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Es bien sabido que todo el mundo, o al menos la mayoría, olvidan su infancia a cierta edad, gran parte de las veces es cuando se cumplen los siete años. Esto se debe a que mientras mas neuronas tengamos, tendremos menos recuerdos.
Hubo una época en la que dos niños, casi de la misma edad, se reunían todas las tardes en un pequeño bosque entre las montañas, era su lugar favorito para jugar. Pero no se podia huir del tiempo, por mas que quisieran.
- No quiero ir a la escuela - ambos niños estaban sentados sobre una rama.
- ¿Por qué Tanjiro? - tenia una vaga idea del motivo, pero prefería que el se la dijera.
- No estaremos en el mismo grupo Giyuu - dijo desanimado mientras abrazaba sus piernas - Entraras a quinto y yo estaré en primero, no podremos estar juntos.
- Pero eso no es razón para que te desanimes - le acaricio el cabello en forma de consuelo - Podemos comer juntos en el almuerzo y cuando las clases terminen, volveremos aquí.
- ¿Me lo prometes? - pregunto con un brillo de ilusión en sus ojos.
- Lo prometo - se abrazaron.
Pasaron los días y ambos entraron a la escuela, como el azabache lo prometió, durante los recreos se veían en la misma mesa del patio, otras veces caminaban por el lugar mientras comían y platicaban sobre como les estaba yendo. Durante las tardes seguían yendo a el bosque.
- Giyuu, ¿Qué te gustaría ser de grande? - le pregunto mientras veían como atardecía.
- No lo se aun, ¿Por que preguntas? - pregunto confundido.
- Inosuke, Zenitsu y yo estábamos platicando sobre eso el día de hoy - contestó mientras balanceaba sus pies de un lado a otro - Pensábamos en que haremos cuando nos tengamos que ir del pueblo.
- No te deberías preocupar mucho por eso, aun son muy pequeños - suspiro y su vista quedo fija en el cielo - ¿A ti que te gustaría hacer?
- Mmm, no estoy muy seguro - lo volteo a ver y sonrió - Pero me gustaría que trabajáramos juntos.
- ... - se sonrojo un poco y sonrió de lado - A mi también me gustaría.
Siguieron viendo como poco a poco el sol se ocultaba, intentando ignorar lo que podría pasar en un futuro lejano o cercano.
Pero el momento llego mas rápido de lo que esperaban, solo pasaron un par de meses antes de que sucediera, antes de que Tomioka entrara a sexto grado, sus padres le dijeron que tendrian que irse del pueblo en un par de semanas. Al escuchar eso, se empezó a preguntar como se lo diría al pelirrojo, como le diría que lo abandonaría y lo dejaría solo.
- Tanjiro - este lo volteo a ver, se encontraba recolectando flores - ¿Crees que podrías estar sin mi?
- ¿Eh... P-porque lo dices? - se acerco a él.
- Mi familia me dijo que nos iremos en poco tiempo, parece ser que papá consiguió un mejor empleo lejos de aquí - se reusaba a ver al mas pequeño, no quería verlo triste.
El Kamado se puso a pensar en eso, el desde que se hicieron amigos creyó que no se separarían ni aunque crecieran, pero aunque sabia que sus caminos se pararían, siempre había un pequeña posibilidad de que se vuelvan a unir.
- ¿Crees que nos podamos volver a vernos alguna vez? - dijo con un par de lagrimas en los ojos.
- No estoy muy seguro - Tanjiro agarro su rostro para que lo viera.
- ¡Entonces yo prometo por el sol, que algún día nos volveremos a juntar! - grito, con las mejillas sonrojadas y estando apunto de llorar.
- Tanjiro... - cerro los ojos mientras las lagrimas también empezaban a brotar - Yo también prometo por el sol, que nos volveremos a juntar.
Llego el momento de la despedida y pese a que sentían un gran dolor en el pecho al separarse, mantenían la esperanza por lo que prometieron bajo el sol.
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- Otra ves llegamos tarde - dijo un pelinegro mientras entraban a un gran edificio.
- Solo fueron un par de minutos - comento una chica que estaba junto a el - Pareces estar obsesionado con el trabajo Giyuu.
- Solo me lo tomo enserio Shinobu - rodo los ojos y aumento el paso.
- Eres muy mamon, ¿Lo sabias? - siguió caminando para alcanzarlo.
Se conocieron durante el primer año de preparatoria, y como chicle viejo, desde ese momento Kocho se volvió muy apegada a Tomioka, volviéndose mejores amigos aunque ninguno lo aceptara.
- ¿Por que siempre te la pasas trabajando? - ambos trabajaban en una editorial.
- No es nada importante - en realidad, si lo era para el, quería regresar a su tierra natal aunque sea solo una temporada, pero nunca tenia el dinero suficiente para ir.
- Fingiré que te creo - respondió la de puntas violetas mientras seguían caminando.
Pero por accidente, alguien choco por accidente con el azabache, tirando los papeles que estaba agarrando.
- ¡Lo siento mucho! - dijo un joven chico, demasiado apenado mientras se agachaba y recogía lo que se cayo.
- No te preocupes, fue un accidente - decidió ayudarle a recoger los papeles, aunque cuando se los entrego, se sorprendió al ver su rostro.
- Enserio lo siento, ¿Señor...? - agarro los papeles.
- Giyuu Tomioka - le ofreció una mano para que ambos se levantaran.
El azabache estaba sorprendido, cuando le iba a preguntar el porque no lo recordaba, alguien mas llamo a el peli burdeo y este se alejo, pensó durante unos segundos una razón hasta que se acordó de un tipo de fenómeno que le ocurría a varias personas.
- Amnesia infantil... - susurro y su vista quedo fija en una ventana, donde se podia ver a el sol brillando intensamente - Gracias - volvió a susurrar y se dirigió a su lugar de trabajo.
- ¿Qué acaba de pasar? - pregunto Shinobu demasiado confundida.
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