(+18) A veces olvido que eres un Alienígena

Ocho (+18)

Kara no sabía cómo había llegado hasta allí. Estaba besando a Lena, besándola de verdad... y estaba caliente. Los brazos de Lena alrededor de su cuello intentando rasgar lo que no había y sus propias manos en la cintura de Lena. Ambas caminaron entre besos y jadeos mientras salían del ascensor y entraban en la sala de estar del ático, donde Kara solo podía pensar en los labios que estaba devorando. Esos labios deliciosos, suaves y dulces. Las manos de Lena bajaron hasta los hombros de Kara y tiraron de su chaqueta. Kara se  la quitó rápidamente y rodeó a Lena con los brazos, Lena jadeó con sorpresa cuando Kara la levantó, pero entonces la morena comprendió y envolvió sus piernas alrededor de su cintura haciendo que su vestido se arrugara.

Lena no podía creerlo. Se había imaginado la sensación de la piel de Kara contra la de ella, pero nunca se había acercado ni remotamente a la forma en que se sentía en sus brazos en esos instantes. Kara movió a Lena hacia la cocina y la dejó a Lena en la isla. La pelinegra  inmediatamente movió sus manos al pecho de Kara y comenzó a desabotonar su camisa, rozando las elevaciones siempre que podía mientras frotaba por encima de la tela. Kara rompió el beso y movió sus labios a lo largo de la línea de la mandíbula de Lena, la rubia se acomodó en el hueco del cuello de Lena y lo mordió suavemente, haciendo que Lena gimiera. Kara movió sus manos por los muslos de Lena y luego las llevó sobre su trasero antes de darle un apretón.

Kara se echó hacia atrás un poco, permitiendo que Lena recuperara el aliento, antes de preguntar: "¿Esto realmente está sucediendo?"

"Dios, eso espero", respondió Lena con su voz llena de deseo.

"Bien" Kara gruñó antes de cerrar la brecha entre ellas una vez más.

Lena sintió que un deseo distinto al que solía sentir se acumulaba entre sus piernas. La fuerza de Kara, ese gruñido, estaban abrumando los sentidos de Lena. La sensación de los labios de Kara contra los de ella, sus manos calientes contra su piel, su aroma. Kara olía a océano durante una tormenta, llena de poder y falta de control, y a Lena le encantaba. Le fascinaba como Kara parecía perderse en sus ojos. Le encantó la mirada hambrienta que le dio Kara mientras movía su mano hacia arriba para desabrocharle el vestido y lo bajaba delicadamente por su espalda.

Lena terminó de desabrochar la camisa de Kara y comenzó a quitársela del cuerpo, miró hacia abajo y vio unos abdominales perfectamente cincelados. Se permitió arrastrar sus manos por todo su torso de arriba hacia abajo repetidamente mientras miraba a Kara profundamente a los ojos. Relamió sus labios, al ver sus pezones erectos, la idea de morder y escuchar el gemido de Kara la encendió más, pero no llegó a hacerlo, sus manos vagaron por sí solas en otra dirección.

Los músculos de Kara se tensaron bajo las yemas de los dedos cuando las manos viajaron más abajo de lo que habían hecho antes en todo ese rato y se detuvieron cerca de la hebilla de su cinturón. En lugar de desabrochar los pantalones, la mano de Lena viajó aún más abajo y agarró la entrepierna de Kara con firmeza. Un gruñido primitivo escapó de la boca de Kara mientras apretaba las caderas contra la mano de Lena, tocarse así misma había sido fenomenal de alguna manera, pero que lo hiciera alguien más y con todos esos aromas flotando en el ambiente, era de otro planeta.

"¿Cuarto?" Kara preguntó apenas audible.

Lena asintió en respuesta y Kara la levantó y la besó mientras la llevaba al dormitorio. Lena respiró hondo cuando sintió que el colchón tocaba su espalda. Kara había pasado a besar su cuello mientras sus manos lentamente deslizaban el vestido de Lena, aflojando la tela alrededor de su cintura y despegándola de cualquier zona de su cuerpo. Cuando Lena volvió a abrir los ojos, se encontró con esa mirada hambrienta que Kara solo tenía cuando estaba a punto de devorar potstickers. Tragó saliva, Kara estaba a punto de devorarla, ese pensamiento envió lentos y repetitivos  escalofríos por su espalda.