Prólogo

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Bon estaba harto. Harto de sí mismo, de no poder ser capaz de demostrarle y decirle a su mejor amigo lo mucho que lo quería. No, que lo amaba. Desde hacía ya tiempo que tenía aquellos sentimientos por el pequeño pelimorado rondando por su corazón, pero debido a su cobardía y al miedo de perderlo jamás se le confesó.

Realmente ya estaba cansado de mantenerse en silencio, sus amigas le habían animado de incontables formas cómo declararle su amor, pero desde que Bonnie comenzaba a llamarlo "amigo" a todas horas no encontraba fuerzas para hacerlo. Cada vez que repetía aquella palabra se hallaba un paso más lejos de hacer realidad su sueño de ser correspondido. 

Sin embargo, encontró una manera de poder llegar al dulce y difícil corazón del pelimorado, aunque no era una manera muy directa.

— ¿Cartas?— su amiga peliblanca, Meg, no evitó suspirar con fastidio masajeando su entrecejo bajo el flequillo que le tapaba su ojo izquierdo—. Bon, ¿por qué siempre te empeñas en complicar las cosas más sencillas?

— A mí me parece muy romántico— comentaba su otra amiga rubia, Joy, con las manos entrelazadas suspirando enamorada—. Encontrar cartas de amor en el casillero de un admirador secreto, ¡ay, qué envidia me da Bonnie!

— B-Bueno, aún no estoy seguro— el peliturquesa jugaba con sus dedos nervioso—, pero es lo único que se me ocurre de momento, si esto no funciona, tendré que gritárselo de frente.

— Hombre, tampoco es para que le grites a la cara— la más bajita encaró al chico dándole un golpe en la frente—. Pero parece ser una buena idea, pero tendrás que escribirlas tú, nosotras solo te vamos a apoyar.

— Con eso es suficiente, gracias chicas.

(...)

Una vez las clases terminaron, Bonnie suspiró, ya tenía ganas de irse a casa y descansar, había sido un día largo. Se despidió de sus amigos con una sonrisa y se dirigió a su taquilla para recoger su mochila y guardar sus últimos libros. Sacó la llave del cerrajero y abrió la puerta, desconcertándose al ver un pequeño trozo de papel doblado encima de la pila de libros. ¿Sería alguna nota que se le habría caído? No estaba seguro, así que lo tomó y desdobló con cuidado de no romperlo y leyó lo que ponía, quedándose un poco perplejo y confuso.

Sé que tú eres digno de mucho más que un simple pedazo de papel doblado con una mala caligrafía en él, pero te prometo que a partir de ahora mis mensajes te serán entregados como mereces

¿Qué era aquella nota? Estaba seguro de que aquella no era su letra, ya que nunca escribía en cursiva como la letra de aquel extraño, o extraña. 

Miró hacia los lados intentando encontrar al responsable de aquel mensaje, pero el pasillo estaba casi desértico, así que simplemente se pensó que aquello era solo una mala broma cruel. Hizo bolita el papel y lo tiró en la papelera más cercana, no iba a caer en algo tan bajo como eso. Cerró su casillero con fuerza y se fue de allí.

— Ja, buen intento, bromista misterioso.

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¿Otra historia? Uff, y las que quedan B)

Pero esta será una historia cortita, así que terminará prontito y serán caps cortos uvu

¿Os acordáis esa etapa de puros fanfics de cartas? Welp, quiero volver a esa época uvu

Espero que os guste esta historia y la apoyéis, prometo, de verdad, PROMETO acabarla :"D

¡Disfruten!

- Irene

Queridas cartas (BxB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora