Vivamos. Draco Malfoy.

|sipnosis|

-Te aprendí de memoria...

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1986

-¡Ezra!- la llamban las asistentas del pequeño orfanato situado en el norte de Suecia, en Upsala. Un pequeño edificio que solamente tenía tres plantas, en las cuales habitaban unos 10 niños, dos de ellos tan pequeños como las cañas de bambú que solía traer el marido de una de las cuidadoras cuando  volvía de sus viajes por la India y Asia. Siempre les solía traer regalos a todos, menos a Ezra a menos que se portara bien, cosa que no era muy usual en ella, pues le gustaba ponerse vestidos y pequeños lazos en su enredado cabello, pero el comportamiento que les daba a las mujeres no era el mejor. Hacía rabietas, rompía los muebles, cada vez que se estresaba le pegaba a uno de sus compañeros o se ponía a darle puñetazos a la pared. Un comportamiento un tanto peculiar para una niña que tenía la corta edad de seis años.

-¡No quiero ir!¡Os lo he dicho mil veces!- decía la pequeña mientras corría por los pasillos mientras se intentaba quitar los zapatos que minutos antes le había costado diez minutos ponerse, esto se le complicó un poco al mirar hacia atrás y ver que la mujer le estaba pisando los talones, se podía apreciar que estaba enfadada, pero a la vez asustada. En un descuido chocó con algo que hizo parar su escapada de la señora Karlsson. Un gran hombre vestido con grandes pelajes y un gorro en la cabeza la cogió de sorpresa, por los brazos, mientras a Ezra se le caía el zapato que segundos antes había estado intentando quitarse con gran apuro.

-Esta, señora Karlsson- dijo el hombre que para Ezra parecía misterioso e intrigante, incluso le dio un poco de miedo el como iba vestido y su imponente forma. Pero lo que Ezra no sabía en ese entonces era que aquel hombre misterioso sería el principio de lo que acostumbraría a llamar vida, a partir de aquel momento, Ezra tuvo alguien a quién llamar familia.