Dream

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Hay gente que cree en las almas gemelas, aquellas personas que están destinadas a encontrarse en cada vida que vivan. Da igual los inconvenientes, obstáculos o lugares en los que estén, siempre iban a encontrarse de una manera u otra. Las personas que creen en este tipo de cosas tienen una ventaja respecto al resto; la esperanza. Ellos viven esperando que aparezca ese alguien, que tan solo el roce de sus manos le haga volver a sentir cada sentimiento que vivieron sus vidas del pasado. Para algunas personas esto era una razón para continuar, el misterio de que alguien que te complementara al 100% estuviera esperándote, sin embargo, para otras era una tontería.

Al igual que hay gente que basaba su felicidad en torno a la fé, hay otras que pensaban que para vivir en condiciones debes ser realista y afrontar todo lo que te depara la vida, que no existen las almas gemelas, simplemente son personas que encuentras a lo largo del camino y que te complementan. Unas se quedan, otras se van.

En el caso de Minjeong, ella era una de esas personas. Ella no creía en las almas gemelas ni en antepasados que estaban predestinados a encontrarse. Siempre vio estas cosas como chorradas que se les cuenta a los niños antes de ir a dormir para que, tal vez, ellos sí que adquieran esa fé. Minjeong era trabajadora de un centro comercial a tiempo parcial, su vida era normal. Era rubia, no era alta pero tampoco baja, digamos que estatura normal. Su rutina era salir de trabajar, hacerse de comer, quizá veía alguna película de netflix y llamaba a su novio Lucas para que le contara que tal le había ido el día. Los fines de semana tenían escapadas a la montaña donde exploraban un poco el bosque y hacían senderismo. Nada fuera de lo normal. La vida de Minjeong no era monótona pero tampoco una aventura, hasta que llegó un día que le hizo ver las cosas de manera diferente.

Era domingo. Hacía buen día, se podía escuchar la naturaleza. Caminaban por el bosque y los crujidos de las hojas se hacían muy notorios.

—¿Crees que vamos bien? —preguntó Minjeong.

—Sí, eso creo. Según el mapa el sendero tiene que estar a un par de metros.

—Pues... No se yo que decirte —rió—. Lucas, creo que nos hemos perdido.

—Que no... Ya veras, hazme caso.

—Si tu lo dices.

Minjeong continuó por el mismo lugar que pisaba su novio intentando encontrar el camino de vuelta, pero el bosque seguía siendo un poco confuso. Era la primera vez que iban a este sendero.

No había absolutamente nada, excepto una vieja choza a lo lejos.

—¿Y si preguntamos? —sugirió Minjeong.

—Yo creo que esta abandonada.

—Bueno, no perdemos nada por ir a mirar.

Lucas asintió rendido y comenzaron a andar hacia aquella casa. Fue curioso porque conforme caminaban escuchaban murmullos de personas, por una parte se sintieron aliviados, pero por otra les extrañó ya que no sabían de donde venían. Al acercarse cada vez más se dieron cuenta de que los sonidos no venían de la casa sino de detrás de ella, entonces decidieron acercarse a la parte trasera porque podía haber gente ahí.

Cuando dieron la vuelta a la casa Minjeong y Lucas fruncieron el ceño de confusión. Eran dos chicas y un hombre con una cámara. También había un foco y un reflector de pie.

—¿Hola? —dijo Lucas.

Los tres se giraron a mirarles. Era gracioso aquel momento ya que Minjeong y Lucas iban con ropa de montaña en cambio aquellas dos chicas, una de ellas iba en traje y la otra con un vestido de novia. Por el fotógrafo deducieron que estarían haciendo fotos para la boda.

Dream | winrina OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora