— Quiero un abrazo.— Dijo Gojo de la nada, llamando la atención de Yuuji, el cual preparaba unas galletas para el albino, las que más le gustaban.
Yuuji sonrió y sacó las galletas del horno, ya estaban listas. Se sacó los guantes de cocina y las galletas la vacío en un recipiente, las acomodó y decoró con algunos glaseados que usaba para acompañarlas, fue al refrigerador por la leche de fresa que tenía guardada para Gojo y la vacío en una taza para llevarle todo completo.
Gojo por su parte explotaba de amor al ver cómo Yuuji preparaba todo para el con una fiel sonrisa y amaba verlo, era sumamente alegre y complaciente con él. Eso le fascinaba de su niño, pero a veces, un terrible monstruo se apoderaba de él y quería molestarlo, verlo diferente a lo usual, quería verlo sufrir por él, aunque fuese sólo un poco.
Y cuando Yuuji dejó todo frente a la pequeña mesa del centro de la sala, fue que habló.
— Extraño los abrazos de Suguru.— Suelta, viendo de soslayo a Yuuji y no puede evitar decepcionarse un poco, Yuuji sigue sonriendo y sus adorables mejillas siguen tintadas de carmín.
— Los de él son más largos que los míos.— ríe el menor y se sienta en las piernas de Gojo a horcadas, quedando frente a frente, mirándose como la primera vez que se conocieron.—, así que ¿Te conformas conmigo?
Gojo ríe ante lo dicho por el menor. Los abrazos de Itadori Yuuji eran los mejores del maldito mundo. Eran reconfortantes, amigables, cálidos, apasionados, en fin, jamás acabaría de describir todas las sensasiones que los brazos de Itadori al rodearlo desataban en él, lo hacían sentirse seguro, en su hogar.
— Ya que... — Dice, pero en realidad, es Gojo quién aprieta con más fuerza al otro, con tanta posesión de no dejarlo ir, demostrando que lo ama.
— ¿Mejor?- Yuuji susurra en su oído.
— No estuvo tan mal.— Gojo sonríe.— Aunque te falta para hacerlo mejor que mi ex.
Yuuji se separa y acaricia con delicadeza su rostro, haciendo pequeños círculos con sus pulgares en las mejillas un tanto rojizas de Satoru. Se acerca y besa su frente, después sus párpados, nariz, ambas mejillas y cuando Satoru pensó que el último lugar que el pelirosa besaría, serían sus labios, este se levantó de sus piernas.
— Al menos estoy avanzando.— Yuuji ríe y toma su sudadera roja del sofá al lado de dónde Satoru se encontraba.
— ¿Dónde vas, amor?— Pregunta mientras comía las galletas y gime, estaban deliciosas, demasiado.
— Con Fushiguro y Kugisaki de compras. ¿Quieres algo?
— A mi ex.— Dice acabándose más rápido de lo que creyó las galletas de su amado novio.— Al que más quise, ya sabes, a Suguru.
— Claro. ¡Nos vemos!— Yuuji desaparece por la puerta.
Gojo hace un mohín, no iba a negar que se quedó con las ganas de recibir un beso por parte de su preciado novio.
Estaba solo... La casa la tenía sola...
— Suguru... — Gime su nombre.— Suguru... Suguru...
— Esta... Está será la última vez...— Dice después de un profundo beso con el pelinegro.
— Vas a volver... Siempre lo haces...
Y estaba ahí, engañado a su novio con él, con el tan mencionado Suguru.
Nos leemos luego.
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Reacción •GoYuu•
FanfictionDónde Gojo se la pasa hablando de su ex para ver si su amado novio reacciona de una manera que no sea adorable. •GoYuu • Drakonk ©