5.- Clandestinos

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Volvamos a ser forajidos, mujer
Volvamos a ser clandestinos,
Ocultos de la gente
Arrancándonos los trajes, las corbatas,
Buscando hoteles lejanos y autobuses separados
Volvámonos terroristas y escapemos de todo
Asesinemos al resto de los muertos vivos
Antes de terminar ahorcados por estas argollas de oro
los terapeutas del corazón y los sabios críticos del tiempo.
Regresemos, te ruego, a nuestros silencios cómplices,
a mofarnos de las gordas amargas y su falta de sexo,
Vamos otra vez a reírnos de los jueces
A torturar a cándidos recaudadores de impuestos
Y a los babosos ancianos silenciados por tu escote
vuelve a regalar tus pechos a mis manos ansiosas
Volvamos a ser clandestinos, amantes furtivos
maestro y postulante, sacerdote y fiel
Sin permisos sanitarios, sin curas, ni notarios,
sin papeles, sin juramentos,
Y alunicemos otra vez
bajo las estrellas
en la casa de la pintora de las espaldas desnudas
Enfúndate las medias negras otra vez
Para mí
Te pido,
Ponte de nuevo ese vestido ajustado
Y vamos, asaltemos un banco, a mano armada,
Abandonemos los gatos, las paredes y las bendiciones familiares
Abandonemos los encierros, las distancias, los trabajos lícitos
Volvamos por última vez
A usar aquellos antifaces de bandidos
Esos mismos que ocultaban sus rostros a besos desde las esquinas
con rápidos encierros de oficina,
Volvamos a ser esos que escapaban de la mano, nerviosos, torturados,
entre sombras, murmullos y maldiciones de malditos.
Volvamos a esa felicidad incompleta
de amantes incompletos, sin horario y desespero,
perseguidos, mal juzgados.
Volvamos a ser forajidos, clandestinos, terroristas,
te lo pido,
porque desde que nos convertimos en regulares ciudadanos
sin pecado, ni tacha
no nos va quedando más remedio
que volvernos mediocres asesinos mutuos,
y ver morir este amor,
entre soledades, maletas y alaridos
que se dejan de querer,
sin saber la razón, ni el mañana,
ni el por qué.

Placebo para adolescentes moribundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora