capítulo 4: Pongámoslo a prueba

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Cuando los Williams se fueron por fin, las señoritas Clark se fueron a casa también. Entonces fue ahí cuando una sensación de vacío invadió la casa.

Pasaron las horas y el estómago de Helen empezó a rogar por comida, así que se dirigió a la cocina a ver el reloj, eran las 21:30 y al ver que su madre no la llamó para cenar, se extrañó, ella siempre la llamaba para cenar a menos que estuviera enferma.

Mamá, ¿Cuándo vamos a cenar? Tengo hambre. - Gritó esperando una respuesta inmediata

Pero no fue así, por lo que Helen fue a su habitación, quizás no la había oído

Helen tocó la puerta, pero no hubo respuesta así que la abrió pero lo que vio la dejó de piedra.
Las paredes estaban pintadas con pintura roja y negra y formaban una frase, decía: "¿Jane dónde estás?
También habían fotos de Jane por todas partes, pegadas en la pared, tiradas por el suelo y sobre la cama
En el suelo había un trozo de papel que parecía haber sido arrancado de una libreta, Helen se acercó para ver si ponía algo y efectivamente tenía un párrafo extenso. Helen se paró a leerlo y se quedó perpleja

Su madre describía a detalle cómo fue el día en el que nació Jane, el 1 de noviembre de 1987

Helen estaba aterrorizada, ¿Porqué estaba actuando así? Su madre siempre había sido una persona muy racional, sin embargo lo que acababa de ver desmentía toda esa imagen que creía tener de su madre

Helen cerró la puerta suavemente, suspiró y cuando se dio la vuelta, Grace estaba allí, despeinada y con los ojos clavados en ella

Helen dio un respingo y posteriormente espetó:

-¡Por dios mamá! ¿Qué se supone que es todo esto? 

Grace solo le fulminó con la mirada y fue a su habitación.
Helen solamente se quedó pasmada ante la puerta, mientras las lágrimas empezaban a recorrer sus mejillas.

En algún momento reaccionó y fue directa a su habitación, con la vista nublada de las lágrimas que no paraban de salir. Se encerró en su cuarto y apoyó su espalda en la puerta para posteriormente hundir su cabeza en sus rodillas. 

Su cabeza no podía parar de reproducir la imagen de su hermana minutos antes de que se adentrara en el bosque, sus expresivos ojos verdes mirándola con decepción y luego verla camuflarse entre el verde de las hojas de los árboles. El sentimiento de culpa era insoportable, pero más la abrumaba el sentimiento soledad que sentía cada vez recorría cada centímetro de su casa, y ver que Jane ya no estaba.

Helen no se dio cuenta, pero Wendy estaba en su habitación, la gata de raza ragdoll se acercó a su dueña y empezó a restregarse en la pierna de Helen. Helen levantó la mirada y las comisuras de sus labios se elevaron levemente.

-No sé cómo lo haces, pero siempre apareces cuando más lo necesito - dijo aún con la voz rota de llorar

Helen puso a su gata en su regazo mientras empezaba a acariciarla en su lugar favorito

- ¿Sabes? Creo que eres la única que me entiende, papá está trabajando lejos, mamá está muy rara, Jane puede estar muerta y mis amigos.. Ellos dicen que me apoyan pero - suspiró- no sé, todo esto es muy confuso, solo quiero acabar con todo esto -Dijo entre sollozos

A pesar de que Wendy fuera una gata, parecía comprender emociones humanas, esto reconfortó a Helen por unos minutos, hasta que se percató de que su estómago ya estaba reclamando comida, así que decidió ir a la cocina a por algo de comida. Se hizo unos cereales con leche, eran sus favoritos  pero justo cuando iba a salir de la cocina se quedó mirando el cartón de los cereales se le vinieron encima miles de recuerdos con su hermana y sus amigos, estaban haciendo manualidades y muy emocionados se lo enseñaban a sus padres, al recordar eso los ojos de Helen se cristalizaron.

𝗔𝗻𝗼𝘁𝗵𝗲𝗿 𝗪𝗼𝗿𝗹𝗱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora