Alguien como Solar [Moonsun]

Capítulo once - Soltar

Al día siguiente Ji-hyo arribó a casa de los Moon. Ahí abrazó con fuerza a Yong-Sun mientras lloraba, enterándose de la situación. Había salido de casa apenas recibió la llamada de la policía, preocupada, llamó a Wheein quien le contó con detalle lo sucedido. Ji-hyo se sentía culpable, nunca pensó que Ye-Rim llegaría a tal punto de maltratar a su única hija, ahora, se preguntaba si su hermano había pasado por lo mismo.

Ese mismo día Yong-Sun fue junto Ji-hyo y Moonbyul a su primera cita con una psicóloga. Ambas se quedaron fuera mientras Yong-Sun hablaba con la profesional.

—Mi nombre es Bae Sang-hee, llevaré a cabo junto a ti la terapia para que aprendas a vivir con lo sucedido.

—De acuerdo.

Bae Sang-hee era una mujer de unos treinta y cinco años, con el cabello negro hasta los hombros, la piel ceniza y los ojos verdes. Era atractiva y vestía un elegante chaleco negro con tacones del mismo color.

—¿Qué tal si comienzas presentándote? Tu nombre, edad y quizá... tu sueño en la vida —. Animó la profesional.

—Bueno —dijo en voz baja —mi nombre es Kim Yong-Sun, tengo diecisiete años y mi sueño es viajar por el mundo junto a mi novia... y más adelante, quizá casarnos y formar una familia.

Sang-hee sonrió mientras la veía. Yong-Sun era una niña con un alma pura, no había malicia en ella. Era simplemente impensable todo lo que tuvo que pasar por mano de quien le dio la vida.

—Cuéntame cómo te has sentido con lo sucedido.

Bajó la mirada, comenzó a jugar con sus manos en señal de nerviosismo.

—Bueno, yo... tengo mucho miedo —confesó — Temo por mi madre, por mi novia, me asusta lo que pueda pasar, pero también siento que soy libre ahora —susurró —Quizá para algunas personas puede ser que se enojen con Dios si hubieran pasado por lo que me hizo mi madre. Pero yo entiendo que Dios estuvo conmigo, no permitió que las cosas fueran más allá. Puso a mis amigos y al señor Kim en mi camino para que fueran mi salvación. Estoy agradecida con Dios y la gente que me rodea.

Sang-hee escuchaba atentamente las palabras de Yong-Sun, maravillada por su fortaleza y gratitud a pesar de las dificultades que había enfrentado. Era evidente que la joven poseía una gran resiliencia y una conexión profunda con su fe.

—Yong-Sun, es admirable ver cómo encuentras fuerzas en tu fe y en las personas que te rodean. El camino hacia la sanación y la superación puede ser desafiante, pero estoy segura de que tienes la capacidad de superarlo todo. Estoy aquí para acompañarte en este proceso y brindarte las herramientas necesarias para que te fortalezcas emocionalmente.

Yong-Sun asintió, agradecida por el apoyo que estaba recibiendo. Sabía que no sería fácil, pero estaba decidida a enfrentar sus miedos y construir una vida llena de amor y felicidad.

Durante las sesiones de terapia, Yong-Sun comenzó a explorar sus emociones y a comprender las raíces de su relación conflictiva con su madre. Sang-hee la guiaba con delicadeza, ayudándola a reconstruir su autoestima y a establecer límites saludables en sus relaciones.

Salió de la primera sesión de terapia contenta. Mientras regresaban a la casa de los Moon, Moonbyul pidió permiso a Ji-hyo para salir con Yong-Sun. Esta aceptó, se quedó en casa de Moonbyul hablando con Soo-Jin.

Moonbyul se dirigió a la cochera, abrió la puerta de enfrente para Yong-Sun y ella se sentó en la del conductor.

—¿A dónde vamos? —preguntó Yong-Sun.

—Te tengo una sorpresa —dijo Moonbyul antes de plantarle un beso.

Condujo hasta el centro del pueblo, se detuvo frente a un negocio de piercings y tatuajes. Yong-Sun entendió a que habían ido, Moonbyul había recordado lo que le había dicho durante el viaje.