Capitulo 3

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América

Vale, he de admitir que estoy un poco ofuscada por el encontronazo que tuvimos hace un rato, sin embargo me siento orgullosa de mi misma en cuento he bajado del auto con la espalda recta y le he pasado al lado a él y a Sam sin meditar palabra. No me preocupa la opinión del castaño dado que es un completo tarado. Pero si la del rubio, he llegado hoy aquí con Annie queriendo impresionar a sus amigos, y que estos también fueran los míos, pero mi grata sorpresa fue toparme con un chico malgeniado que cree puede hablarle a cualquiera cómo quiere. ¡Y lo peor del asunto! Que me haya catalogado como "fácil", ¿quien la habrá inflado tanto el ego como para creer que me interesaría?

— Quita esa cara, Mare— murmura la pelirroja a mi lado con una sonrisa tensa— Venga chica, hemos venido a pasarla bien. ¡Vamos a relajarnos!

Asiento estando de acuerdo. Mi tarde nadie me la arruinará.

Desvio la mirada solo un segundo hacia el par de amigos y veo la expresión de Sam apacigua, se le nota bastante fresco y divertido. Por otro lado esta Nick, su rostro está colmado de hastío y sus expresiones faciales son tan marcadas que me empiezo a preguntar si sufre de mal temperamento.

Apostaría a que si.

— Vale, estoy pensando en divertirme con un par de mojitos...— digo mirando distraídamente hacia mis zapatillas. Tengo la suela blanca completamente sucia y me golpeo mentalmente por ello.

— ¿ Estará dentro de nuestro presupuesto pagar en un lugar así? — Chilla Annie en mi oído lo suficientemente bajo para que sus amigos no nos escuchen.

Visualizo el menú, y la respuesta es no. No podríamos pagarlo a menos que tome prestado de mis ahorros. Claro que eso no pensaba mencionárselo.

En mi mente acuchillé un millón de veces a los cabezotas de sus amigos que se les ocurrió la grandiosa idea de llevarnos a uno de los bares más costosos de la ciudad.

— Estate quieta, lo podemos cubrir— respondo con confianza, su mirada dice que no me cree pero no me dejo intimidar y me reclino en el respaldo de mi asiento.

— Así que...— Dice Sam mirando a Annie y a mí— ¿Desde cuando se conocen? La última vez que supe de ti An te querías mudar a New Orleans.

— ¡ Ha pasado un montón de tiempo, Sam!— Ríe Annie mordiéndose la uña mientras junta los codos en la mesa. Sin querer mi vista se dirige al castaño y me arrepiento de inmediato de verlo: me está mirando con la cara cargada de repugnancia. ¿Que coño le pasa a este tipo?

— De toda la vida en realidad— digo sin pensar y me sorprendo de mi misma en cuanto logro oír mi voz. Sam me mira con las cejas fruncidas— Annie y yo nos conocemos de toda la vida: éramos vecinas. Siempre hemos estado una al lado de la otra.

— ¡Woa! No tenía idea, ¿por qué no te había conocido si quiera?

Annie sonríe mostrando los dientes blancos perfectos a punto de explicar pero Nick se le adelanta y abre la boca. Y por sus facciones estoy segura de que nada de lo que dirá me gustará.

— ¿Acaso la estás viendo?— se mofa— Parece sacada de la catedral, ¿de qué convento la habrán sacado?

Su sarcasmo es letal y por lo que veo ama ser petulante. Lo fulmino con la mirada llena de odio, me estoy arrepiento de haber venido. No pude conocer a alguien más petulante que al tal Nick.

Miro mis pantalones de chándal rosa y me los limpio con disimulo: quiero demostrar que ninguna de sus palabras a tenido algún efecto en mi.

Lo veo directo a los ojos y sus azules cielo me devuelven la mirada. Una sonrisa arrogante se asoma al costado de su boca. ¿Alguna vez conocí a alguien como a él? No, me he alejado por completo de la en personas que creen domar el cielo.

— Vale Nick pero ella no está tan mal, en realidad me flipa— dice Sam guiñándome un ojo— Por cierto me gusta tu cabello Mare.

Sonrio pero la sonrisa no llega a mi rostro.

— Gracias Sam— carraspeo la garganta— ¿Me disculpan? Necesito ir a asearme.

Me disculpo mientras me levanto. Annie me dedica una mirada de disculpa, sabe que estoy incómoda y me pregunta si quiero que me acompañe. Niego con la cabeza y le hago un gesto de desdén. No pasa nada, es la verdad.

Salgo directo al lavabo y escucho a Nick tras de mí:

— Jamás me había aburrido tanto en mi vida de una persona, ¿qué carajos te pasa juntándola con nosotros?


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