ᴘʀᴏʟᴏɢᴏ: ᴅᴇꜱᴛɪɴᴀᴛɪᴏɴ

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— m-mamá... — chillaba en la parte trasera del auto. La chica ya no podía con aquel dolor punzante en sus dientes y sus extremidades.

No sabía dónde estaba, solo que moría de dolor en la parte trasera del auto. Su madre la había llevado corriendo al vehículo cuando notó el dolor de su hija, tomo acciones sin pronunciar palabras. La incoherencia en sus acciones hacia que rasguñara los asientos del vehículo, buscando desahogar su fuerte dolor.

Llevaba días con un zumbido en su oído, pidiéndole ser libre de una vez por todas y destruir todo lo que encuentre a su alrededor. O al menos eso era lo que ella entendía. Llevaba toda su vida lidiando con un extraño trastorno que la impulsaba a gritar y comer un animal... Crudo. Los terapeutas y doctores nunca supieron determinar con exactitud que padecía la morena de ojos cafés, pero estaban consientes de que lo que sea que padeciera, era peligroso si se llegaba a desenvolver a flor de piel sin la supervisión adecuada.

Su madre nunca decía nada al respecto, solo buscaba que tomara sus calmantes y nada más. Desde que entró en la adolescencia, como cualquier otro, fue dándose cuenta de esta actitud distante a su "trastorno". Tampoco pregunto algo al respecto, suponía que solo era miedo a incomodar a su hija y nada más... Que equivocada estaba.

Cada brinco que el auto daba por caer en algún bache de la carretera, era como una daga que se enterraba cada vez más en su pecho adolorido. Un sabor metálico inundó su boca en medio de la agonía. Sus manos temblaban y sienta que se caerían si las movía, como una muñeca de porcelana, pero se vio obligada a llevarlas a su boca cuando aquel sabor no se iba.

Sangre. Eso fue lo que vio cuando sus dedos salieron de su boca. Algo la había lastimado, tanto que sangro. Sin contar el dolor insoportable en sus dientes.

— estoy sangrando... — sollozo. No le gustaba la sangre, era una de sus fobias junto con los duendes desde que era niña.

— tranquila, Luz. Pronto llegaremos y el dolor acabará — su madre trato de calmarla. Ella era enfermera y la antes mencionada suponía que sabía perfectamente que hacer en situaciones como esas, pero se la veía nerviosa e incluso se atrevería a decir que asustada. Y ella no sabía si preocuparse por su madre y si sabría que estaba haciendo exactamente.

Cuando su vista empezó a nublarse y el pitido en sus oídos aumento, puso en duda muy seriamente si en verdad sobrevivía. La idea de morir siempre estuvo en su cabeza debido a las cosas peligrosas que la llevaba a hacer su "trastorno", fueron muchas las veces que su madre fue a la escuela por ella debido a peleas, cortadas graves o comportamientos excesivamente agresivos. ¡Ni hablar de lo celosa que era! Eso siempre la caracterizó entre las pocas personas que se dignaban a hablarle. Unos por lastima y otros creyéndose inmortales al hablarle a la "problemática y violenta" de la clase.

Un grito ahogado rasgo su garganta cuando sus manos empezaron a deformarse en algo que no vio con exactitud.

Su madre se alarmó, girando su rostro hasta su hija, apartando por completo su atención de la carretera.

— ¡MAMÁ!

Lo último que su madre pudo escuchar antes de asumir su destino y que un camión arrasará con el pequeño automóvil.








Destination / Destino

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