Pasaron los meses. Un verano más... solían ir al mar en las vacaciones. Hace mucho tiempo había dejado de ir, alegando que no tenía tiempo. Uno de esos días se encontró con su amiga, una chica llamada Azami y que de hecho, había iniciado una relación con su prima Naori.
—¿Qué tal te va con Naori? —le preguntó Madara.
—Muy bien.
—¿Por qué te divorciaste de Rai? Fue algo muy sorpresivo para mi.
—Mira, Mads, me considero una mujer apasionada y decidida. Rai era un cobarde. No me gustó demasiado. Mi vida sexual era patética y aburrida y decidí divorciarme.
“Demostré nulo el matrimonio. Tú sabrás que el matrimonio no se puede anular, si te conceden la nulidad es porque la unión nació nula. Rai y yo quisimos casarnos porque era una tonta promesa infantil olvidada, tú sabes muy bien eso. ¡Vamos a adoptar otra hermosa niña! Pero no hablemos más de mí, ¿cómo te ha ido?
—Como siempre.
Madara miró al frente. Pensaba que ya llevaba un año observando a Hashirama y ese sentimiento dentro de él se intensificaba. Varias veces le había pedido el automóvil para ir al centro de la ciudad y Madara se lo había prestado...
En una de aquellas noches, Madara estaba fumando en el porche. Sabía que Hashirama estaba trabajando en la cocina. No le permitía a él hacer ningún trabajo y se lo agradecía porque realmente estaba muy cansado. Había sido un día extraño. Hashirama le pidió el auto otra vez, cosa extraña porque no era ni jueves ni sábado, sino martes. Y cuando el moreno apareció a darle las buenas noches, le preguntó, intentando disimular sus celos:
—¿Tienes novio, Hashirama?
—No, no tengo novio.
—Pero tendrás una colocación mejor que la que te doy aquí, ¿no crees?
—Pues tampoco.
—Siéntate si quieres, Hashirama —el Senju se quedó de pie, mirando la expresión peligrosa y sintiendo la voz tensa de Madara... ¿Estaba celoso?
Aquel día no pasó nada más. Salvo que Hashirama acunó esperanzas en su corazón, pues los celos en la voz de Madara solo confirmaban que sentía algo por él. ¿En verdad había tenido la buena suerte de haber enamorado a ese hombre frío y exitoso?
Hashirama subió a la terraza a desearle las buenas noches a Madara después de acostar a Sasuke. Pero decidió contarle un poco de la verdad. Se lo merecía.
—El otro día me preguntó si tenía un empleo allá en el centro... No lo tengo ni lo voy a tener. Le tengo mucho cariño a Obito, Itachi y Sasuke, y por supuesto, a usted también. Es usted una gran persona. Me ha ofrecido un lugar cuando no tenía nada. No es que me vaya a quedar eternamente, lo sabe, es intuitivo y se da cuenta de cosas —se rascó la nuca de forma nerviosa, lo que lo hizo adorable a los ojos del Uchiha—. Voy para los 35 y a veces quisiera tener un hogar como este, incluso adoptar hijos que fueran amigos de los suyos. Pero no creo que sea algo fácil, ni siquiera puedo encontrar a alguien.
—Te entiendo, Hashirama. Yo también quisiera encontrar a ese alguien.
—¿Querías mucho a tu ex novio, verdad?
Madara abrió los ojos con sorpresa. Nadie, absolutamente nadie, ni siquiera Izuna, sabía que tuvo un novio. Que lo amó mucho. Y que él lo dejó cuando supo que iba a adoptar a Obito.
—Sí, lo quería. Pero él fue un estúpido. Debió saber que jamás dejaría a mis hijos solo por su capricho.
—¿Y no has amado a nadie más? —le alegró que volviera a tutearlo, pero no iba a revelar tan íntimo detalle.
—... No. Creo que fue el único. Además, no tengo tiempo para eso, hm.
—Pero eres joven, Madara, podrías, no sé... Casarte.
—Tengo 30 años y no creo que quiera casarme.
—En eso me parece que te equivocas —esta vez no se acercó coquetamente, solo de forma cariñosa, lo cual hizo que el pelinegro sintiera un poco de decepción—, en la vida no solo hay un amor, puede haber otros.
—El día en que te vayas, Hashirama —dijo por toda respuesta—, los cuatro lo vamos a sentir.
—No me iré mientras pueda —prometió.
—Pero no me dices de ese afán de ir al centro de la ciudad con tanta frecuencia —hizo un puchero que le pareció adorable.
—Algún día te contaré y espero me disculpes este silencio que mantengo ahora...
Madara se retiró, algo asustado por lo que fuera la verdad que Hashirama le estaba ocultando. Cuando se lo contó a Izuna, le dijo:
—Estoy dispuesto a despedirlo.
—¿Pero qué dices, nii-san?
—Me ocurre algo, Izuna. Ya no soporto esto.
—Te gusta, nii-san. Acéptalo, está despertando en ti lo que murió cuando Toneri te dejó —se sorprendió aún más, ¿entonces Izuna si sabía de su noviazgo con Toneri? Parecía ser que sí.
—Supongo, sí... —dijo algo distraído.
—Pues sedúcelo. Tener en casa a un hombre como él, atractivo y joven... debe ser una tentación. Y los ukes (admítelo, nii-san, eres uke de nacimiento) necesitamos armas para que nos hagan felices sin tener que decirlo.
—¡Estás loco, Izuna!
—¿Por qué no, nii-san? No tienes porqué pasar una vida sin compañía, si tienes a ese hombre en casa, aprovéchalo.
—Cada día eres más liberal, no te crié para que te comportaras como una zorra.
—Pues aprende de mí, ¿sabías que Tobirama y yo regresamos? Te estás enamorando de tu empleado de hogar. Y si siempre fuiste valiente y no te importó cuando te criticaron por tener a Hashirama en tu casa, no vas ahora a reprimirte...
Se despidió de Izuna sin responder y subió a su carro. Condujo nervioso. ¿Se había enamorado del hombre o del amor? ¿Deseaba a Hashirama físicamente y nada más? Madara prefirió no responderse...
Cuando llegó a casa, ya no había nadie. Sus niños estaban en la cama y Hashirama se había encerrado en su cuarto. Tenía la comida servida, una comida deliciosa, pero fría. Comió sin muchas ganas y sintió deseos de llamar a la puerta del Senju, pero siguió hasta su cuarto. Se quedó dormido, pensando en las palabras de Izuna.
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𝐀𝐋𝐌𝐎𝐒𝐓 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 | hashimada
Fanfiction───── ❛ 𝑜𝒽, 𝓃𝑜, 𝒾'𝓂 𝒻𝒶𝓁𝓁𝒾𝓃𝑔 𝒾𝓃 𝓁𝑜𝓋𝑒 ❜ madara empieza a ver al niñero de sus hijos con otros ojos y no lo quiere aceptar ©lyzwill 2021