Sangre En Guerra

Capitulo 4 [Un ladrón]

El frío de la noche recorría mi cuerpo causando que algunos mechones se regaran en mi rostro haciéndome leves cosquillas. Se adentraba fugitivo por entre mi nuevo pijama, provocándome algunos escalofríos por la fría brisa. Me abracé a mi misma mirando el bello paisaje que me brindaba el balcón de mi habitación.

El gran bosque que se levantaba al final de la casa, parecía no tener fin. Los grandes árboles, las flores que crecían a los pies de estos, cada cierto tiempo veía un animalito caminar a toda prisa por ahí. Los cantos de los grillos y búhos me hacían sentir paz, limpiaban mi mente, me hacían no querer que está noche acabará jamás. Pero apresar de toda la paz que me brindaba ese bosque, de mi mente no podría salir todos esos pensamientos que me atormentan desde que mis padres murieron.

Iba a vengarme, necesitaba vengarme, lo haría ¿Cómo? No lo sé, pero iba a vengarme.

Lo primero que tenía que hacer era buscar un portal al infierno, ver si tiene algún punto débil, y atacar a el. Dudo que pueda encontrar un punto débil a ese viejo egoísta, pero alguien siempre tiene uno.

Con el paraíso las cosas eran distintas, ahí tendría que ir directo a el señor y luchar con el. Tendría que derrotarlo, no matarlo, no soy ese tipo de persona.

Solo quiero que pierdan algo, así como yo la perdí, que vivan el resto de sus días lamentándose de haber nacido, así como yo viví casa pvto día deseando morir. Estaba consciente que no iba a ser fácil, tengo que prepararme muy bien para eso. Había un 50 % de posibilidades que indicaban que saliera muerta de esta, pero ya no le temo al término muerte.

Cuando me encerraron vivía temiendo de la muerte, de que las tropas del paraíso me encontrarán. Pero tiempo después me di cuenta que vivir con miedo no era una solución, el miedo no resolvería mis problemas. A partir de ese día, aprendí a vivir con la posibilidad de morir en cualquier momento, pero no con miedo, si no, siempre alerta, siempre mirando hacia todas las posibilidades existentes.

_¿Que mierda?..._ susurré mirando hacia todos lados, después de escuchar un ruido proveniente del patio.

Con habilidad me tiré del balcón, cayendo así en mis dos pies sin un rasguño. La distancia del balcón al suelo no era mucha así que me preocupe mucho a la hora de tirarme.

Cuando estuve en el suelo mire a mis alrededores buscando el causante del ruido, por la parte trasera del jardín pude ver una sombra, gracias a la distancia y a la oscuridad que solo alumbraba luz de la luna, no pude divisar si era una sombra femenina o masculina. No medite mucho y camine buscando algo para defenderme en caso de encontrarme con esa persona, justo a mi lado había un bate así que solo lo tome.

Caminé sim hacer ningún ruido hacia el jardín siguiendo la esencia de la persona que estaba en el jardín. Tome por el borde de el muro que separaba la casa de mi tía con la de el vecino analizando el ambiente para ver si veía la sombra de nuevo.

-Bingo-

Nuevamente la sombra, pero esta vez se encontraba en la entrada de la casa, parecía que estaba tratando de forzar la puerta.

-¿Un ladrón?-

Nuevamente camine por el borde sin hacer ningún ruido, cuando salí del borde del muro tome camino hacia la entrada de la puerta. Ya me encontraba a unos pasos de el sujeto cuando me llegó un olor a sangre a mis fosas nasales.

-¡Alerta!-

Nada más notar el olor a sangre mi mente se alarmó, presione con fuerza el bate mientras me iba acercando más a el. Cuando estuve a un paso de el alcé el bate y le pegue en la cabeza con una fuerza increíble. El cuerpo fornido del chico (porque si era un chico bastante formado por cierto) cayó al suelo inconsciente. Cuando me di cuenta de lo que había echo lo tome por las manos arrastrándolo para dentro de la casa ya abierta gracias a el.