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Alice

Había pasado una semana desde que Ryan había terminado con Jessica, después de la platica que tuvimos nada surgió, no me dijo nada más que los hechos; terminaron porque él amaba a otra persona.

Desde ese día no volvimos a hablar, lo veía en las clases, pero no se me acercaba, ni siquiera me miraba. Sentía que algo más estaba pensando por su cabeza que lo tenia pensando demasiado como para tenerme cerca...

— Aly, tienes que dejar de pensar en él, ya te lo he dicho una y mil veces, no te merece, solo está interesado en ti porque eres una de las pocas chicas que no ha estado en su cama — Mara podía tener razón en muchas cosas, pero no en esta.

— Te equivocas, él dijo que había terminado con Jess porque amaba a otra chica, y me invito un café solo para decirme eso, ¿no crees que soy yo?

— ¿No dijiste que estaba horroroso el café? — evadió mi pregunta como siempre.

— Sí, pero al menos me lo invitó...

— Esta vez estoy de acuerdo con Mar — intervino Lys sin dejar de jugar al videojuego en su celular.

— Pero, es que estoy segura que esta vez va en serio, chicas — repuse —. Crean en mí.

— No, si en ti está más que claro que creemos, pero al que no le creemos es a él, millones de veces te ha dicho que ya iba a terminarla... Spoiler, no lo hizo.

Suspiré y me dejé caer en la cama.

— Tienen razón, pero tienen que entender que no he sentido esto con alguien más que con Ryan. Y ustedes más que nadie sabe que no me he entrometido en la relación que tenían ellos, siempre le he puesto su alto, a pesar de que quiero que me ame a mí y no a ella.

Ninguna dijo nada, solo dejaron de hacer en lo que estaban ocupadas y se acostaron junto a mí.

— Si él te hace feliz y crees en él, vamos a confiar en ti — dijo Lys —. A que si Mar.

— Sabes que sí, pero si te rompe el corazón ese bastardo no la va a contar.

Reí mirando hacia el techo y luego me senté de golpe.

— Bueno, ya basta de hablar de mí, mejor vamos por un helado — propuse.

— Voy si tú pagas, si no, no — renegó Mar, el día que íbamos a ir por un helado se enojó conmigo con justa razón, la había dejado plantada.

— Sí, ándale. Vámonos, tacaña.

— No soy tacaña, solo sé aprovechar las oportunidades que me da la vida.

— Seguro.

***

Al llegar la fila de drive thru estaba hasta el tope, curiosamente el local estaba vacío.

— La gente no parece ser muy inteligente, eh — dije al entrar.

— Supongo que no — contestó el cajero viéndonos entrar —. Prefieren esperar treinta minutos en sus carros a bajarse y salir pronto.

Le sonreí y asentí.

— ¿Qué van a querer, chicas? — pregunté.

— Quiero un helado de fresa de cono sencillo, por favor — pidió Lys.

— Un smoothie de mango para mí— añadió Mar.

— Yo un cono doble de pistache, por favor.

— Claro, ¿seria todo?

— Sí, gracias.

— Van a ser veinte dólares.

Escribamos nuestra historia (PROXIMAMENTE).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora