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Era la cena de Navidad, puedo recordarlo con claridad. La mesa estaba llena de platos deliciosos y a su vez rodeándolo mi familia me acompañaba, omisos entra una cosa y tantas.
Había una calidez que se sentía en toda la sala, pese a que fuera de la ventana, nevara. Dentro, todo era revoltijo y calma. Escuchábamos villancicos algunos y muchos otros bailaban. Decoraba la sala un árbol de navidad que rozaba el techo del lugar, y bajo él muchos regalos que intercambiar.
Aún así, eso es lo último que puedo recordar de esa noche, y es que vi por la ventana como por debajo de la nieve caminaba una pequeña niña, que desde lejos se notaba lo desolada que se encontraba.
Sin pensarlo di una pausa, me levanté de la mesa tomé un par de mantas y corrí a buscarla.
Cuando salí realmente fui consciente del frío todo estaba helado y solitario. Me acerqué hasta que estuve a un par de pasos. Ahí me notó, y ví en sus lindos ojos claros, algo extraño. Porque en lo que ellos noté, desató en mi, una compasión por ella que nunca más sentí.
No la conocía de nada pero por un segundo quise tener un poder de la nada para que esa niña que se veía desolada se alejara de esa vida, quise eliminar la tristeza de sus ojos y que de pronto desapareciera todo lo que pudiste hacerle daño, para mí se veía tan frágil y todo el mundo podría romperla tanto.
Le ofrecí las mantas y aceptó sin hablar, yo sólo le pude sonreír para cubrir mi tristeza por ella, porque me hizo sufrir a mí pensar que en navidad, donde todos se reúnen para celebrar ella no tuviese nada por lo que brillar ya.
La llevé a una banca cercana busqué un plato de cena navideña y con ella esperaba respuestas. No podía simplemente dejarla.
Ella comió rápido, quizás demasiado, refugiándose del frío a mí lado y yo sólo pude observarla a un costado.
No me dió respuestas de nada, pero la razón por la que no puedo olvidarla es que en un abrir y cerrar de ojos ella ya no estaba...
Me he empeñado en creer que huyó de mí, nada más pero lo que realmente creo es que llegó a mí para enseñarme algo más.
