Un espasmo de locura

2.5K 223 117
                                    

   - Aparta tus sucias manos de MI Remus, cornamenta.- dijo Sirius con falsa indignación. James soltó una sonora carcajada al ver a su mejor amigo rodear el cuello de Remus con un brazo. Lunático simplemente rodó los ojos y se alejó de ambos para regresar a la comodidad de su cama, aunque puede que el sonrojo que le había provocado el tacto de las manos de Sirius en su cuello tuviera algo que ver.

  - ¿Entonces estás seguro de que no quieres venir a Hogsmade con nosotros? No tienes por qué quedarte con el chucho si no quieres. Si te está reteniendo contra tu voluntad parpadea dos veces. Yo te salvaré.

  - Tranquilo James, no soy yo el que debería preocuparte.- sugirió el castaño, para luego guiñar un ojo y redirigir su mirada a un viejo ejemplar de "Matar a un ruiseñor" que había encontrado en la biblioteca la tarde anterior. El contacto visual fue tan leve que no pudo notar como Sirius mordía la parte interior de su labio, regodeándose ante esa imagen mental.

   - Esa es la señal para que os larguéis de aquí.- mencionó Sirius para empujar a sus dos amigos fuera del cuarto en cuanto recobró la razón. "Usad protección" fue lo último que el pelinegro oyó antes de dar un fuerte portazo.

   - Por fin solos, Black. 

   - Lo estaba deseando, Lupin.- ambos comenzaron a reír, sin embargo Remus no quería hacerlo. Ese jueguecito de flirteos con su amigo lo mataba, porque soñaba con poder hacer realidad todo aquello que se habían dicho jugando. Deseaba que todas las veces que Sirius le acariciaba la piel o jugaba con su cabello fueran con un cariño más allá de la amistad, con ese mismo tipo de amor que Remus siempre había sentido hacia él. "No seas estúpido", se repetía constantemente, "él jamás se fijaría en ti."

   - Remus, estás bien?- el mencionado se sobresaltó al sentir esa voz sobre su cuello ¿En qué momento se había tumbado Sirius a su lado? Tardó a penas un instante en sonrojarse por completo. 

   - S-si, claro, por qué lo dices?

   - Llevas un buen rato sin pasar de página, ¿Estás sonrojado?

   - No digas chorradas, S-sirius, claro que n-no. 

   - ¡Estás tartamudeando! ¿Tan irresistible soy como para ponerte tan nervioso?- Dijo, poniendo una de sus manos sobre la cintura de Remus. 

   - Aparta, pulgoso.- susurró Remus, y luego empujó repentinamente al contrario, haciendo que cayera al suelo en un golpe seco. Hasta que no escuchó la carcajada de Sirius unos segundos después no pudo soltar el aire que sin saberlo había contenido. 

   - Me lo gané a pulso, verdad?

   - Ciertamente sí. 

   - Bueno, escucha, te quería pedir consejo.- Remus intuyó por donde iban los tiros, y no le gustaba nada esa conversación. Preferiría ponerse a hablar de Quiddich, si podía elegir.

   - ¿De qué se trata?

   - Es sobre la persona que me gusta. De la que te he hablado.- Y ahí estaba, un dardo directo al corazón de Remus. Este apartó la mirada mientras el pelinegro se levantaba del suelo, y empezaba a caminar nervioso.

   - ¿La que te gusta desde tercero?

   - Sí.

   - Pues dime qué necesitas.

   - Ni yo lo sé. No puedo decírselo, no quiero que se aleje de mí. Pero tenerla a mi lado todos los días y no poder hacer nada para que esté más cerca mío... Me está matando, Remus. 

   - Creo que deberías decírselo, no creo que haya ninguna chica en este castillo que pueda resistirse a los encantos de Sirius Black.- dijo mientras se acercaba a su amigo por la espalda, poniendo una mano en su hombro.- Además, si no te corresponde siempre me tendrás a mí como apoyo y consuelo, Canuto.- Sirius se dio la vuelta para mirar a Remus y sus ojos chocaron. Oro contra plata. Y Sirius no pudo soportarlo más.

Un espasmo de locura (Wolfstar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora