Capítulo 3

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Gojo mira de reojo a su novio y no puede evitar pasar saliva, está nervioso, pero debe aparentar estar tranquilo ante Yuuji.

¿Hola?— Se escucha al otro lado del intercomunicador y es el momento en que ambos hombres reaccionan. Siendo Gojo el que se apresura a contestar al notar que Yuuji no tiene el amago de hacerlo, mas bien, se quita el delantal y arregla sus ropas.

— ¿Suguru qué haces aquí?— Pregunta, esperando a que Yuuji se vea presentable y deja pasar al pelinegro, el cual se retira los zapatos y pasa de largo al albino.

— ¿No te dije que te traería tu bufanda?— Menciona mientras deja una bolsa de papel con la dichosa prenda dentro y no puede evitar reír ante lo tenso que su amigo se coloca.

— Buenos días, Geto-san— el mencionado y Satoru voltean ante el saludo. Es el pelinegro el que se acerca al pelirosa y revuelve sus cabellos.

— Buenos días, Yuuji-kun.— Saluda Geto, mirando atentamente los enormes y expresivos ojos de Itadori.

Gojo sólo observa y algo se remueve en su estómago ¿Al fin sus intentos habían funcionado? Esperaba que sí, porque Yuuji tenía la mirada totalmente oscurecida y sus puños yacían apretados con fuerza, sus venas resaltaban en su piel bronceada.

Se acerca a ambos chicos que permanecían con una pequeña riña de miradas al ya resultarle incómoda, pero ciertamente quiere seguir viendo más de Yuuji, más de sus reacciones y, sabiendo que lo ha hecho con respecto a Suguru no es para aplaudir, es un bastardo que no sabe cuándo una broma deja de serlo.

Abraza de la cintura a Suguru, recargando su mentón en el hombro del pelinegro, el cual se sobre salta ante al abrazo de Satoru, le mira de soslayo y después mira a Yuuji, como no queriendo que malinterprete una situación que no deja otra cosa que no sean buenos pensamientos.

— No debiste molestarte, sé que dije que te extrañaba, pero no sabía que tú también.— Dice mientras sus zafiros yacen sobre la figura innerte de su novio, el cual suspira un tanto cansado.

— Hey...— Dice Suguru, apartándolo de un codazo, sintiéndose un tanto nervioso por la forma descarada en que Gojo busca algo estúpido.

— Geto-san... — La voz de Yuuji hace de nuevo presencia, sonando un tanto ¿Grave?

— ¿Si, pequeño?— Suguru simplemente responde un tanto cohíbido, ciertamente no puede soportarlo por más tiempo.

— ¿Quiere desayunar con Gojo-san?— La pregunta descoloca a ambos hombres.— Yo me tengo que ir a visitar a mi hermano ya que hoy llega de uno de sus viajes...

— ¿Eh? Amor ¿Por qué no me dijiste que hoy ibas con Sukuna? Pensé que nos quedaríamos a ver películas.— Satoru empuja a Geto a un lado, para tomar de los hombros de su novio y, se muerde la lengua, Yuuji está tenso.

— Bueno... No estaba ayer.— Es ahora el menor el que se muerde la lengua.— ¡De todas formas..!

Grita alegre, poniendo más incómodos a los dos hombres que se miran momentáneamente, Yuuji es sin duda hermoso con sus ojitos achicados a causa de una efusiva y alegre sonrisa, sin olvidar que sus mejillas yacen tintadas siempre de carmín, haciendo que el corazón de Gojo se estruje, ama a Yuuji, pero siente que algo no está bien, Yuuji no está sonrojado y mucho menos sonríe con los ojos cerrados, está verdaderamente molesto.

— Están juntos, no tengo nada de que preocuparme, ¿No, Gojo-san, Geto-san?

Tanto Gojo, como Geto, permanecen inmóviles, no quieren hablar, sienten que si lo hacen todo se arruinará. Que ese juego macabro que por ambas partes jugaban, se caería a pedazos si abrían la boca.

— Sabes que no hay nada de que preocuparse.— Suguru es el primero en hablar, haciéndose para atrás una vez Yuuji da un paso.

— Bueno... Nos vemos luego.— Yuuji mira de soslayo al pelinegro, el cual desvía la mirada mientras se muerde los labios.

— Amor... Yuuji... — Gojo le sigue hasta la puerta, mientras se la abre y silenciosamente el mencionado le agradece.— Te amo.— Dice, mirando como Yuuji le mira con sus ojitos aguados, siente que quiere llorar, pero se abstiene de abrazarlo, sabe que al igual que cualquier hombre, Yuuji tiene un orgullo que no quiere ser pisoteado.

— También te amo.— Y lo besa castamente para después irse a dónde su hermano.

Cierra la puerta y mira como su mejor amigo se rasca la nuca. Está un tanto molesto con él, pero se abstiene de reclamarle, sabe que tambien es culpa suya todo el problema que se está formando con su amado novio, simplemente porque se siente un tanto inseguro.

— ¿Por qué no pudiste esperar hasta que yo fuera por ella?— Dice viendo la dichosa bolsa de papel.

— Estaba muy ansioso...— Dice Suguru.— En serio que lo estoy.

— Suguru, ayer hablamos de esto. ¿No estabas algo de acuerdo?— Dice mientras se sienta en el sofá.

— No quiero perderte, Satoru...— Geto se remueve un tanto los cabellos.

— ¿Qué mierdas dices? No lo harás, somos mejores amigos...

— Pero para Yuuji soy tu mejor ex.

— ¿Y no?

— Estúpido.

— ¿Y sabes porque eres mi mejor ex?— Gojo se levanta y posa su palma sobre el hombro de Geto, el cual le mira directo a los ojos.

— Satoru... — El pelinegro siente culpa, demasiada, por él, por Gojo y por Yuuji, esto, está completamente fuera de control.

— Porque gracias a que finjiste ser mi novio, nadie se acercó a mí durante mucho tiempo, no hasta que apareció el amor de mi vida, Yuuji. Por eso eres el mejor.— Gojo sonríe de oreja a oreja.

— Es hora de irme, Satoru. Es momento para que pienses bien la idiotez que estás haciendo y le digas a Yuuji. Que tú y yo nunca fuimos una pareja real...

— Ah, supongo que tiene razón. Creo que es momento de parar, tendré que quedarme con las ganas de ver una reacción por parte de mi lindo novio.— Gojo se retira del lado de Suguru, era momento de ir a bañarse y seguir con su aburrida vida, sólo hasta que Yuuji regresara.

— Nos vemos Satoru... — Sin recibir respuesta, Geto se va del departamento.


























Gojo marca al teléfono de Yuuji, lo está esperando para llevarlo a cenar, quiere hablar con él, pero frunce el ceño al notar que Yuuji no contesta, no se preocupa, sabe que cuando se encuentra con su tétrico y sobre protector hermano, eso siempre ocurre, así que decide márcarle a Sukuna, el cual deja timbrar un par de veces el teléfono hasta contestar de mala gana, como siempre tratándose de él.

— ¡Cuñado!— Le escucha maldecir.— Sé que ha pasado tiempo que no has visto a la familia, pero me harías el favor de pasarme a Yuuji.

¿Qué estás diciendo albino estúpido?

Gojo deja sonreír.

— Sí... Yuuji me dijo que iría a verte porque regresaste de viaje... — Gojo deja el sofá y camina en círculos en la sala.

Pues no, yo regreso hasta el próximo mes... Ja, te han visto la cara de estúpido.

Sukuna colgó y Yuuji, le mintió.


























Suguru llora entre sus palmas, se siente terrible, un asco, pero no puede evitar sentir cálido en su pecho ante el tacto de aquellos cálidos brazos rodearle la cintura.

— Te amo— dice entre sollozos mientras con su mano entrelaza sus dedos con la contraria.— Te amo, Yuuji.









Nos leemos luego

Drakonk.

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⏰ Última actualización: Aug 02, 2021 ⏰

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