◇| Capítulo Uno |◇

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Capítulo Uno:
«Los rumores se esclarecen»

[Vestimenta actual de Edén en multimedia]

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El alboroto que se había armado segundos atrás se detuvo cuando uno de los presentes pronunció su nombre, comenzando a relatar uno de los tan afamados rumores que parecían no pasar de moda. Nadie se levantó de su lugar, pero todos dejaron de beber y charlar sobre vanalidades en su rutina diaria para prestar atención a lo que aquel sujeto fuera de sus facultades decía.

— ¡Ahí la ví! —exclamó, dejando un espacio suspensivo en su historia para dar más credibilidad— Su cabello tan morado como la sangre de demonio, con una fuerza que superaba la de un grupo de gigantes... —alzó los brazos, intentando dar a imaginar cuán grandes eran dichos seres— ¡Intentó atacar a uno de los lugareños, pero el caballero fue más rápido! —se levantó de su asiento, estirando su mano hacia la nada para representar lo que les decía— Lanzó su lanza en su dirección con una puntería irreal y la atravezó por completo, ¡pero no se detuvo ahí! —sus ojos se agrandaron, como si él mismo se sorprendiera de lo que hablaba— La arrastró por toda la calle principal, hasta que chocó contra la montaña detrás de la aldea. No he vuelto desde ese día, pero escuché que aún sigue en ese lugar, nadie la ha movido...

El silencio que le siguió a tanta conmoción por parte de aquel sujeto dejó a todos demasiado pensativos. Muchos creían que solo era palabrería de una ebrio que no sabía medir su imaginación, y otros pocos pensaban que, si bien el tipo decía la verdad, el alcohol de seguro lo había hecho exagerar en algunos puntos imposibles de identificar.

— ¿Entonces dices que uno de esos traidores al fin tuvo lo que se merecía? —cuestionó otro de los presentes luego de meditar todo lo que escuchó— ¿Tienes alguna prueba de que está muerta?

Los murmullos dentro del lugar se hicieron audibles. Varios comentaban con gusto la "justicia" que se había hecho de ser eso cierto, mientras que algunos se quejaban de que haya sido solo uno en tanto tiempo.

— ¿'Muerta'? —repitió el mismo de antes, llamando nuevamente la atención de los demás— Un monstruo como el octavo pecado no podría estar muerta de una forma tan simple —informó— Alguien que ni siquiera pudo ser derrotada por el más grande de los caballeros Sacros no moriría tan fácil...

En segundos, la tensión por el último comentario de aquel ebrio se disipó gracias al efecto del alcohol. Todos regresaron a sus conversaciones sin sentido, riendo de cualquier cosa que sus cerebros vulnerables consideraran graciosa.

Sentados en silencio frente a la barra, dos tipos muy diferentes el uno del otro aguardaban alguna mención del tema por parte del hombre rubio frente a ellos. Luego de enviar a la mesera temporal del lugar a servir el último pedido, se había quedado de brazos cruzados en su sitio. Sus ojos verdes estaban fijos en la madera que formaba la barra, mientras que su ceño fruncido evidenciaba lo pensativo que se mantenía al respecto.

• T R E A S O N • |Nanatsu No Taizai| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora