El timbre de la desgastada puerta de lugar suena avisando la llegada de nuevos clientes y se vuelve una tortura ya que no he logrado poner mi trasero en un asiento en horas, el ardor en la planta de mis pies se vuelve cada vez peor y la falta de comida empieza hacer de las suyas.
Las otras dos meseras están ocupadas atendiendo sus mesas obligándome a recorrer el camino hacia las personas que acaban de entrar al lugar.
- Bienvenidos les dejo el menú y vuelvo en unos minutos para tomar sus órdenes - coloco tres cartas, uno para cada uno sin dejar de sonreír, aunque es notorio lo falsa que está era.
Me alejo del lugar y veo que Malena una de las meseras tiene problemas con las bandejas que lleva y me acerco para ayudar.
- Dame eso, no queremos que se caigan y el ogro salga de su oficina a descontar salarios - me regala una sonrisa divertida y juntas nos encaminamos a su mesa.
Cuando termino de ayudarla vuelvo con las tres personas para tomar sus órdenes, aunque uno de ellos parece aún no decidirse.
- ¿Ya saben que pedirán o necesitan más tiempo? - las miradas se posan sobre mi hasta que el que parece ser más joven habla primero.
- Yo pediré el plato que lleva carne, arroz y puré además de una coca cola - apunto todo lo más rápido que puedo para no olvidarlo.
- Para mí tráeme una hamburguesa doble con doble queso, unas papas y una coca cola - termino de apuntarlo y miro al tercer hombre.
- Bien y para mí una hamburguesa queso tocino, unos aros de cebolla y una coca también.
- Bien sus pedidos estarán listos dentro de 15 a 20 minutos - me alejó de la mesa y me dirijo a la cocina.
Todo aquí atrás está siempre en movimiento y solo te queda gritar y colocar el pequeño papel con la orden.
- PEDIDO DE PLATO CON ARROZ, CARNE Y PURÉ, HAMBURGUESA DOBLE CON DOBLE QUESO Y UNA QUESO TOCINO, DOS PORCIONES DE PAPAS Y TRES COCA COLA - cuando termino de gritar clavo la orden en uno de los diminutos ganchos que hay en la pared y vuelvo al salón principal.
De Charly Food no hay mucho que decir, aunque a pesar de ser un lugar pequeño al cual no le dan mantenimiento hace mucho tiene buena comida y buena clientela El ogro de nuestro jefe supo hacer buenos conocidos cuando empezó con esto y eso le ayudó bastante.
El lugar abre todos los días a las 12 de la tarde y cerraba casi a las 3 de la madrugada. Podíamos tomar el turno completo o medio turno, pero yo necesito el dinero así que no me quedo de otra que tomar el completo, aunque pienso que la paga es muy baja para tantas horas, pero quejarme es lo último que puedo hacer, la paga era semanal y eso era bueno para mí y para los gastos que tenía.
Mi día a día se resumía en el trabajo y encontrar a mi madre casi inconsciente tirada en el sofá del cuarto que pagaba. No estudiaba, no podía permitirme pagar una universidad cuando solo ganó lo justo para sobrevivir.
Supongo que en algún momento tuve sueños, pero no sé cuándo se esfumaron y perdieron sentido en mí. Si alguien llegaba a preguntarme que me hubiera gustado estudiar o que me gustaría estudiar no podría responder y no por indecisión sino más bien porque no entraba en mis planes actuales y los planes a futuro tampoco los veía tan bien.
Novio, no tengo y amigos mucho menos. No tenía como hacerme el tiempo para mantener una amistad y tampoco quisiera que alguien tenga que soportar toda la mierda con la que cargo no me parecería justo. Si he podido yo sola desde los 12 años, podré yo sola todo el tiempo. Me había tocado aprender las cosas desde lo más difícil y supongo que algún día podré conocer lo más fácil.
El timbre avisando que alguna orden estaba lista me hizo acercarme a la barra para observar si era la de mi mesa y si lo era. Tome todo con cuidado de no dejar caer nada, definitivamente los años trabajando aquí se notaban en mi desenvolvimiento con las bandejas llenas de pedidos.
Cuando llegué a la mesa los tres hombres hicieron silencio por mi llegada y solo dejé sus pedidos tal y como lo habían ordenado.
- Que lo disfruten - di media vuelta y me dirigí a una mesa vacía para limpiarla.
La puerta volvió a sonar haciéndome girar para ver entrar a un grupo de jóvenes se podría decir no me pasaban más de 3 años. Sus gritos llenaron el lugar empeorando el dolor de cabeza que había empezado a crecer en mi haciéndome llevar la mano a los lados de esta para sobarlas como si eso fuera a disminuir el dolor.
Ellos mismos tomaron tres mesas y las unieron para poder sentarse todos juntos. Todos parecíamos estar ocupados atendiendo mesas excepto yo así que no me quedo de otra que caminar hacia ellos pasando antes por la barra para tomar los menús.
- Bienvenidos a Charly Food, les dejare el menú y volveré en unos minutos a tomar sus órdenes.
- ¿De casualidad no vienes tú en el menú? - la risa de los demás no tardó en llegar luego de la estúpida pregunta que hizo el que supongo se creía el líder.
- Lamentablemente no estoy en el menú y de estarlo no podrías pagar ni la mitad de lo que valgo.
Me fui antes de que respondiera para evitarme un problema y no con el sino con el jefe.
- No lograré entender porque los hombres se creen tan irresistibles - las palabras de Sara me sacaron una sonrisa burlona.
- Dímelo a mí, pareciera que necesitaran de la atención femenina para sobrevivir.
Su orden salió de la cocina y volvió a su trabajo haciendo entender que debía volver a tomar las ordenes.
- ¿Ya saben que van a pedir o necesitan más tiempo?
- No te preocupes cariño, ya sabemos que vamos a pedir - ignore completamente el mote cariñoso que había usado solo para no darle una bofetada ahí mismo y perder mi trabajo.
- Tráenos 5 hamburguesas doble queso, doble tocino, con papas, una pizza de peperoni grande, 7 coca colas y 4 aguas.
Una vez todo apuntando fui a la cocina a gritar el pedido y colgar el papel en el ganchito para seguir limpiando las mesas.
Pasaron 20 minutos y el timbre de la barra sonó avisándome que la orden estaba lista.
Dejar la comida fue más simple y lo agradecí porque no iba a soportar más mierdas de su parte.
El reloj que colgaba en una de las paredes marcaba la 1:00am, el lugar se encontraba casi vacío y solo quedaban 7 personas y la mayoría de ellos eran ebrios que salían de alguna fiesta con el apetito a mil.
Después de unas cuantas cervezas más entregadas el reloj marco las 3:00am y al fin pude voltear el letrero de cerrado en la entrada. Una vez dejé todas las mesas limpias y las sillas levantadas pude tomar mi abrigo y mi bolso para irme a casa.
Las calles del vecindario están apagadas o mejor dicho en mal estado, esa era una de las consecuencias de vivir en esta zona, pero cuando es para lo único que te alcanza no tienes de otra.
Una sombra a mi lado me hizo acelerar el paso pensando lo peor. La silueta del hombre se mantenía cerca de mí a pesar de yo casi estar corriendo lo que hizo aumentar el miedo y la adrenalina en mí.
Cuando sentí una mano tomarme por el codo mi única reacción fue gritar y tirar un manotazo con la mano que me habían tomado.
- Lo siento, no quería asustarte - unos ojos marrones profundos se posaron frente a mi robándome el habla en automático.
- ¿Podrías decirme cual es el camino más rápido hacia palacio? - en estos momentos estaba experimentando aquellas palabras " el gato te comió la lengua"
- Eh, si claro. Solo debes seguir el camino recto a tu izquierda y encontraras los faroles con guías directas hacia el palacio.
- Muchas gracias dama y nuevamente discúlpeme por el susto que le di.
Aquel muchacho de ojos marrones me regalo una sonrisa y era realmente hermosa.
Sin darme tiempo a despedirme o decir algo mas comenzó a caminar por el camino que yo le había indicado.
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Te Encontré, Elizabeth
Teen FictionMi príncipe azul está en cualquier lugar, solo que lejos de mis desgracias y asi esta mejor.