Prólogo

34 8 2
                                    


La sonrisa de mi madre me tranquilizaba.

Hoy su sonrisa tiembla, es borrosa y falsa.

Nos hizo mudarnos, no nos deja salir, él no era así, parece odiarme, odiarnos.

Dice que lo ama, ¿A qué precio deberías aguantar por amor? ¿Hasta perderte a ti? ¿Hasta perder tu vida? no deberían usar al amor como una justificación.

Y luego lo conocí, lo peor que pudimos hacer fue mudarnos al lado de la familia feliz, al principio lo ignoré, hasta que ya se volvió muy difícil fingir.

Siempre soñé, aún así, la historia no termina ahí.

Bajo la vista hacia mis brazos, me pierdo en la vacía habitación del hospital, ignoro las voces de mi alrededor, mi cabeza dolía, mi cuerpo dormía.

Solo una pregunta rondaba por mi mente. ¿Nathaniel, estás aquí?

SognareDonde viven las historias. Descúbrelo ahora