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No durmió en toda la noche. Se mantuvo bien despierto como los demás miembros del culto, terminando el ritual apenas segundos antes del amanecer. Sin cerrar de todo el portal, pues volverían a reunirse al caer el sol nuevamente.
Nadie dijo nada sobre la ligera obstrucción del inicio, y Yasuo estaba aliviado por ello. Le gustaba mantener un perfil bajo y no quería que el "incidente" con el Espíritu Protector pasara a mayores, estaba seguro que por sí solo podría arreglar las cosas, cómo siempre lo había hecho.

Durante el mediodía del segundo día de Luna Roja, aprovechó la escasez de personas en el exterior para visitar un templo. No sabía bien de quién, pero lo único que le interesaba de allí era usar la biblioteca; dónde se adentró al instante y recogió varios libros de la historia del Rey Dragón y de Espadas Ancestrales. Un evento ancestral que se había llevado a cabo hacía muchos años ya, pero en el cual varias personas aún creían.
Dejando todo lo relacionado con ese suceso, comenzó a buscar entre las páginas algo relacionado con la Espada Sagrada. Pero nada. Había textos inmensos sobre cientas de otras armas ancestrales, pero nada específicamente sobre ella.

—¿Esto es lo que querías?

La voz de Yi rompió la poca paz que había construido a su al rededor. Yasuo levantó la mirada frunciendo el ceño, y se lo encontró extendiendole un libro; fue cuando observó la portada de este, que encontró una ilustración de la susodicha Espada Sagrada; pintada con un verde jade tan intenso que fácilmente podría reconocerla a kilómetros. Yi sonrió cuando notó el notable interés en la mirada del pelirrojo.

—Puedo notar que sí. —se contestó a sí mismo, molestando al contrario quién suspiró.
—De dónde lo sacaste. —mientras tomaba el libro, Yasuo notó lo ligero que era, puesto que las páginas eran escasas.
—Bueno. La academia que frecuento tiene una amplia cantidad de libros para el estudio, aunque poco conozcas de eso.

Si no fuera porque tenía tanto interés acerca de lo que ahí podría hablar, hubiese rechazado el detalle por parte de Yi y se lo habría lanzado por la cabeza. Era bastante engreído y ese tipo de actitudes no era algo que el pelirrojo ignoraba en las personas. Pero esta vez la curiosidad y preocupación se lo comían vivo.
Apoyó el libro en su pecho antes de abrirlo siquiera, y clavó su intensa mirada en los ojos ajenos. El Maestro Yi notó que le molestaba, y más que otra cosa le generó gracia, por lo que rió a fin de enojarlo más.

—¡Está bien! Si eso es todo lo que quieres, te dejo. Disfruta tu tarde de aprendizaje, verdugo.

El pelirrojo le siguió con la mirada hasta que abandonó la habitación, asegurándose de que se había ido. Unos momentos después, seguro de que estaba solo, gruñó ante lo mucho que le fastidiaba ese sujeto.
Fue después de ello, que sujetando el libro con su mano izquierda, decidió dirigirse al patio interno del templo para leerlo. Alguien más se ocuparía de ordenar el desastre que dejó.

Bajo la Luna Roja || Yasuo x JannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora