capítulo 37 Me opongo

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Hola, es corto el capítulo, pero es que el otro será más largo, ya saben, además cuando lo lean verán porque lo corte ahí.
Los quiero y amo sus comentarios, gracias por su apoyo.
Gracias a MarielaMolina por sus ideas, ojalá te guste el capítulo y no te decepcioné.
Los personajes son de Naoko Takeuchi, solo escribí por diversión.

***

— Zafiro... Levántate... Tenemos algo que hacer. — Dijo muy temprano.
— Diamante, ayer me dormí muy tarde, apenas son las 8, deja que siga durmiendo. — Dijo volviendo a acomodarse entre las cobijas.
— No seas perezoso. ¡Levántate! — Dijo tirando de sus pies hasta dejarlo en el suelo.
— ¡Ya verás! — Dijo Zafiro corriendo trás el con una almohada.
Diamante corrió riendo a carcajadas y salió dejando a Zafiro sólo.
— Te veo en el comedor. — Le gritó.
Zafiro se metió a bañar con una sonrisa en los labios. Su hermano estaba muy feliz y eso le alegraba, además de saber que tendría un sobrino al que mimaría muchísimo.
Se preguntaba si algún día el encontraría alguien que lo hiciera perder la cabeza igual que su hermano, y a su mente llegó como una ligera brisa refrescante la imagen de Hotaru, con su aire romántico y dulce. Tal vez, sólo tal vez, podría visitarla algún día y salir a pasear.
***
— Buenos días Seiya. — Dijo con cordialidad.
— Buenos días Príncipe Diamante... ¿Qué sorpresa verlo por aquí? — Dijo con ironía, mirandoa la puerta, para ver si su Bombón se encontraba ahí.
— Ella no sabe de mí visita... Y te rogaré que se mantenga así... — Dijo entendiendo su mirada. — Soy un hombre que no le gustan los rodeos, así que vengó a ofrecerte una cantidad considerable por qué permitas a "Mí esposa" ver a su hija. — Dijo sin más, sacando su chequera y recalcando la palabra "esposa".
— No necesito tu dinero. — Respondió, poniendo su mano sobre la chequera, para evitar que escribiera.
— Entonces ¿Qué necesitás? Pídeme lo que sea... Yo Haré lo que esté en mis manos para que ella sea feliz. — Respondió.
Seiya lo miró a los ojos, no podía creer que el estuviera ahí dándole una demostración de humildad y amor inmenso.
— Por desgracia no puedes darme lo que quiero. — Dijo con tristeza después de unos segundos que a Diamante le parecieron una eternidad.
— Dímelo tal vez pueda conseguirlo. —
— Quisiera que ella me amará igual que antes, regresar el tiempo atrás y evitar todo el dolor que ambos sentimos. — Respondió.
— Por desgracia eso es imposible para mí, pero por favor, ten consideración de ella... ¿No crees que ya la has lastimado demasiado? —
— Yo también he sufrido. —
— Ambos sufrieron por tus errores. No puedes culparla de ellos. —
— Lo he pagado con creces. Sabes... Me sorprende que estés aquí... Para tí sería muy fácil que la niña no estuviera con ustedes, así la tendrías para ti solamente... No tendrías que compartir su amor con una niña que no es tuya. —
— Amó a esa niña más de lo que crees, aunque no es mía, es hija de la mujer que amó más que a nada en el mundo, sólo deseo su felicidad, que sus ojos vuelvan a brillar de emoción y no estén siempre nostálgicos pensando en esa hija que se le ha negado. —
Seiya lo miró por unos minutos, le parecía imposible que ese hombre tan distinguido y seguro de sí, estuviera ahí frente a él, haciendo a un lado su orgullo, despojándose de todo egoísmo y suplicando un poco de consideración para su amada.
— En otras circunstancias... Hubiéramos Sido excelentes amigos. Lamentablemente no es el caso. Mirá te prometo que dejaré que la visité siempre que quiera, en lo que se acostumbra y hablaré con mi abogado para una custodia compartida. — Concedió.
— Te agradezco mucho que tomes en cuenta mi petición. Nos vemos el día de tu boda Seiya. —
Seiya lo acompañó a la puerta y regresó a la biblioteca, pronto se casaría y aunque no le emocionaba la idea, era lo mejor para su hija, Setsuna era una buena madre sustituta.
***
Serena estaba muy tranquila, tenía días que no iba a la oficina y se mantenía comiendo y buscando excusas para no encontrarse con Seiya. Aunque sabía que verse era inevitable.

Ese día le sorprendió mucho que Diamante llegará más temprano que de costumbre.
— Cierra los ojos... No vayas a ver... Es una sorpresa. — Dijo mirando desde la puerta.
Serena obedeció mientras se frotaba las manos con nerviosismo, no sabía que podría ser. Tratándose de Diamante, podía ser cualquier extravagancia.
— Puedes abrirlos. — Dijo observando atentamente su reacción.
Serena se llevó la mano a los labios tratando de contenerse, sin conseguirlo, tras unos segundos corrió a la puerta para abrazar a la pequeña personita que estaba frente a ella.
— ¡Chibi chibi, mi pequeña Princesa! — Exclamó llena de emoción.
La tomó en sus brazos y la cubrió de besos, llorando de felicidad.
— ¿Y para mí no hay un abrazo? —
— Lita... Tú la trajiste... ¿Pero cómo? Y Seiya... ¿No sé molestará? No importa... Gracias por esta felicidad, por fin mi pequeña está en mis brazos. — Dijo abrazándola sin soltar a Chibi Chibi.
— ¡Chibi... Chibi! — Gritó la pequeña.
— Perdón... Es la emoción... No quise apretarte. — Se disculpó Lita.
— Cariño... Yo tengo muchos pendientes... Te veo más noche, cuídate. — Dijo besando sus labios con ternura.
— Está bien... No vayas a ver chicas guapas por la calle. — Dijo en tono de broma.
— Eso es imposible, no necesitó ver otras chicas, si tengo a la esposa más dulce y bella. — Dijo regresando sobre sus pasos para besarla con pasión. Lita carraspeó y ellos se separaron. — Perdona, cuida a mi Princesa. — Dijo con unas sonrisa y se fue.
— Pasa... En un momento nos traen algo. — Dijo Serena guiándola a un recibidor.
Serena iba embelesada con la niña y Lita sentía también emoción, por verla tan distinta de la última vez que la vio.
— Seiya me pidió que trajera a la niña, quiere que esté contigo por las tardes, de aquí hasta el día de su boda. —
— ¿Él te pidió eso? — Dijo sorprendida.
— Así es, además me pidió que te dijera que hará los trámites para que sea una custodia compartida, así ambos estarán con la niña. —
— ¡Qué alegría! No esperaba esto de parte de Seiya. —
— Él te adora, y hará lo que sea porque seas feliz... Aunque sea con Diamante... Su boda será el 26 de enero, aún hay tiempo de que esa locura se acabé, si tú... —
— Lita... — Le interrumpió. — Yo estoy casada con Diamante, estamos bien y... —
— ¿Amas a Diamante?. —
— ¿Cómo me preguntas eso? —
— ¿Y si es agradecimiento? —
— Lita... No concibo estar sin él... He aprendido a quererlo... Soy todo lo feliz que puedo ser sin mi hija, te aseguro que no es agradecimiento. —
— Perdona... Tenía la esperanza de que Seiya y tú tuvieran la oportunidad que se les negó. —
— Solo nos une Chibi Chibi. — Respondió, y Lita guardó silencio, entendía el ligero tono de rencor en su voz. — Te ves preciosa con tu pancita de embarazó, imaginó que Andru estará feliz. — Dijo para dar un cambio en la incómoda conversación.
— Sí... Es el futuro padre más dedicado, después de nuestra boda, Seiya construyó una casa para nosotros en la parte trasera de la casa, y somos muy felices desde que nos casamos. —
Continuaron hablando de sus vidas, las cosas que les pasaron en esos años de no verse, Serena evitó contar lo de su embarazó, pues si era cierto lo que Lita decía, seguramente Seiya sufriría mucho al saberlo. Prefería posponerlo un poco.
***

Las vacaciones de invierno Serena las paso en su hotel, solo viajo en Nochebuena y Año Nuevo al Reino de Plata

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Las vacaciones de invierno Serena las paso en su hotel, solo viajo en Nochebuena y Año Nuevo al Reino de Plata. Él Reino enteró se regocijó al saber del futuro Hijo de los Príncipes. La Reina y Serena escogieron los muebles para su habitación, y había quedado espectacular, justo del lado derecho de la habitación de la joven pareja. "Así oirás cuando necesite algo" Había dicho la Reina al mostrarle una puerta que se comunicaba entre las habitaciones.
— Quiero que veas esto. — Le dijo Diamante llevándola a otra puerta, que hasta ese momento no había visto.
La habitación era de un delicado tono rosa, con cientos de muñecas y juguetes, propios de una niña. El armario contaba con hermosos y pequeños vestidos, propios de una Princesa. Serena estaba conmovida hasta las lágrimas.
— Llegará el momento en que tú hija, este con nosotros. — Ella lo abrazó y le dió un beso que hizo hervir la sangre de Diamante. — Debemos prepararnos para la cena de Año Nuevo. — Dijo alejándose con resistencia de ella.
La noche paso armoniosa, todos estaban felices festejando la llegada de un año más que traería consigo bendiciones maravillosas.
***

Él día de la boda llegó rápidamente. Setsuna se arreglaba el hermoso vestido de sirena que le resaltaba sus voluptuosas formas. Estaba nerviosa, desde que viera a Darién no había vuelto a saber nada de él y eso la tenía intranquila.
Sabía que Darién no estaría tranquilo hasta que se vengará de ella.
— Te ves muy bien. — Decía Molly, acomodando su velo, le caía bien, pero no era Serena.
— Gracias Molly, estoy muy nerviosa. — Decía Setsuna, mirándose al espejo satisfecha.
— Vamos... Se hace tarde, Seiya ya está en la iglesia. — Dijo entregando el ramo de rosas blancas.
***

— Seiya, te ves estupendo. — Decía Yaten, acomodando el moño de la corbata.
— Es lo correcto. Chibi chibi estará bien. Serán una hermosa familia. — Dijo Taiki, observando el semblante apagado de Seiya.
— ¡Por Dios Seiya! ¡Sonríe! Parecería que vas al matadero. — Dijo Yaten.
Seiya esbozó una ligera sonrisa y se encogió de hombros.

***
Todos los invitados estaban en la iglesia, Mina y Amy vestían delicados vestidos color aqua marina, abriendo la marcha nupcial, Chibi chibi llevaba la canasta de flores, y corría por todo el pasillo, tirando pétalos hasta llegar junto a Seiya.
Setsuna entró por el pasillo, iba despacio, mirando a Seiya a los ojos, tenía miedo de que todo fuera un sueño, o que en algún momento se apareciera Darién.
La ceremonia inicio, ambos ocultaban sus temores y Seiya temblaba, pues había esperado que Serena y Diamante no se presentarán, pero sus ruegos no habían sido escuchados.
Ahí sentada junto a Chibi Chibi estaba su dulce tormento, se veía hermosa con un vestido negro que le quedaba un poco suelto de su cintura.
— Si hay alguien que se oponga a esta unión... Que hable ahora o que callé para siempre. —
— Yo. — Dijo Reih que había aguardado hasta ese momento. Darién había permanecido escondido hasta que Reih le diera la señal.
Setsuna sintió que el suelo se hundía a sus pies, pues atrás de la sonrisa triunfal de Reih estaba Darién.
***
Ok, recordemos que en la fiesta de compromiso Chibi Chibi estaba jugando con las esferas de un árbol. Así que hice como si fuera noviembre más los dos meses después de esa fecha y pues al fin se verán algunas cosas, Que tenía postergadas.

engañó de amor 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora