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Al principio las personas con cabeza de cuervo, miraron con asombro, sin embargo, nada lograba llamarles más la atención, que aquel niño al que nada le sucedía.

Al pasar las seis de la tarde, se oyó desde dentro de la casa como Fernando emitió un grito que se asimilaba al de un ave, aunque muchos creyeron que su reacción no había sido de rabia sino de dolor. Desde ese momento, se cuidaron de no molestarlo, porque la mayoría entendió que su pasividad no era la de un héroe en uso de buen retiro sino la de un cataclismo en reposo.

Sus padres, aprovechando que la gente empezó a retirarse y viendo la situación en la que se encontraba el niño, decidieron llamar a una vecina que sabía todas las cosas de la vida y la muerte, y a ella le bastó con una mirada para sacarlos del error.

Esta mujer tenía un aspecto distinto a las demás personas cuervo, su plumaje era aún mas negro y resaltaba sobre el de los otros, haciéndola parecer la reina de todos los cuervos.

-Tranquilos! -exclamo ella hacia los padres de Fer y les recordó que el demonio tenía la mala costumbre de recurrir a artificios de carnaval para confundir a los incautos.

Estas palabras lograron tranquilizar a los padres,pero aún seguían atentos ante la salud del pequeño Fernando. 

Fiebre de AvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora