{ Ibuki } - Story of Seasons

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Pedido por xxNyxyROxx

~ Soledad invernal ~

La actividad en el pueblo se había reanudado tras la muerte de la señora Eda

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La actividad en el pueblo se había reanudado tras la muerte de la señora Eda. Había sido este un acontecimiento que había conmovido profundamente a la pequeña comunidad rural, donde no había nadie que no conociese a todos sus vecinos. El trato diario hacía que la falta de la anciana granjera resultase aún más desconcertante y triste para quienes habían trabajado con ella y, en general, para quienes compartían su patria chica.

Los días de invierno parecían ahora más lentos, más grises y fúnebres, tras la partida repentina de una mujer tan querida por el resto de habitantes. _____ no podía evitar preguntarse a sí misma a cuántas personas más debería, vestida con su uniforme de enfermera, ayudar a abandonar el pueblo para cruzar el puente a la otra vida.

La clínica estaba en calma, como era habitual. La enfermedad de la señora Eda había sido el primer caso que se había presentado como irresoluble desde que _____ trabajaba allí. Los problemas que acostumbraban a aparecer tenían fácil solución y no hacían peligrar la salud de nadie. Aunque, como suele pasar, había una excepción a esta regla.

Angela, su compañera de trabajo y amiga, interrumpió su melancolía apareciendo repentinamente frente a ella. Su expresión grave hacía que las palabras fuesen innecesarias.

- ¿Otra vez él? – preguntó _____.

- Me temo que sí.

_____ abandonó el lugar donde se había sentado a reposar y pasó a la zona de las camillas. En una de estas, Ibuki yacía inconsciente. Tenía el rostro macilento, empapado de sudor y manchado de tierra en varios lugares. _____ le libró del peso de la chaqueta, sucia también y descuidada, del pañuelo anaranjado y del gorro que llevaba siempre puestos. Le parecieron más descoloridos que nunca al posarlos sobre una mesita al lado de la camilla. Quizá hubiesen perdido su brillantez con su dueño, cuya extenuación le había conducido en varias ocasiones al hospital local. _____ le había conocido siendo un muchacho jovial, de amplia sonrisa y voluntad de hierro. A lo largo de los meses, había aparecido en ella el brote de un afecto singular, un cariño que sobrepasaba los límites de la amistad y hacía que ansiara una relación diferente con el joven granjero. Sin embargo, en aquel invierno, impotente, _____ le veía consumirse y agotarse por intentar cuidar de las tierras que la señora Eda le había legado, además de mantener las suyas propias. La extensión total era demasiado vasta como para ser cubierta por una sola persona, que estaba, además, en una condición física decadente.

_____, tras llevar a cabo los cuidados correspondientes, se sentó a esperar que Ibuki despertase. Cuando lo hizo, sus ojos celestes seguían apagados, conteniendo una emoción que luchaba por explotar por fin. La imagen de aquellos manantiales secos, taponados por su propio propietario, rompía el corazón de _____, que comenzaba a temer verdaderamente por el bienestar de aquel amigo.

- No me digas que debo tener más cuidado – dijo él, más como una súplica -; lo sé, pero no puedo faltar a mi palabra. La señora Eda me confió su granja y no puedo desatenderla...

_____ negó con la cabeza suavemente. Los sermones no habían servido de nada y era poco probable que fueran a ser de utilidad ahora. Se levantó para tomar su chaqueta y bufanda antes de salir al frío invernal.

- Te acompañaré a casa.






Ibuki depositó el ramo sobre el manto de pequeñas flores, que conservaban a duras penas el color bajo la capa de nieve que se había empezado a formar sobre ellas. La tumba de la señora Eda se había construido a la orilla del río, en las tierras que habían sido su hogar durante tantos años. El trabajo que Ibuki estaba haciendo allí era auténticamente admirable. _____ observó cómo se incorporaba de nuevo y daba un par de pasos hacia atrás como muestra de respeto. Estaban ahora junto al otro, en sereno silencio, hasta que ocurrió lo que _____ esperaba. Ibuki no pudo contener sus sollozos por más tiempo; comenzó como una respiración agitada, luego unas lágrimas silenciosas recorrieron sus mejillas y, finalmente, se anegó en llanto. _____ rodeó su cintura con un brazo, haciendo que Ibuki apoyase su cabeza en el hombro de la muchacha. De forma natural, se fue girando hasta abrazarla por completo, sintiendo como las manos de _____ tomaban confianza y acariciaban con delicadeza su descuidado cabello rubio. Hipaba y trataba de recuperarse cuando se dirigieron a sus mejillas, rozando la piel empapada y regando con calidez humana su tristeza, haciendo que la soledad se disipara y dejándole ver el Sol de nuevo.

_____ no sabría decir cuánto tiempo estuvieron allí, frente a la tumba de Eda, escuchando el sonido incesante del agua y de los despreocupados animales que recorrían aquella tierra como su propia casa.

Tenía la única certeza de que, a partir de ese momento, las cosas solo podían mejorar.

Cosecha Estival [Harvest Moon & Story of Seasons one-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora