C E R O

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Hinata había elegido ese pequeño pueblo no solo porque la oferta de trabajo era muy buena, sino porque le gustó lo pacífico del lugar

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Hinata había elegido ese pequeño pueblo no solo porque la oferta de trabajo era muy buena, sino porque le gustó lo pacífico del lugar. Dado que ya no tenía una familia, había pasado cinco años en una pequeña habitación antes de decidir cambiar de ambiente, no tenía un hogar real y realmente quería encontrár su lugar.

Después de la muerte de sus padres y hermanita sus tíos la habían acogido por obligación y estuvieron muy felices de deshacerse de ella cuando se graduó de la escuela de maestros.

Era un ratón de biblioteca, no podía sacar su nariz de un buen libro y pasaba los fines de semana encerrada en el ático en lugar de salir hacer osio. Sin embargo, nunca sintió que se estuviera perdiendo nada, porque prefería caminar por la vida desapercibida. Algo que no fue muy difícil con su altura diminuta y su figura pequeña. Su ropa jamás la ayudó a dastacar tampoco.

Tal vez no era consciente de su belleza, pero eso no le impedido bloquear los intentos de conquista de los interesados.

Su mejor característica, y la que mantuvo oculta en todo momento, son sus ojos.
De un lavanda tan tan pálido que con cierta luz parecen casi translúcidos. Una completa anomalía.

Desde niña sintió que algo andaba mal en sus ojos. No tenía mala vista, pero definitivamente eran muy extraños. La gente se le quedaban mirando o haciendo comentarios extraños cuando era más joven.

Había aprendido a caminar con la cabeza gacha y no miró a nadie a los ojos por años porque siempre atraía problemas.

Cuando se mudó con sus tíos le habían advertido que no mirara a las personas porque las hacía sentir incómodas.

La primera vez que sus ojos le habían hecho la vida un infierno fue a los dieciséis años, su amiga casi le había arrancado todo el cabello de su cabeza por que supuestamente había seducido a su novio con sus "miradas dulces y luminosas" y este había decidido romper con ella.

Entendió el efecto que sus extraños ojos tenían en el sexo opuesto y eso la asustó un poco. Ella no tenía el control de sus "miradas".

La universidad había sido un respiro, donde sólo se había enfocado obtener su licenciatura y maestría en cinco años, lo que significó un estudio constante sin tregua. Eliminó las citas y cualquier otra cosa que se pareciera a una vida.

También estaba oculta bajo unos lentes de lectura en tono café oscuro que ocultaban bastante bien la rareza de sus ojos. Y así pudo terminar la universidad como la tímida solitaria que seguía siendo.

En la actualidad estaba más que feliz de conseguir una pequeña casita en Konoha en lugar del pequeño dormitorio del tamaño de un armario donde vivió con sus tíos. Este era un nuevo capítulo en su vida y quería ir con todo.

Pero... Cuando la directora Tsunade le había pedido un favor a seis meses de su llegada. Toda su buena energía se había drenado.

Ser la maestra de la clase de extracurriculares del equipo de fútbol de la institución educativa no era algo que le emociónara hacer.

Mi dulce maestra |NaruHina|✓Completa✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora