IV

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El simple ruido de las goteras parecía causar demencia, la fría superficie de cemento crispaba cada centímetro de piel desnuda.

Los gritos eventualmente llegaron, las súplicas y agresiones los acompañaban.

-No... ¡Por favor! Aquí no... ¡No delante del niño! ¡Se lo ruego!

-¿Eh? ¿El mocoso? -su mano fue estampada bruscamente contra su lastimoso rostro- Por eso te preocupas ahora... esa mierda no será más que otro juguete para el jefe
-se expresó con una risa nasal

La tomó del brazo y golpeó su cuerpo contra la dura y rasposa pared.
Un gemido de dolor resonó en los oídos del niño.

-Mi amor... por favor, tápate los ojos-pidió entre lágrimas mientras volvía a ser arrastrada a gusto

El menor alcanzó su vista con sus temblorosas manos.

El estruendoso choqué de voz y golpes a un par de metros de él le nublaba la mente. Tanto que no se percató del par de grandes manos que lo sostenían desde su descubierta espalda.

-¡No! ¡Se lo suplico no le haga nada!
-gritaba tan fuerte que su garganta parecía desgarrarse, la pesada palma fue inculcada en su pómulo izquierdo - ¡Por favor se lo suplico! ¡No le hagan daño! ¡Se lo ruego! -esta vez el puño fue dirigido en su rostro chorreante de sangre
-Naruto... lo siento hijo... perdón mi amor -gimoteaba siendo golpeada una y otra vez

El niño forzaba un escape sin contener sus lágrimas. Su pequeño e ingenuo corazón ardía ante tal incomprensible imagen.

-¡No! ¡Mamá! ¡No le hagan eso! ¡Déjenla! ¡Mamá! ¡No! ¡Basta! -un balazo repercutió en la habitación, el infante tardó unos segundos en reaccionar -Mamá... ¿mamá...?

El charco de sangre se expandía por el suelo, rodeando los cabellos rojizos de la mujer.

Volvió a ser aprisionado por esos brazos.

-Ma...má ¿Mamá? ¡Mamá contéstame! ¡Mamá! -desesperadamente la llamaba

-Cállate niño, no seas ruidoso

Él era retirado de la habitación.

-¡Mamá! ¿Por qué no respondes mamá? ¡Mamá te quiero! -su voz quebrantada chillaba lo más que podía y esa gruesa mano trataba de atrapar sus bulliciosos labios -¡Suéltenme! ¡Ayuda¡ ¡No no! ¡Mmph! ¡A-Ayuda mamá! ¡No hagan eso! ¡Paren No! ¡Mmmph!

-No... no... suéltenme no hagan eso... no no... Basta... ¡Basta! ¡No me toquen!
¡No! ¡Ayuda! ¡Deténganse!

El estrepitoso grito de su voz desgarradora se hizo presente en todo el segundo piso.

Tres golpes contra la superficie de madera, que sin contestación alguna fue abierta abruptamente.

El chico de cabellos oscuros observó aquella escena con inquietud en la mirada.

-No... No por favor

El omega desbordaba por toda la habitación un amargo vainilla, tan desesperadamente que hería el sencillo hecho de estar cerca.
Ambas manos revolvían sus desbaratados cabellos con angustia y las lágrimas recorrían sus mejillas por completo.

Él alfa se acercó a Naruto, con inseguridad en sus pasos.
Posicionó sus manos en los hombros del rubio y lo sacudió levemente.

-Naruto - no despertaba -Naruto despierta -volvió a agitarlo

Este se enderezó sentándose en la cama, pero aún murmurando lamentos y jalándose los cabellos sin piedad.

El omega estaba realmente sufriendo
¿Pero qué demonios debería hacer él?
¿Ayudarlo? ¿Llamar a su padre?

Vainilla y Menta~ Omegaverse /sasunaru/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora