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La tortujet era sin duda mucho más veloz que el burranque, poco tiempo después de partir en la tortujet, llegamos al fin del continente.

~Supongo que este es el continente que no se junta todavía.

Dante: Que comes que adivinas.

~Si, bueno... ¿Seguimos por tierra? Supongo que esta tortujet puede ir por el agua, es una tortuga marina.

Dante: Ni siquiera sabemos dónde estamos y así te quieres meter a un mar inmenso lleno sé quién sabe qué cosas... Estas bien pendejo si crees que voy a ir contigo.

~Estamos en una punta de Rusia, nomás tenemos que seguir recto, o seguir por tierra para ver si podemos cruzar de forma terrestre, que dudo mucho que pase eso. Si te quieres quedar aquí por mi está bien, yo voy a llegar si o si a la ubicación.

Dante me miro preocupado, se le notaba el miedo a leguas.

Dante: ¿Éstas seguro de esto? Ósea de que llegaríamos con bien al otro continente.

~El que tiene miedo a morir no tiene derecho a vivir... Y pues a chingar a su madre.

Acabando de decir eso, acelere hacia el agua, no había aclarado algo, estábamos en un precipicio y era una caída de unos 30 metros. Dante estaba gritando, hasta cierto punto... Se desmayó. ¿Yo? Tenía un miedo tan cabrón que sentía los huevos en la garganta, temblaba un poco, pero eso no era suficiente para detenerme.

Antes de chocar con el agua, la tortujet se cubrió con... Con algo, eso no quita que me haya desmayado por el impacto.

Horas después

Dante: Oye Pandicornio, la tortujet llegó a tierra firme. -Mientras me sacudía el hombro-

~Te dije que lo íbamos a lograr, nunca dude de ello.

Dante: Como digas... ¿Dónde estamos?

~Hay de dos, o estamos en Canadá o estamos por México o Colombia.

Dante: ¿Por qué no sabes en donde putas estamos?

~Pues el impacto con el agua fue duro, y perdí el conocimiento, no obstante, antes de desmayarme aplasté el acelerador.

Dante: ¡Genial! Ahora como llegaremos al punto si no sabemos dónde estamos.

~Hmm, creo que lo tengo.

Dante: ¿Ah?

~Te acuerdas del médico ese que estuvo en tu casa... Pues me dio este botón. -Mientras lo sacaba del bolsillo- Ya lo sabías, creo.

Dante: Y que tiene que ver ese botón con nuestro problema...

~Pues me dijo que tenía GPS -Apretando el botón-

Dante: Hmm...

~Puede que funcione, puede que no, nos tocará esperar aquí un rato.

Dante: Poco tiempo, los médicos por lo general tienen un halcón modificado con un caza.

Mientras Dante contaba lo del médico, se veía algo en el cielo, está claro, era él.

Médico: Buenas caballeros, ¿Cuál es su problema?

Dante: Estamos perdidos.

~Si... Nos podría decir en donde estamos... ¿?

Médico: (...)

~Plox

Médico: Están en Colombia... En la costa de la antigua Nuqui.

Dante: ¿Y eso donde es?

~Dinos que estamos al sur del Colombia plox.

Médico: Pues... No, están al norte, en lo más arriba de Colombia.

~Ah -Desesperado- Gracias por tu ayuda.

El médico se fue de regreso a las tierras de Mongolia junto a su halcón.

~Dante, ¿Por dónde quieres ir? ¿Agua o tierra?

Dante: Ya no quiero ir agua.

~Te jodes porque me voy por ahí, es la forma más rápida.

Dante se puso a murmurar algo, pero no le preste atención. Comencé el viaje, corto viaje, bueno no tan corto.

Casi tres horas de viaje llegamos a Esmeraldas, para aclarar ya sabíamos en donde estábamos gracias al médico, nos dejó una carta que nos mostraba la ubicación.

Dante: Al fin llegamos...

~Aun no llegamos a la ubicación, se supone que estamos muy cerca... Debemos buscar una casa o algo así, en cualquier lado pueden estar... Hay seis personas del grupo de los mapaches.

Dante: Como sabes.

~Mi anillo lo dice.

Dante: Con que por eso se iluminan algunos signos.

~Exactamente, muévete, deberíamos buscarlos rápidos.

Poco tiempo después os encontramos, y llamamos al médico para cuidarlos...

Helen: Dante...


Mapaches Contra El FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora