Al día siguiente, Draco recogió su casa tan rápido como pudo y se puso la vestimenta adecuada para ver a Harry, no quería que le viera en su pijama de Slytherin, y se pensara que aún seguía siendo aquel niño arrogante de Hogwarts. Estaba bastante nervioso, pero no tenía ni idea de porqué, solo era Harry Potter, y ahora eran amigos. Al oír el timbre de la puerta, Draco fue directamente a abrirla, y al hacerlo vió que Potter no estaba solo, iba acompañado de una chica. Sorprendido les dijo que pasaran y se sintieran como en su casa, aunque no podía negar que se sentía un poco molesto.
-Charles, esta es mi novia, Jessica Wood.
-Oh! Encantado de conocerte Jessica. Cómo os conocisteis George y tú?
-Pues verás, estaba en un bar bebiendo cuándo un hombre se acercó con malas intenciones, y ahí fue cuando George apareció. Intentó conversar con el hombre, pero no le hacía caso, así que le pego un puñetazo en toda la nariz. Aquel hombre se fue corriendo y nunca lo volví a ver por ese bar.
-Vaya, ya veo que George no ha cambiado, siempre mostrando su heroísmo. *le sonríe a Harry*Pasaron toda la tarde juntos, hablando sobre sus vidas (omitiendo el hecho de que habían asistido a una escula magica y de que eran magos, claro). Llegó la hora de volver a casa, así que Harry y Jessica se despidieron de Draco y se marcharon. Malfoy seguía un poco molesto por la inesperada aparición de Jessica en su casa, pero decidió que era hora de dormir. Se lavó los dientes, se puso su pijama de Slytherin de nuevo y se tumbó en su cama.
Cuando se despertó a la mañana siguiente, siguió la misma rutina de siempre, se vistió y se dirigió a el instituto. Draco pensó que lo mejor sería que hoy ignorara a Harry completamente, pero cómo no, fue entrar a la sala de profesores y ahí estaba él con su estúpida sonrisa y su más estúpida aún cicatriz. Coge todo lo que necesita para su clase, y rápidamente sale a los pasillos en dirección a su aula. Pero Harry se ha dado cuenta de lo que está haciendo Malfoy, así que le sigue y cuando le alcanza le coge del brazo.
-Malfoy, me estás ignorando?
-No, solo tengo prisa. *dijo de forma muy cortante*
-Vale, vamos a hablar. *le estiró del brazo y se metieron en una puerta del pasillo*
-Enserio? El armario del conserje? Somos ahora unos adolescentes hormonales?
-Para. Deja de comportarte de esa manera!Draco se cruzó de brazos y frunció el ceño intentando no encontrarse con la mirada de Harry. Pero Potter estaba muy dispuesto a tener aquella conversación, y hacerle perder su tiempo de enseñanza.
-Debería de estar dando clase, Potter.
-Me vas a decir que demonios te pasa?
-No me pasa nada. Estoy muy bien.
-Oh, así que llegas al instituto y decides ignorarme porque estás muy bien?
-Yo no te estoy-! Vale, puede que te estuviera ignorando, pero si lo hago es por una razón.
-Y me puedes decir esa razón?
-No esperaba que trajeses compañía el otro día...
-Así que es por Jessica. Yo solo quería presentartela.
-No deseaba conocer a la maravillosa novia del fantástico niño que sobrevivió aquel día la verdad.
-Vamos Malfoy, no pensé que te molestaría, yo creí-
-No creíste que presentarte en mi casa con una persona desconocida que yo no había invitado fuera inadecuado, verdad? Vamos Potter, ni que fueramos amigos realmente!Esas últimas palabras hundieron a Harry, por un instante, pensó que Malfoy había cambiado, que todos esos años amargura por fin habían acabado y finalmente podrían ser personas normales e igual incluso a llegar a ser amigos. Pero como le acababa de demostrar, no había cambiado. Harry cogió su bolsa rápidamente y abrió la puerta del armario para marcharse.
-Creí que habías cambiado, pero ya veo que no.
El ex-gryffindor se marchó, dejándo a Draco con la palabra en la boca. "Genial", pensó Draco, "volvemos a ser como antes".