Llegamos a un hotel con mala pinta. Pero sirve para descansar esta noche.
—¡Esto está horrible!—exclama, Andrew a mi lado con cara de asco.
No voy a decir que está bonito, cuando no es así, tiene un televisor viejo, la paredes de color azul claro, dos camas individuales viejas y una mesita de noche. Si esto está horrible.
—Para pasar la noche está bien
Él me ve con ceño fruncido mientras niega con la cabeza. Yo solo me encojo de hombros para demostrarle que no me importa. Tengo muchas cosas en que pensar para ponerme de caprichosa.
Nos acomodamos en nuestras camas, claro si se puede decir así. Estoy a nada de dormirme, pero el castaño habla.
—Esto no va a tomar mucho tiempo, tengo fe en que llegues a cansarte.
No lo veo, pero sé que está mirando el techo, pensativo.
—No, no me cansaré eso te lo aseguro.
—¿Y si lo haces?
Su voz suena como si estuviera triste.
—Nos iremos lo más lejos que podamos te lo prometo.
Le soy sincera, aunque sepa que posiblemente no me cansaré.
Andrew no vuelve hablar me imagino que se quedó dormido y decido quedarme dormida también, necesito fuerzas y estar descansada para los demás días esto es solo el principio. Después de varios minutos me logro quedar dormida.
~
—¿Ves?, esto es por tu culpa, todo lo que tocas los destruyes ya estás muerta mi pequeña Marie.
Abro mucho los ojos esa es la voz del Don veo a mi alrededor y él está al frente mío apuntándome. Me da mucho escalofrío cuando notó un par de cuerpos muertos que reconozco al instante. Él por su parte sigue igual casi dos metros de altura, tez blanca, cabello rubio oscuro y ojos grises penetrante. Realmente el muy desgraciado no es viejo, por eso sé que no llega ni a los cuarenta.
—Ves estás mal, si quieres jugar a la valiente e intentar tentarme-me sube una ceja, todavía tiene la sonrisa cínica que utiliza siempre-Solo mírate.
No puedo hablar así que hago lo que él me dice. Es un grave error por lo primero que veo es mi ropa llena de sangre, oscura y espesa. Cae gotas en el piso manchándolo, tocó mi cara y sale de un color rojo intenso. «Sangre», Niego repetidamente con la cabeza, todo alrededor me da vuelta. Quiero correr me siento sin aire.
No, no, no me siento mal, quiero salir de aquí.
—Marie—me llama, una voz conocida pero lejana. Pero estoy enfocada en la sangre de mis manos.
-¡Mari!
Abro los ojos de golpe, Andrew está a mi lado con el ceño fruncido muy preocupado. Veo a mi alrededor y todo fue una pesadilla.
ESTÁS LEYENDO
El infierno de Marie
RomanceLa sangre resbala de sus manos, las lágrimas caen de sus mejillas deseando salir de esa pesadilla. Marie está maldita, no por un espíritu, ni por un brujo. Sino por el Don, el mafioso más poderoso del mundo. Aquella chica no le teme al mafioso, por...