Solo un momento… uno solo.
Creí haber perdido todo el Líquido, tal vez sí lo hice…, pero regresó.
regresar…
Me gustaría regresar… regresar a mi pasado.
Regresar y pelear.
Regresar y luchar
Regresar y no dejarme.
Qué lástima, no lo puedo hacer. Tendré que modificar mi presente y no dejar que el pasado me tome como su títere. Qué fácil suena ¿no?
Mi mano resbaló hacia la pequeña bolsa que se encontraba en la parte delantera de mi mochila, Por fin tocó algo pequeño, algo de forma rectangular. Algo… Metálico.
Encerré el pequeño objeto con el puño de mi mano. Y salí corriendo.
*****
Sus ansias la sumergían en un mundo de Tinieblas del que no podía salir. La mano de Michelle cargaba una hermosa caja metálica que contenía el arma más poderosa para ella. Esa arma la liberaba del dolor más real… La Navaja, su mejor amiga.
Corrió y corrió, hasta que chocó.
-Perdón, no me fijé- susurró.
Michelle había chocado con una persona, al parecer a esta no le importó y siguió caminado. Mich no paró y se dirigió directamente al baño para damas. Y llegó al cuarto que sería sentenciado a ver una personita hermosa, muy blanca y delgada, buscando un líquido que se escondía bajo su piel, y tenía la herramienta perfecta.
*****
Abrí la puerta sin hacer ni un solo ruido. Al parecer estaba sola, perfecto.
Para no ser tan confiada caminé y miré por debajo de las puertas de los inodoros, y no. Seguía estándolo.
Entré en la última puerta del baño y cerré con mucha precaución, por fin tenía tiempo, no me había fijado en que mi cara estaba húmeda por las lágrimas.
<< Soy la combinación de lo que nadie quiere, de lo que nadie busaca>>
Tuve tiempo para sacar la navaja, pero escuché…
****
Escuchó… Michelle escuchó un pequeño sonido que provenía de afuera de los bajos eran risas, muy hermosas por cierto. Mich solo cayó y esperó otro determinado sonido. Y llegó.
La puerta de los baños se abrió, permitiendo que una sonora carcajada entrará e inundara la habitación. La risa era muy femenina, la muchacha encerrada en el baño quiso saber de quién era, así que guardó la navaja y la guardó en la bolsa de su chamarra. Delicadamente abrió y emparejó la puerta para alcanzar a ver quién dejaba escapar tan placentero sonido.
Los ojos de la joven se posaron en una figura escultural. En la entrada se encontraba ni más ni menos que la muchacha de su salón…
Los risos delicados de la muchacha saltaban con gracia, y su color era de un rubio tan sensual que cautiva. Su sonrisa dejaba a la vista su hermosa dentadura perfecta.
Sus parpados seguían cerrados, por los gestos que le causaba la risa, los abrió.
Michelle pudo ver los ojos más lindos de todo el mundo, no porque eran del mismo color de ella, sino porque la miraban…
*****
Me sonreía, me miraba…
Esta vez lo hacía hacia mí. No pude evitar que mis labios dibujan una delicada línea curva sobre ellos.
-Hola-
Por alguna razón… Creí ver la luz
ESTÁS LEYENDO
La Apuesta de los Tres Santos
RomanceLa vida está llena de Santos, los cuales no saben que lo son. Michelle, Andy y Manuel, no lo han descubierto, pero siempre hay una luz en la oscuridad. Ellos ya están en la oscuridad, solo les falta encontrar su resplandor, pero... ¿ qué pasa si uno...