Capítulo 2

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Era una noche más de trabajo. Cientos de hombres lobos esclavizados bajo el mando de los vampiros, trabajaban incansablemente para sus amos.
En esa fría y oscura noche, los esclavos trabajaban de picas y mover pesadas piedras para reforzar aún mas las murallas.

El arrogante Alexander Argent se paseaba de un lado al otro con un largo látigo en sus manos, mirando críticamente a cada hombre lobo y su trabajo, buscando una mínima excusa para golpearlos.
Divisó en una esquina apartada a Jackson, quien estaba deteniendose a descansar por unos momentos.

Alexander sonrió macabramente antes de tomar su látigo y pegarle fuertemente al lobo en la espalda obligandolo a arquearse de dolor.

-¡No descanses!- le espetó con rabia y asco

-¡Oye! ¡¿Qué?!- le gritó furioso el muchacho.

Pero Alexander solo lo volvió a golpear con el látigo una y otra vez haciendolo gritar de dolor.
A su alrededor los demás esclavos miraban la escena con temor, nadie se atrevía a hacer nada para ayudarlo o sabían que habría consecuencias por rebelarse.

Pero justo en el momento que se preparaba para darle otro golpe al chico quien ya estaba acurrucado en un rincón, una mano fuerte y poderosa le agarró la muñeca con fuerza haciendo que el vampiro se detuviera.

Todos miraron a Derek quien miraba con frialdad al vampiro mientras le gruñía.

-Déjalo- le gruñó el lobo al vampiro soltandole la muñeca con rudeza.

-¡¿Cómo te atreves a levantarme la mano?!- exclamó Alexander con los dientes apretados de la rabia.

-Dije que lo dejes ya- le volvió a repetir Derek mirandolo con el ceño fruncido.

-Lo dice el perro del amo ¿Eh?- espetó Alexander mirandolo con asco mientras le apuntaba con la espada- No siempre serás su favorito, y cuando caigas yo estaré ahí- le gruñó con furia pero sin evitar dar un paso atrás al ver la mirada que le daba el hombre lobo.

-Eso espero- gruñó Derek matandolo con la mirada.

Alexander estaba a punto de estallar de la rabia.

-¡Idiotas, ustedes que miran, vuelvan al trabajo ahora mismo!- les grito con rabia a los demás esclavos quienes se habían detenido para mirarlos.

Todos asustados obedecieron al instante.
Alexander le dio una ultima mirada de odio a Derek antes de irse para castigar a algun otro pobre diablo que lo desobedeciera.

Derek miró a Jackson quién le dió un suave asentimiento por haberlo ayudado. Derek le devolvió el gesto.

Dentro del castillo, Chris había estado obligado a ir en nombre de los nobles otra vez ante Gerard.

-El asunto que nos concierne es simple. Somos un blanco fácil de un ataque. Seis veces en la mitad de este año, la raza de Talía ha llegado hasta nuestros muros. El caos reinaría si solo uno lograra entrar- le dijo a Gerard.

-Tu miedo, Chris, es infundado ¿No nos protege un ejército de inmortales?- preguntó Gerard con desdén.

-Así es mi Lord, sin embargo a los nobles no piensan los mismo y como todos saben, ellos son nuestro sustento- Chris hacía todo lo posible para no demostrar su deseo de salir corriendo de allí y no volver nunca.

-Si no protegemos a los humanos pareceremos débiles- argumentó Victoria, la esposa de Chris llegando al lugar.

-¿Y cómo proyectarian fuerza?- preguntó Gerard ya harto del asunto.

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