Capitulo 2

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América

Me siento humillada. Es tan extraño para mi que me él me trate de aquella manera sin palabras pudor alguno cuando ni siquiera nos conocemos. ¿Por qué es tan grosero? Y sé que él es así por los rostros que ahora tienen Annie y Sam, reflejan hastío y vergüenza.

— Vale Mare... Te advertí que él era así, sólo no le des importancia ¿si?— dice Annie tomándome por lo hombros— Él... Es muy reservado y...

— Un capullo— interrumpe Sam, tiene una sonrisa amistosa que me da confianza— Es una persona complicada y con muchos problemas internos. No te lo tomes personal Mare, igual vendrás con nosotros ¿vale?

No me siento cómoda, y sé que lo mejor será volver a casa... Annie y Sam tenían tiempo de no verse, y cómo es un momento íntimo me permito restarle importancia. Me encojo de hombros y le sonrió con amabilidad.

— No hay problema chicos: lo he captado. Estoy demás en la suma y bueno... En realidad no me molesta, ustedes tienen que ponerse al día— sonrío forzadamente— y ya saben, esas cosas.

— ¡Bah! ¿De qué hablas? Te he traído hasta aquí, y conmigo te irás... Si Nick no está de acuerdo entonces no tengo por qué ir a ningún lado con él— dice Annie con los ojos como platos— Eres mi mejor amiga Mare, no te dejaré tirada para que vuelvas en bus.

— ¿Estás segura?

Ambos me miran enarcando una ceja.

— ¡Claro!— responde ella segura— En realidad no me preocupa Nick, él es... Nick.

Asiento no muy asegura y Annie me da un apretón en el hombro que inmediatamente me reconforta. Sam asiente satisfecho y juntos nos dijimos hacia la salida.

Me pregunto por qué el castaño habrá sido tan odioso conmigo. «Lo más probable es que la fama se le subió a la cabeza» y posiblemente es así. Ruedo los ojos internamente preparándome para sentirme fuera de lugar en un reencuentro en el que no tengo nada que ver.

La pelirroja nota mi cara de desánimo y me da un leve empujón.

— Basta Mare, deja de martillarte la cabeza— murmulla lo suficientemente alto como para que Sam escuche.

— Si Mare, deberías quedarte tranquila— dice él sonriendo con amabilidad— Eres muy regia, tienes el porte universitario de la ¿o me equivoco?

Sam tiene buena pinta, y una sonrisa que inspira mucha confianza. Me pregunto si podría fiarme de él mientras me fijo en su jersey rojo que si no lo hubiera usado él, se le vería nefasto a cualquier otro. Es alto, rubio de ojos claros y tiene esa sonrisa torcida que inspira confianza.

— Pues estás en lo cierto: la chica puede salir del campus pero no el campus de la chica— digo a modo de broma y se le escapa la risa.

— Así es.

Me he distraído hablando con Sam y lo cierto es que me agrada. Para cuando salimos del autódromo los tres llegamos hasta el aparcamiento, he creído que nos dirigíamos hacia el pequeño cacharro color blanco de Annie pero me he quedado sorprendida en cuanto Sam tintinea las llaves y un espectacular Sub aparece en mi campo. ¡Vaya!

— Déjame adivinar, ¿el amor de tu vida?— dice Annie irónica apreciando la politura.

— Podría serlo... Pero no es mío, lo tome prestado— responde apaciguo sin darle importancia, escogiéndose de hombros—Esperare a Nick, las veo a la salida.

Asentimos y nos dirigimos al escarabajo de Annie. Suelto un silbido a modo de broma y me da un codazo.

— ¡Harold cuesta más que ese Sub! El valor sentimental es invaluable— me riñe con una sonrisa— ¿a qué si?

Perfectos ExtrañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora