☁ Problemas cotidianos ☁

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— ¡Eres una estúpida! —.

Ah, mi rutina diaria. Ni siquiera había puesto un pie fuera de mi habitación y Wendy ya estaba esperándome en la puerta para maldecir mi existencia. Aquella chica de tez clara y cabello negro de puntas rojas había sido una molestia constante para mi desde que se encaprichó con conquistar al líder.

— ¿Qué? ¿Volvió a rechazarte? —. Dije recargándome en el marco de la puerta, aún me sentía adormilada.

— ¡No finjas! ¡Tú sales con él y te has encargado de que me rechace siempre! —. era ridículo como me apuntaba con el dedo como sí hubiera cometido un delito.

Suspiré. — Wendy, por última vez, no tengo nada con él. Además, me importa una mierda tu vida en general, no tengo intensiones de arruinarte nada, sí tu coqueteo falla no es mi problema —.

La sangre le ardió, tal vez fui grosera pero realmente me ponía de malas que estuviera molestando a las 7 de la mañana en mi puerta cuando debería estar tomando un baño de agua caliente.

— Sí no son pareja entonces ¡¿Por qué mierda llevas puesta su sudadera?! —

Abrí la boca para responder con molestia, sin embargo, una voz a mi lado me detuvo, la presencia era muy notoria, no solo por tu tamaño sino por el característico olor a cigarro.

— El líder tiró ropa que le quedaba pequeña. Cuando la sacamos _____ iba pasando y se la dimos para no desperdiciarla ¿Hay algún problema con eso? —.

La chica se removió apenada y agachó la cabeza. — N-No, ninguno. . . —.

— Buenos días Paul. . . —. Dije entre cansada y apenada, ya que era claro que le molestaba el ruido que salía de mi habitación a tan tempranas horas.

— Buenos días, ¿Pueden explicarme este escándalo? —.

— No se repetirá —. Esas fueron las últimas palabras de Wendy antes de que Paul le otorgara el permiso para retirarse del cuarto. Una vez se alejó lo suficiente solté un suspiro de alivio.

Volteé a verlo y pude ver una sonrisa pequeña en su rostro. — Estabas tan serio que creí que esta vez sí estaba en problemas —.

— Bueno, es claro que no me hace gracia que haya gritos en los pasillos a las 7 de la mañana —. Se llevó un cigarro a los labios y lo encendió. — ¿Qué pasó esta vez? —

— Wendy cree que por tener la sudadera de Tord ya somos pareja —.

— No tenías ropa cómoda y él te dio una sudadera vieja ¿Qué hay de romántico en eso? —

Me encogí de hombros. — Pregúntale a ella —.

— No gracias —. Tomó una calada del cigarro. — Viéndola a ella, es un alivio que tu seas la favorita —.

Ambos reímos de forma discreta. Si, Paul y yo éramos buenos amigos, por más egocéntrico que sonara, era cierto, las preferencias existen en la Red Army y yo soy un ejemplo, tal vez el único.

No pueden culparme, llegué desde muy joven, desamparada y con un carácter inquebrantable, supe hacerme mi lugar en un espacio hostil. Eso también significa no pasar desapercibida, aunque no me malinterpreten, no tengo ninguna habilidad especial, no resalto en ninguna disciplina, no soy perfecta ni una belleza exótica. Siendo así ¿Quién diría que abofetear al líder el primer día me traería hasta aquí?

Antes de que pudiera decir algo más, sentí como era levemente elevada del suelo, lo que me asustó. — ¡Patrick! — me quejé mientras me regresaba al suelo. — ¡Deja de aprovecharte por ser un poste, me asustaste! —.

Yo no me enamoro || Tom x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora