Kotoha pudo hacer que Douma pensará que no todos eran avariciosos y que solo pensaban en si mismos.
la mujer se gano el aprecio y amor del demonio, lastima que Muzan prohibió cualquier relación entre demonios y humanos.
haciendo que la segunda luna...
Después de unas semanas de trabajo por fin Tamayo San me dio unos días de descanso, así que pensé en ir al pueblo cercano para comprar algunas cosas que necesitaba, me puse una ropa mas moderna y salí del hogar.
-¡ya me voy!- informe desde la puerta para caminar al pueblo.
Al llegar al pueblo fui recibida por algunas personas que fueron pacientes de nuestro consultorio.
-¡hola ____ Chan!- dijo con una sonrisa Akina.
La niña tenia unos hermosos ojos marrones y un cabello liso café recogido en una coleta.
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-¡hola pequeña! ¿como siguió tu madre?- pregunte acariciando el cabello de la pequeña.
-¡de maravilla! ¡el medicamento que le recetaron le esta haciendo efecto!- me alegraba el saber que la señora Miyamoto este bien.
-¡que bien!- dije con una sonrisa para después despedirme de ella.
Al encontrar la tienda donde compraba las cosas entre encontrándome a Isao quien era el dueño de la tienda, un hombre viejo muy amable.
-¡Isao San! ¿como va su día?- pregunte al hombre de ojos cansados quien estaba organizando una estantería.
-¡oh! hola jovencita Hashibira- dijo sonriéndome.
Después de que Isao tomara mi pedido y me despidiera de el salí del establecimiento.
POV Omnisciente
En cuanto la rubia salio del lugar escucho un alboroto en otro establecimiento cercano, la muchacha se dirigí donde el alboroto encontrándose con un conocido.
-¿Ino San, eres tu?- pregunto viendo al de mascara de jabalí.
-¡____! ¡esta vieja no me quiere dar comida!- dijo el chico señalando a la anciana dueña del establecimiento.
Lo dicho por el joven ofendió a la señora, quien enojada le contesto al muchacho.
-¡¡ya te dije mocoso, si no tienes dinero no te daré nada!!- la mujer se cruzo de brazos.
-¡¡a quien le dices mocoso vieja decrepita!!- Inosuke le apunto con una de sus katanas a la anciana asiendo que las personas de alrededor se asustaran.
Rápidamente la de ojos verdes intervino en la situación calmando al chico asiendo que este bajara la katana.
-vamos, calmemos las cosas ¿si?- la rubia dijo con una jotita de sudor en la frente.
-yo pagare la comida, ¿ya no abra problema con eso, no?- dijo tomado del hombro al de cabeza de jabalí.
-esta bien, ¡pero que el muchacho se disculpe!- el de ojos verdes renegó un poco pero al final la rubia le hizo disculparse.
