El fresco olor de la mañana despertó al Joven Steve Rogers, quien durmió rebosante de alegría, y ahora despertaba de la misma manera. Su corazón latía como un tambor, sus mejillas estaban más rojas que nunca y el clima lo acompañaba en su gozo. Esta, era perteneciente de un cuatro de julio. Parecía que hoy el sol brillaba más de usual.
Los días de verano eran polen y alergias para Steve Rogers. Así pues, pasaba sus días.
El viento soplo levantando las blancas cortinas, el pasto verde y las florecientes amapolas que crecían mostrando su belleza nata, Brooklyn jamás fue tan hermoso. Como deseaba Steve Rogers ser como una amapola. Existir y ser bonito. Asomándose cerca de la ventana, tomo una con sus manos, la llevo a su cabeza y se la como como un tierno adorno. Su pijama de tela chusca sintió envidia de la flor que colgaba de sus hilos de oro.
Las alergias parecían haberse desaparecido, todo se le hacía dulce, todo se le hacía bonito. Y lo triste se le hacía efímero.
Su cumpleaños era un buen motivo de festejo, pero mucho mejor que eso era la llegada de Bucky. Habiendo pasado ya tres meses desde su último encuentro, no podía estar más expectante y feliz.
Y es que los momentos angustiosos casi nunca cesaban, un día le escribía una carta diciéndole que todo marchaba bien, que la guerra estaba ganada y al otro le decía que no existían esperanzas en este mundo cruel. Era bivalente, exasperante para el tan ordenado y costumbrista Steve Rogers.
Se observó al espejo y noto que unos centímetros más se le fueron agregados a su talla. Así completaba de teñirse su día de alegría.
ꟷFeliz cumpleaños, cariño.
Steve Rogers se sintió descubierto, pillado con las manos en la masa. De manera rauda se retiró la flor y su madre suavizó un gesto. Tomo de manera delicada los hombros delgados de su hijo y le regalo un suave beso en la mejilla
.
ꟷEstá bien hijo, no hay porque ocultarse.
Sarah entendió hace mucho la manera en la que se sentía su joven hijo. Para un religioso de la época, resulta enfermo. Pero no para ella que lo ha visto crecer desde pequeño.
Su pequeño sol no podía ser como malo como el pastor decía.
ꟷ¿Otra? ꟷdijo el joven al notar el sobre blanco que su madre traía, era una carta de James. James era alguien especial para él, de más de una manera y estaba seguro que esos sentimientos eran correspondidos. James no les escribía cartas a sus novias, solo a él.
ꟷNo exactamente.
Solo era un trozo de hoja con una flor seca pegada. Tenía hora y fecha. El chico se estiro como un gato y decidió que empezaría por lustrar sus zapatos.
(***)
Steve, vestía como Steve. Camisa blanca y bien planchada, zapatos perfectamente lustrados, cara lavada y su destello ocular.
Steve, su amigo, camina sobre la belleza. Pero eso algo que entre hombres no se dice y por eso calla y sonríe.
El parque resulta una buena opción para el recuentro y cuando ya han pasado la etapa de las lágrimas y los abrazos, se han sentado a disfrutar de la brisa que la naturaleza les ofrece.
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4 de Julio
FanfictionDespués de un largo tiempo, James el soldado, ha regresado a Brooklyn con la intención de visitar a su amigo y poder decir algo que tiene atorado hace mucho, aunque probablemente sea la ultima vez que lo vea.