómago, logrando que suelte cualquier cantidad de insultos como camionero.

Llegó hasta la camilla «por suerte, sin ningún accidente» busco en ella las prendas casi transparentes que te ofrecen en las clínicas— siendo sincera, con esta ropa te mueres del frío en el quirófano, casi se te congela la sangre, pero, reglas son reglas.

Cuando ya estoy lista me dirijo a la puerta del cónsultorio. Antes de tocar el pomo de la puerta está se abre de golpe, dejando entrar a un grupo de personas al lugar.

—Bueno, pongámonos en marcha—digo retomando mi camino en búsqueda de la camilla.

—Tess—la voz temblorosa de mi madre seguido de su agarre en mi muñeca, logra detener mis pasos—linda, ¿Estás bien?—su voz ronca me hacía saber que estaba llorando.

—lo estoy mamá, además sólo son unas horas. Luego podremos volver a vernos—hago una pausa al notar su agarre más fuerte—si lloriqueas demasiado no podré reconocerte, si la operación funciona—esto fue suficiente para evaporar la preocupación en el ambiente.

—no seas chistosa, recuerda que la última vez casi nos matas del susto al dormirte en el quirófano—su voz tomaba un aire más relajado mientras su agarre se desvanecía de mi piel—solo espero y aún sigas pensando que soy igual de joven que tu padre.

Dulce SuspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora