Capitulo 2

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El grandioso día

Tiempo ha pasado. Fueron siete días de un ciclo repetitivo en el cuál nuestro doctor se a involucrado, cumpliendo su función de curandero en el ojo público, y en el privado, trabajando constantemente en su proyecto

En uno de estos días se dedicó a el análisis de sangre que le hizo al ratoncito B (que en paz descanse), pues si lo recuerdas bien, el sirviente del doctor fue obligado a recogerlo del cesto de basura mientras el estaba en trayectoria a su trabajo, ya qué planeaba hacerle un análisis de sangre para averiguar si la causa de su decisión tenía una razón química provocada por la fórmula T31. ¿El resultado? Irrelevante por el momento.

Lo único nuevo que puedo contarte de esos días fue lo mucho qué Bodoque se a estado esforzando en la introducción del experimento, aprovechando cada rato libre que tenía para dedicarse a perfeccionar la presentación qué debería dar aquél día. Aveces lo hacía antes de desayunar, parándose frente al espejo y empezando a recitar lo que tenía escrito en unas hojas, las cuales eran borradores de lo qué el conejo planeaba decir, aún qué muchas de ellas no duraban más de un día

Otras veces tomaba medidas un poco más extremistas, yendo a dormir en horas que consideraba "tarde" para sus estándares, debido a qué después de cenar no se iba directamente a dormir como de costumbre, en su lugar comenzaba a practicar nuevamente su actuación y corregir lo que ya no le parecía adecuado para estar incluido en el resultado final

Mientras más se acercaba la fecha, se ponía más emocionante

En los más cercanos días estaba pendiente del calendario, no solo fijándose el número del día en cada mañana, o mirando su reloj cuál conejo llegando tarde, también le preguntaba varías veces la hora a su empleado. Claro, esas acciones eran muestras de ansías pero siempre mantuvo su elegante carácter en todo momento, eso logró que el resto no sintieran algún cambio en el y su forma de ser, más que de su propio empleado

Al correr los días, el otoño pronto se desvanecía y la presencia del invierno era más notoria. La eterna nubosidad del cielo hacia esperar a los títeres por el primer copo de nieve en caer, aún qué todavía la temperatura no estaba lo suficientemente baja como para tener ese cambio climático. Pero sin importar que tan heladas estén las calles, en esa temporada la ciudad seguía estando repleta de gente, por qué los habitantes londinenses no detenían sus actividades laborales por apenas un viento fresco.

Es un hecho qué el viento suele volverse más fuerte por la mañana. Las ramas más débiles de los árboles pelados se mueven constantemente, mientras que las últimas hojas se van desprendiendo y son guiadas velozmente por la ventisca hasta un rumbo desconocido, desapareciendo en la neblina para siempre

Había un árbol así frente a la ventana de su cuarto, aún qué estaba tapada por gruesas cortinas. La habitación era un dormitorio a oscuras, y qué apesar de estar en un interior sellado por paredes y sus materiales, apenas su temperatura estaba más tolerable qué el exterior. Al menos quién dormía ahí estaba descansado plácidamente bajo cálidas sábanas

El cuarto se encontraba en puro silencio, sin algún ruido qué se escuchase o el más diminuto de los sonidos. Eso hacia que el dormilón siguiera en ese estado de reposo, donde su conciencia se encontraba profundamente sumergida en lo que cualquiera estuviese soñando

Hasta que el reloj empieza a sonar escandalosamente, emitiendo un insoportable ruido sonoro sin cesar. Así como sonó, inmediatamente fue callado por el brutal golpe de una mano

—¡ES HOY!—

El mismo caballero quién ya hacía profundamente dormido, se levantó rápidamente de su cama y corrió desenfrenado hacia el baño, prendiendo las luces de su cuarto

Fachadata ||=31 Minutos [AU] 🎩✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora