Tres

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Advertencias: Terminé por separar el capitulo ya que era muy largo, pero puedo decir con alegría que el que sigue es el último.

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13.

Tal vez no fue buena idea el reunir a Loki con su viejo amor, pensaba Mobius observándolo a la distancia en su viejo restaurant favorito, llevaba dos semanas sin asistir a terapia y una tercera podía ser considerada ya un grito de ayuda y ponerle problemas severos en cuanto a su salud emocional y pronta defensa de tesis. Siempre sucedía que justo antes de obtener sus títulos los alumnos solían quebrarse por la presión y escapar antes de cumplir su meta.

Por supuesto ese no era su caso, pero ciertamente Loki llevaba acarreando una soledad terrible desde la infancia que con el tiempo sólo parecía acrecentarse hasta un punto incierto.

Mobius había esperado que Thor pudiera sanar eso, pero sólo parecía haberle empeorado.

—Creí que no te gustaba la comida chatarra— murmuró a modo de saludo, observándolo comer con desgano y lucir más pálido que de costumbre.

—Tenía hambre— contestó con una sonrisa fingida ofreciéndole sentarse a su lado.

Mobius así lo hizo, pidiendo a su vez un menú un tanto más sano que el cotidiano.

—No te has presentado a tus sesiones— murmuró, mientras Loki miraba por la ventana.

—Lo olvidé— contestó el alfa —lo lamento, no me he sentido yo mismo en estos días.

—¿Ha pasado algo? — Loki asintió —¿...Con Thor?

—Lo besé y él me rechazó, sólo eso— Fueron interrumpidos por la camarera, dejando entre ambos un plato con ensalada y un agua mineral para el psiquiatra —Ahí está el rechazo que decías, ahora sólo necesito esperar.

—¿Esperar a qué?

Loki lanzó una sonrisa herida.

—Sentirme mejor.

Mobius sintió la empatía y la ternura conmoverle.

—Sabes que no es así como funciona.

Se despidieron en un silencio ausente, Mobius se ofreció a llevarlo hasta su residencia universitaria, pero el joven prefirió caminar. No se fue tranquilo hasta hacerle prometer que volvería a sus sesiones y que irían a algún bar a buscarle alguna conquista que pudiera sanar su joven corazón.

Al regresar a su consulta, recibió a las dos citas que tenía fijadas para esa hora; una joven que hacia no mucho había perdido a su hermano en un accidente y sentía necesidad de abandonar su carrera y otro estudiante con un estrés severo. Con eso en mente pudo distraerse de la molesta sensación de haber dejado a un cachorro abandonado bajo la lluvia.

Ya se estaba despidiendo de su asistente y yendo en dirección a su auto cuando un número desconocido apareció en su pantalla, dudó por unos segundos en contestar ya que siempre que lo hacía resultaba ser una llamada de teletienda o esos molestos anuncios, pero por las dudas acabó por presionar el verde y esperar a saber de quien se trataba.

—Buenas tardes, me comunico desde el Massachusetts General Hospital, ¿hablo con el contacto de emergencias de Loki Laufeyson?

Mobius parpadeó, lleno de sorpresa por toda la frase en concreto, pero antes de siquiera pensarlo contestó:

—Sí, con él.

Con rapidez sacó las llaves de su auto, se zambulló dentro y condujo hasta la dirección que no resultaba muy lejos de su consulta.

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