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Bambam se despertó a la mañana siguiente sintiéndose reanimado, pero no quería abrir los ojos.Todavía estaba disfrutando de ese sueño increíble que había tenido durante la noche. 

Su polla palpitaba un poco debido a los efectos secundarios.Mierda santa. No tenía muchos sueños así de buenos, y éste había sido absolutamente el mejor.Había soñado con Yugyeom, que estaba de rodillas, con la mano suavemente masajeando los testículos de Bambam mientras su boca chupaba la cabeza de su pene. La mejor parte fue la forma tan real en que se había sentido, cómo todavía podía casi que revocarse por la sensación de la boca de Yugyeom moviéndose de atrás hacia delante, con la lengua presionando contra la hendidura de la polla de Bambam, sus labios burlándose alrededor de la cabeza de hongo antes de hundirse tan profundo como pudo.Bambam podría haberse corrido dos veces por esa imagen. No podía estar seguro. Todo lo que sabía era que habían sido algunos de los mejores orgasmos de su vida, y no quería mover un sólo músculo. 

Ahora que estaba despierto y consciente, ya no en un mundo de ensueño que probablemente no se convertiría en una realidad, como siempre, se concentró en las cosas que eran parte de su realidad.Estaba debajo de una manta suave en una buena cama con el colchón más cómodo en el que pudo recordar haber estado en toda su vida. Él estaba agarrando el libro que había estado leyendo la noche anterior como si fuera un oso de peluche, y aunque pudo distinguir algo de luz entrar por las ventanas a través de sus párpados cerrados, necesitó cinco minutos más para realmente tomar todo esto, para disfrutarlo por lo que era.Este era un regalo e iba a cuidarlo durante todo el tiempo que se le permitiera tenerlo. 

Finalmente, Bambam dio media vuelta y se estiró. Su columna tronó, y sus piernas y pies se estiraron a longitudes que probablemente no deberían, pero suspiró de satisfacción cuando hubo terminado.Abrió los ojos y miró al techo durante unos segundos antes de volver su rostro hacia la ventana. Copos pesados de nieve, gruesos y redondos que podrían haber sido bolas de algodón, cayeron en bocanadas desde el cielo.  Bambam no pudo evitarlo. Se levantó y se acercó a la ventana.Casi quería abrirla para no tener la separación del vidrio con el exterior. Era cálido y confortable en el interior, algo raro en el invierno, en lugar de recoger sus cosas y verse obligado a seguir adelante. No llevaba más que una pijama delgada prestada y no incluía cada pedacito de ropa que tenía, ni periódicos rellenando sus zapatos para mantenerlos calientes. 

Incluso el suelo bajo sus pies era cálido, y le encantó.¿Qué demonios? Bambam abrió la ventana. La madera soltó un ruido de agrietamiento mientras lo hacía, como si el sello se rompiera, pero sólo le tomaría un par de segundos.Bambam sacó su mano hacia el frío, cogió uno de los grandes y redondos copos de nieve en la mano, y trajo su brazo al interior para ver como se derretía en su palma.Eso hizo su día.Sonrió en ese momento, cerrando la ventana, y luego salió de su habitación. 

El primer lugar al que se dirigió fue al cuarto de baño, encerrándose dentro para poder limpiarse a sí mismo. ¿Un hombre lobo era capaz de oler el hecho de que se había venido un par de veces durante la noche?Dios, esperaba que no.Bambam estuvo en el baño durante tanto tiempo que cuando abrió la puerta, olió carne cocinándose en la estufa y oyó el crujido de tocino chisporroteando. Se preguntó si podría tener algo de eso.Sacudió la cabeza. Conociendo a Yugyeom, era muy probable que pudiera, aunque todavía quería ser cortés al respecto y preguntar.Su sangre zumbaba con la idea de ver a Yugyeom de nuevo, haciendo a su cuerpo entero sentirse inquieto y lleno de cafeína.Su erección palpitaba, pero eso fue sólo porque era de mañana y también porque estaba a punto de entrar en una habitación donde estaba Yugyeom y Bambam aún podía vívidamente recordar el sueño de la noche anterior.¡Mierda! Correcto. 

Casi se había olvidado de eso. Tenía que calmarse y hacer que se fuera antes de que Yugyeom lo oliera por encima de la comida.Bambam no creía que pudiera volver a entrar en el cuarto de baño sin despertar sospechas y por qué tenía que pensar en la palabra despertar. Así que se quedó en el pasillo, tratando de forzar a su polla a desinflarse, pero estaba demostrando ser más difícil de lo normal. No podía dejar de pensar en Yugyeom y cuan apuesto era el hombre, como siempre parecía estar viendo las cosas que Bambam hacía.Los ojos de Yugyeom siempre miraron las orejas grises de Bambam como si fueran lindas, y nunca se burló de Bambam por su cabello.Pensar en los labios del hombre cada vez que bebió agua de una pajilla, recordar la forma en que la garganta se sacudía al tragar, no estaba ayudando a las cosas tampoco. 

dulce con orejas ; YUGBAM; 3er libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora