•Culpabilizar• Parte. 1/5

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URRS irritado del discurso que le estaba lanzando su esposo por haber invitado a su "Amigo" a la casa sin previo aviso en verdad lo irritaba, fastidiado solo se levantó y se retiró al cuarto.

Gran Bretaña exaltado por su actitud decidió ir atrás de él, no quería ser ignorado por él, otra vez.

Seguían en la discusión, bueno más bien el mayor de altura lo evitaba y UK le seguía diciendo de cosas eso hasta que URRS fastidiado por la actitud del contrario se levantó sin más jalando al contrario tirándolo en la cama, su ceño fruncido por el enojo y sus ojos llenos de irá, agarro las muñecas del inglés apretando las en el intento, intimidando al menor.

El ingles asustado forcejeaba del agarre, aun que realmente era totalmente inútil intentarlo teniendo en cuenta la gran diferencia de altura y fuerza eran beneficiosas para el soviético.

- En verdad que eres irritante, ¿Cómo es que se me ocurrió casarme contigo? Podría tener simplemente a un ramera en la casa y no se quejaría de todo lo que he hecho, hasta me llegaría a complacer más que tu, rata insignificante - seguia apretando el agarre de sus muñecas tanto que se empezaba a ver pequeños moretones en esta, cosa que el inglés empezaba aguantar el llanto interno que tenía.

- URRS! ¡Basta! - desesperado para que su esposo se calmara y lo dejará o que no le haga daño.

- Si tan solo tú, no fueras tan irritante en verdad las cosas serían mucho mejor, sabes lo mal que pienso de España y aún así lo invitaste a la casa como si nada, te di la oportunidad de que lo dejaras pero parece que fue una mala idea - suspiró y soltó sus muñecas, sentándose en la cama - ¿Acaso no confías en mí lo suficiente?

Pero que maldito manipulador, esas palabras a UK le sentía una punzada en el pecho ¿Era tan mal esposo? ¿Acaso lo odiaba por eso? Empezaba a juzgar sus actitudes y pensamientos, se disculpó en voz baja sentándose en la cama acercándose al contrario por la espalda acariciando en el proceso de llegar a su pecho.

- Perdón, fue mi culpa, perdóname, confiaré en ti, te lo prometo - susurró acariciando aún su pecho.

Esa actitud le hacía reír al soviético por dentro, acercándose a su idea misógina. Sonriéndole a su amado esposo dándole un beso en su mejilla.

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Bien, sigamos. 1/5

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