Té de Hashi

Canelones contrariados

Bueno, realmente este debía ser un solo capítulo pero acabé dividiéndolo en dos así que el lemon viene en la otra parte.
Yo prometí que ya iba a actualizar sobretodo porque me lo pidieron en uno de los comentarios.
Así que espero no defraudar.
Que tengan un rato agradable.
🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙🐙Maldito dolor de cabeza.  ¿Quién diría que apesar de ser un Shinobi y haber sufrido caídas desde precipicios y acantilados no le hace invulnerable contra los portazos?
En cuanto Madara volvió a la realidad tras nuestro beso me arrastró por buena parte de la aldea hasta el complejo Uchiha y una vez en su casa entro y me cerró la puerta en la cara cuándo trató de arrojarme adentro.
Por lo menos al oír mi gemido de dolor se le bajó un poco la adrenalina y me permitió entrar.

Igual el golpe me dejó aturdido hasta que me dí cuenta de que Izuna y Madara estaban peleando. El menor estaba tratando de tranquilizar al otro  y que le contara porque estaba tan alterado, así que me ví en la obligación de intervenir aunque sólo alcancé a poner mi mano en el hombro de Madara cuándo estos se callaron repentinamente. Tampoco podía permitirme que ese silencio incómodo se instalará, con esos dos sería ir dos pasos hacía atrás o diez. Ese beso debió significar algo, al menos para mí era la muestra de que Madara por fin acepto mis sentimientos y yo no me iba a ir sin ser su pareja oficialmente. No volvería a tener una oportunidad cómo está en mucho tiempo si lo dejaba a la consideración de mi amado, todo quedaría en un subtexto que ignoraría o no a su conveniencia. De por sí creía que tener pareja era un signo de debilidad.

Sin embargo yo ya no estaba para juegos, la aldea lo sabía aunque a decir verdad era malditamente obvio y sólo Madara trataba de ocultar ese hecho evidente. Así que...¿Porque no jugarse el todo por el todo? Teníamos nuestra aldea por fin, nuestro sueño. En este lugar que creamos para que pudiéramos vivir en paz, sin más guerras o por lo menos ya no teníamos que enfrentarnos a la adversidad con cada quién por su lado también deberíamos ser capaces de vivir del modo que queramos y disfrutar de una vida en la que no tienes que estar todo el tiempo al pendiente de tu entorno para no ser asesinado repentinamente.

Madara tenía un severo problema de imagen en la aldea, pero podría ayudarlo. No quiero seguir ocultando lo que siento por él, lo había hecho no por vergüenza sino porque no quería incomodarlo pero ahora que hemos llegado tan lejos ya no quería mantenerlo en secreto y no me importaba lo que los demás pensaran de ello. Sólo quería estar con Madara, había pasado años tratando de lograr crear un lugar dónde por fin pudiéramos vivir juntos y en paz, deseaba darle una vida digna aunque después encontrara su  felicidad con otra persona. Sin embargo una parte muy en lo profundo de mi alma siempre lo había codiciado y ahora me susurraba al oído, además más partes de mí se habían puesto de acuerdo cómo mi deseo de pertenecerle, mi ego, egoísmo, mis ansias de cuidar, de protegerle, el intenso amor que le tengo, mis inseguridades, mi tenacidad, mi felicidad, etcétera. Todas ellas me mantenían en esa habitación tratando de convencerme de que no dejará esa casa hasta asegurarme de que Uchiha Madara fuera mío. Y yo trataba de apaciguarlas y convencerlas de que se fueran a dormir por otros diez o quince años porque no quería ser posesivo con Madara. Debía calmarme y enfocarme para tranquilizarlo y luego convencerlo para iniciar nuestro noviazgo.

Mientras yo me debatía mentalmente Madara había aprovechado para escabullirse a su habitación. Izuna sólo vió como se iba suspirando de frustración.

-Entonces... ustedes dos se besaron y  frente a un montón de personas para variar-
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Un par de horas apenas me habían alcanzado para ponerme al corriente con Izuna pero aunque de manera escueta había podido decirle mis intenciones con su hermano mayor y él había agradecido a cuánta deidad conocía porque por lo menos uno de los dos había dejado de ser un cabeza dura. Además pude pedirle perdón y a la vez informarme un poco sobre su ruptura con Tobirama, no quise defenderlo pero entendió que a mí también me desconcertaba su reacción. Igual llegamos a la conclusión de que si realmente quisiera acabar con el clan por medio de él no le servía mantenerlo alejado de Madara sino que hubiera sido más fácil matarlo para debilitarlo a él y el clan. Si Tobirama quisiese acabar realmente con los Uchiha lo haría de otra forma, sus planes eran más sofisticados que esa burda escusa además tenía acceso a mejores herramientas y poder político. De hecho este último sería el que él podría emplear de mejor forma para acabar con el clan sin derramar tanta sangre. Sin embargo la mención del odio y el querer dañarlos sonaba ahora como una excusa ridícula, Tobirama tenía mejores motivos por los que cortar con él o mejor dicho podría dar mejores excusas cómo su miedo a que vuelvan a lastimarlo o lastimaran a Izuna por su homosexualidad, no estar enamorado y que no quería hacerlo perder más su tiempo, en fin  esas y muchas más. Y siendo Tobirama tan listo sólo podría significar que quería que Izuna tuviera en cuenta que el odio entre clanes seguía presente.
El pequeño también le mencionó después de compartirle sus deducciones sobre la conversación que escuchó a escondidas.

Ahora estaba sobre la mesa la posibilidad de que Tobirama realmente le dejó un mensaje a Izuna. ¿Pero porqué no decirlo directamente? A lo mejor, sea lo que sea Tobirama estaba metido hasta el fondo. Tendría que encontrar una manera de preguntarle que pasaba y ver de qué lado estaba. Aunque puede que su visión estuviera empañada por su amor a Tobirama, nadie quería que alguien a quién amaba profundamente acabará traicionandote. Ni siquiera Izuna que seguía dolido y molesto quería creer que Tobirama estuviera conspirando en contra de su clan a pesar de lo que vió y escuchó. Se negaba a pensar siquiera en ello. Necesitaban decirle a Madara el no tenía lazos con Tobirama su indiferencia en el mejor de los casos podría ayudarles a ver todo con más claridad y tal vez así armar mejor una estrategia. Definitivamente estaba pasando algo más, no podría ser que se estuvieran ahogando en un vaso de agua.