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Agosto 1933

¡Que hermoso día!- dijo Amelia entrando desde el patio a la cocina

Apapapa- dijo May sin permitir que avanzara mucho - Las botas

¿Qué tienen?

Están llenas de lodo señorita

¿Disculpa? - dijo Amelia en tono sorprendido - ¿A caso hay aquí alguna niña mimada de la que no me haya dado cuenta?

No-dijo May sabiendo por dónde iba la conversación - Lo lamento pero no puedo hablarle de "tú" mientras todos siguen...

May, May, basta. Ya lo hablamos, eres la que más me ayuda siempre en todo lo que hago, en verdad no sé que haría sin ti...

Es mi trabajo - interrumpió la joven

No, sabes que no me refiero a eso, tu eres mi amiga, y agradezco todo lo que haces... es por eso que no quiero que me hables como si fueramos diferentes

Bien, pero cuando la señora Maddson esté por aquí...

¿Cúando yo esté por aquí qué? - dijo una voz enérgica desde la puerta del servicio y toda la cocina enmudeció - Ohh, señorita Amelia, no la esperaba por aquí

Lo imagine-dijo Amelia-Pero no se preocupe por mi, ya debo irme-y volteando a ver a todo el mundo dijo-Que tengan todos un muy buen día-y finalmente salió por la misma puerta por la que entró

Tu y yo después hablaremos - dijo a May y salió corriendo detrás de Amelia- ¡Señorita! ¡Señorita!

Oh, señora Maddson-dijo Amelia arriba de un hermoso caballo blanco- Creí que nuestros encuentros diarios estaban únicamente reservados para la hora de la cena

Muy divertida señorita pero, necesito que revisemos los detalles para su fiesta de cumpleaños

Señora Maddson- dijo Amelia bajando del caballo-Permitame preguntarle una cosa

Adelante señorita

Yo no le agrado, eso es obvio...

Señorita yo...

Es algo obvio señora Maddson, y no la culpo porque usted tampoco me agrada. Usted está aquí porque... porque mi padre le pidió que nos mantuviera vigilados

Me pidió que los ayudara

Si, claro. En fin, señora Maddson, permitame ahorrarle un poco de tiempo y si gusta puede citar lo siguiente para enviárselo a él-y aclarandose la garganta continuó - Yo no quiero una absurda fiesta de cumpleaños porque ambos sabemos que esa fiesta solo será para una sola cosa - Amelia volvió a subir al caballo - Oh, y por si quedaba la duda, NO, no pienso casarme - <Quizás nunca> dijo para si misma mientras se alejaba del lugar

.....

Habían pasado casi dos meses desde aquel día en el hospital y los secretos empezaban a revelarse, aunque quizás no lo suficiente. La llegada de los jóvenes a la mansión Andrew fue más que tormentosa: Primero, tuvieron que enfrentar a la señora Maddson, quien acababa de llegar unos pocos días antes que ellos y ahora (a falta de la señora Candy) era la que controlaba todo lo que sucedía en la casa, sobra decir que su actitud prepotente y carácter intransigente chocaron inmediatamente con Amelia. George llegó instantes después de los jóvenes y, preocupado por la tensa situación, ordenó que no se les molestara el resto del día pues debían descansar, pidió que todos salieran de la casa y regresarán mañana a primera hora. Una vez vacia la casa, el mismo (con la ayuda de Dorothy y May) prepararon unas alcobas provisionales para que pasarán la noche. La primera noche ninguno de los 2 jóvenes pudo dormir y, sin quererlo, ambos se encontraron recorriendo los, ya casi, olvidados pasillos de la que una vez fue su casa pero, la memoria no siempre puede olvidar y, ante la escalera que conducía al tercer piso, Amelia se paralizó - Allí estaba mi dormitorio- le dijo a Jhon- No puedo subir

Planes II: SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora