19 ❁𝒫𝒶𝓇𝓉𝑒 2❁

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 ¿Ya perdí la apuesta?


14:10 hs. Antes del incidente.

Dejo dos terrones con frutos secos sobre la mesita de madera que está enfrente del sofá. Ladeo la cabeza y pregunto:

—¿De verdad crees que esto podría gustarle?— señalo con mis manos el jarrón con jugo de pera y la cantidad de frutos secos que hay sobre la mesa.

—Te he dicho mil veces que sí. Ese chico tiene pinta de que le gusten este tipo de cosas— aclara Tae-oh, sin apartar la mirada de su celular.

—¿Y de verdad piensas que Titanic es la mejor elección que tenemos para ver?— indago mientras busco la película en Netflix con el control en mi mano derecha.

—No responderé a esa pregunta tan obvia—dice, cortante.

"Ni rispindirí i isi priguinti tin ibvii" Por Dios, si sabía que se iba a poner tan de malas cuando se ofreció a acompañarme para que veamos la película en mi casa junto a Seung, no hubiera aceptando. Desde que llegamos del parque está de ese modo tan... inexpresivo. Pero no inexpresivo normal, sino inexpresivo odioso. Y eso es raro, pensé que tal vez yo lo estaba reprimiendo para que no fuera a trabajar «o... lo que sea que haga cuando no está hablándome sobre ese fastidioso evento» pero se lo pregunté y dijo que realmente quería ayudarme.

No puse mucha objeción porque realmente necesitaba... no, necesito ayuda. Así que seguí algunos tips que me dio y que podrían ayudarme para poner contento a un chico coreano.

Primero: No acercarme más de lo normal. Esa simple acción podría ponerlo nervioso y, en vez de estar feliz, estará asustado y con ganas de irse.

Segundo: Mientras menos atención le dé será muchísimo mejor.

Tercero: Mantenerme siempre sería. Las sonrisita podrían parecer un claro ejemplo de coqueteo entre coreanos. Y es eso lo que menos quiero hacer con Seung.

Cuarto: A veces "menos es más" como dice ese monólogo tan trillado, por lo tanto, quedan prohibidos todo tipo de aperitivos en exceso y, esos alimentos grasos, lo sustituiremos por pequeños tarros de frutos secos y jugos Light.

¿Que si todo esto me parece completamente estúpido? Claro que sí ¿A quién no le gustaría comer unas buenas rebanadas de pizza mientras ve un buen K-Drama en la tv y se ríe a carcajadas con sus colegas? Porque a mí me gustaría. Pero como esto no se trata de mí, sino del chico del elevador, tengo que seguir cada uno de los consejos que me da Tae-oh para que todo salga perfectamente bien.

Repentinamente veo a Tae-oh levantarse del sillón y se va caminando hacia la cocina después de hacerme una señal con la cabeza para que lo siga. Sin hacer berrinches, voy tras él como perro faldero. Me quedo cerca de la isla con los brazos cruzados cuando lo observo tomar un guante de cocina y abrir el horno eléctrico, espero hasta que se digne en tomar la bandeja de acero que está dentro, pero se la queda mirando, como si temiera quemarse o algo así.

Suelto un bufido y me acerco a él. Le tomo la muñeca y le saco el guante. Enarco una ceja cuando me mira con el ceño fruncido.

—Se dice gracias—digo y rueda los ojos, zafándose de mi agarre «Estoy indignada, para la próxima ya no lo ayudaré».

Achino mis ojos, mirándolo con extrañeza mientras me pongo el guante de cocina. ¿Y a este que mosca le picó? De verdad me preocupa su cambio tan repentino de humor. Suelto un suspiro y niego con la cabeza, sacando la bandeja de acero del horno. Cierro la puertita del mismo y pongo la bandeja en la mesada.

—Bueno... espero que sepan mejor de lo que se ven— digo, sintiendo a Tae-oh inclinarse un poco para ver las galletas que están en la bandeja.

Chasquea la lengua.

Me enamoré de un ¿medio coreano?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora