Vainilla y Menta~ Omegaverse /sasunaru/

I

~ Su aroma ~

Esa calurosa tarde, en la cual su padre le había propuesto a Naruto una mudanza. Consecuencia de la magnífica suerte de Minato, que lo llevaba a convertirse en el confiable secretario de el magnate empresarial, Uchiha Fugaku.

—Naruto, esta es una gran oportunidad para mi, nuestras condiciones mejorarían muchísimo —explicaba intentando convencer a su hijo

—Papá, entiendo tu entusiasmo, pero por qué cambiar nuestra vida ahora? Estamos en perfectas condiciones, y muy felices! No puedes quitarme mi vida social! Soy adolescente! Sabes que entrare en un crisis emocional por tus repentinas acciones papá?!!! —se tocaba el pecho con exageración

—Aún podrás ver a tus amigos y lo que quieras, lamento decirte que tus quejas no servirán de nada —dijo el mayor cruzándose de brazos y dirigiéndole al omega una mirada cansada — Y deja de actuar como si fueras a morir, tan solo serán unos meses, hasta que encontremos una casa más cercana a mi trabajo y que esté a nuestra disposición

—Pero papá!!! —exclamó sacudiendo la almohada que tenía en brazos

—Sin peros, tienes dos días para arreglar tus cosas —le lanzó una última mirada molesta y salió de la habitación

—No!!! Mi vida se va por el caño... —exaltado cubría su cara con la almohada

•••

POV Naruto

Todo este cambio drástico en mi vida me traerá problemas, lo presiento, esto me da mala espina.

—Deja de distraerte y saca tus maletas Naruto —indicó mi padre

Tan solo refunfuñé y tomé sus valijas del coche.

Papá abrió la enorme puerta blanca que tenía enfrente con toda la confianza.
Yo aún observaba el jardín y el exterior de esa mansión con asombro, realmente era un lugar inmenso.

Mi padre me indicó que entrara junto a él. Al ingresar, en el recibidor se encontraba una señorita, aparentemente trabajadora de ahí, se acercó a saludarnos con una sonrisa.

—Por favor pasen por acá, el señor Fugaku los está esperando en su oficina, sus pertenencias serán llevadas a sus habitaciones —hablaba sin quitar la sonrisa y señalando un pasillo

Asentamos nuestro equipaje allí mismo y tan solo la seguimos por el largo pasadizo, hasta encontrarnos con la que parecía ser la oficina del dueño de casa.
La joven tocó la puerta y al escuchar el permiso de paso de su jefe, entramos.

—Señor, sus invitados han llegado —anunció con la cabeza gacha

—Gracias por recibirlos, puedes dejarnos solos —se escuchó la voz grave de aquel hombre

La chica salió sin decir nada más.

—Buenas tardes jefe —saludó mi padre y me codeó levemente para que hiciera lo mismo

—Buenas, señor —dije inseguro y mi padre me miró mal

El hombre aclaró su garganta y se levantó de su asiento para acercarse.
Era alto y peli negro, su presencia intimidaba. Típico de un alfa.
Y eso sin mencionar que mientras se acercaba pude notar el fuerte olor a vino que provenía del hombre.
Giré mi vista disimuladamente, un aroma muy peculiar a decir verdad, pero tendría que acostumbrarme, supongo.