NEVERLAND II (+18)

🦋CAPÍTULO 1🦋

🦋CAPÍTULO 1🦋

‹‹Efecto mariposa››

ALIXEN 

Todos alguna vez hemos escuchado hablar sobre el efecto mariposa, de como un pequeño cambio o una mínima acción tienen enormes consecuencias inimaginables en el mundo y en las personas que nos rodean. De cómo no podemos llegar a calcular el efecto que producirán nuestras decisiones o nuestras palabras.

Porque es como si cada grieta en una pared, o el cristal quebrantado de una botella en medio de una solitaria calle, guardara una trágica consecuencia para el futuro. Y buscar una repuesta, una solución al problema es algo que está fuera de tu alcance, y es justo en ese momento que temes de la consecuencia, ante aquel pequeño cambio que se vuelve tu enemigo, y su más grande aliado es el tiempo, dejándote sin posibilidades de predecir o ganar esta guerra.

Y justo en este momento podía ver el resultado de ello, porque si no hubiera decidido salir a la lluvia de estrellas, quizá nunca habría descubierto que mi pueblo, Neverland, estaba lleno de secretos. Pero ahora podía verlo, porque mi mente no era lo suficiente imaginativa para crear el escenario que estaba frente a mí, en donde dos seres sobrenaturales se retaban y luchaban, rompiendo la cerca de los Wagner, provocando un ruido tan ensordecedor, que me hizo reaccionar y correr hacia la abertura del techo que daba al ático.

Cerré la abertura, como si eso impidiera que entraran por ella y corrí hacia la sala, en donde tome el teléfono, pero antes de marcar a mamá, quien fue a casa de la abuela con los gemelos, un estruendo provino del piso de arriba, por inercia miré a las escaleras, de donde Jess descendía. Su apariencia había vuelto a ser normal, pero no era así, él y Connec eran monstruos.

Retrocedí unos pasos y lo apunté con el teléfono.

—Detente, no te acerques... Yo no sé qué eres, pero sé que eres peligroso.

—¿En serio me estás apuntando con un teléfono? —Señaló el artefacto—. Necesitarás más que eso para detenerme.

Y antes de poder reaccionar, me quitó el teléfono y lo dejo en su lugar. Retrocedí, aterrada por la rapidez en que lo hizo.

—Eres un vampiro —dije en casi un susurro lleno de terror, por la rapidez sobrehumana que portaba.

—¿Vampiro?, ¿en serio?, no seas ridícula y tranquilízate.

Sin hacerle caso, continué retrocediendo, hasta quedar pegada contra la pared. Iba a morir, él me iba a asesinar, sé alimentaría de mi sangre y yo...

—No soy un vampiro —repitió—. Y tampoco te voy a lastimar, hemos crecido juntos, eres amiga de Hiram, sabes que no te lastimaré.

—Pero Connec lo iba a hacer —dije a mi defensa, sin despegarme de la pared. Dios, sácame de aquí, por favor.

—No, él jamás te lastimaría, solo... Es complicado, es un lobo, yo algo distinto, soy más humano que él, no me convierto, ni lastimo a inocentes, y por eso último, es que tampoco te lastimaría —dio pasos lentos hacia mí.

—Vete, por favor —supliqué.

—No puedo, al menos por esta noche, me quedaré contigo —dijo, y sentí el deseo de llorar por el miedo que tenía al estar cada vez más cerca de mí.

—Jess...

—Sé que estás asustada, yo también lo estaría, pero debo cuidarte —su mirada era sincera, pero, no podía confiar en él.

—No le diré a nadie, lo prometo —dije con desesperación, en espera de que cediera. Que confiara en mi palabra, aunque yo no confiara en la suya.

—Sé que no lo harás, eres la persona más confiable en Neverland —dijo, mirándome directo a los ojos, y su forma de decirle amortiguo los latidos de mi corazón, y no entendía por qué—. Que te parece si subimos a tu habitación, tu familia está por llegar, y no deberían verte de esta manera.

Miré hacia la puerta, y aunque deseara que se abriera en cualquier momento para salir corriendo, sabía que pondría en riesgo a mi familia, por lo que con precaución avance hacia las escaleras, con Jess detrás de mí.

Jess siguió cada uno de mis movimientos en la habitación, como lo yo los de él. Ninguno dijo nada, mientras él me observaba sentada en la cama, y yo a él de pie en la puerta.

—Deberías dormir, te ayudará a desconectarte un poco de esto, y al despertar sentirme más tranquila.

Lo dudaba, porque no creía que al despertar mañana estaría mejor, nadie en su santo juicio lo estaría al descubrir que la fantasía supero la realidad de la manera más tenebrosa.

—Alixen, sigo siendo el mismo chico que conoces, solo que ahora sabes mi secreto. Por favor, confía en mí —agregó, por mi forma de mirarlo.

Y lo recordé, recordé los últimos momentos que he compartido con él, pero sobre todo, en aquellos que me salvo la vida.

—Lo sé —logré decir, para seguido soltar un suspiro y llevar mis manos a la cabeza e inclinarme hacia enfrente—. Esto es una locura —murmuré, con el cabello cubriendo los costados de mi rostro.

—Todo estarás bien, cuidaré de ti, lo prometo.

Levanté la mirada y encontré con los ojos oscuros de Jess. Se había colocado frente a mí y puesto de cuclillas, para estar a mi altura, sin hacer el más minúsculo ruido. ¿Siempre había sido tan silencioso?, no era capaz de recordarlo.

Lo contemplé por unos segundos, se veía tan humano, tan frágil, tan diferente de hace momentos atrás. Deje de sujetar mi cabeza, y lleve una de mis manos a su rostro, una acción que pareció tensarlo y confundirlo.

—¿Qué eres? —pregunte.

Jess proceso mi pregunta por un momento, como si ni siquiera él tuviera repuesta de ello, para al final colocar su mano sobre la mía y sostenerla.

—No es el momento, bien —dijo—. Vamos a dormir —me ayudo acostarme en la cama, para seguido colocarse a mi lado sin soltarme en ningún momento la mano.

—¿Connec está bien? —me atreví a preguntar y sentí su agarre perder fuerza.

—Claro —respondió, para seguido liberar mi mano.

Sin decir nada, me acerque más a él y me pegue a su cuerpo, ocultando mi rostro en su pecho. Como repuesta, me envolvió entre sus brazos y comenzó acariciar mi cabello. Aunque temo de lo que es, su presencia me hace sentir segura. Algo que no soy capaz de comprender.

NOTA DE AUTOR

Querido y  gentil lector,  hemos vuelto con más drama y romance en esta historia, pues veremos corazones rotos como sangre derramada,  los finales felices no existen, dicen por ahí, ¿seremos capaces de mostrar lo contrario en esta segunda entrega de Neverland?